México D.F. Martes 21 de octubre de 2003
Marco Rascón
Rescatar al partido y a la nación
En el peor momento nacional e internacional de credibilidad por el que pasan los partidos políticos, puñados de mujeres y hombres de casi todo el país se reunirán en convención, bajo el derecho primigenio de ser ciudadanos y haber aceptado voluntariamente su unión al movimiento y al Partido de la Revolución Democrática para rescatarlo. Si bien se trata de una tarea por esencia a contracorriente, es necesaria y dura como las primeras luchas, pues no sólo deben remontarse mantos de pesimismo y desorganización, sino también las emboscadas, maniobras, provocaciones y culpabilidades.
Hoy José Revueltas diría que estamos ante "una democracia sin cabeza" porque, además de la ineptitud y las desviaciones en torno a los principios programáticos y políticos, a la cabeza se situaron los adversarios históricos: la gran oligarquía de derecha, los salinistas, el autoritarismo priísta, los gobernadores-caciques, el entreguismo pro yanqui, la desinformación e intereses de los medios de comunicación electrónicos, la cultura gansteril y de mafia, los traficantes y operadores de luchas, los enemigos de la educación y de la cultura del pueblo.
La burocratización de las direcciones partidistas no fue sino tímido síntoma de lo que sucedía. La oligarquía y los propietarios de esta transición de derecha vieron en la infiltración y ocupación de los órganos del partido la mejor vía para acabar con el PRD como instrumento de lucha y vocación de transformación revolucionaria. Había que anularlo haciéndolo parte de su fiesta, de las carcajadas con que aparecen todos los políticos en medio de un país triste, asolado por la falta de futuro propio, castigado por la pobreza y la desgracia del descabezamiento de su referencia de lucha.
La convención por el rescate del PRD -que se llevará a cabo este fin de semana en el auditorio del Centro Médico Nacional- nació de la ilegalidad sistemática, de la obstrucción a los acuerdos del séptimo congreso nacional, que mandataron identificar a los responsables de la defraudación generalizada, y que fueron archivados porque habría quedado al descubierto la inexistencia del Consejo Nacional, del Comité Ejecutivo y de las presidencias. Fueron archivados porque daban la pista sobre los financiamientos de los gobernadores priístas, panistas y de supuesto perredismo a los comités estatales y los representantes de las corrientes, según ahora desbordan las noticias: Eduardo Bours, el nuevo gobernador de Sonora, confirma que se otorgan discrecionalmente recursos al PRD, "pero que ahora se seguirán dando de manera transparente". ƑNo eran eso el PARM, el PST y los partidos inventados por el mismo PRI para encarnar su falsa democracia?
La convención por el rescate deberá encontrar el camino jurídico-político, a pesar de los intereses; su tarea es difícil, pero correcta y oportuna. No podrá pasar desapercibida una lucha consistente que mantiene abierta la vigencia de los principios y las responsabilidades políticas frente al país. Busca dignificar a la política y el afán revolucionario, así como que la lucha por el poder sea un medio para transformar y legitimar la lucha social. Tendrá a la mano lo sucedido en el séptimo congreso nacional, en el que la entonces presidenta, Rosario Robles, tenía 51 por ciento de los delegados, lo cual se reflejó inversamente en el Comité Ejecutivo Nacional con tan sólo una cuota de 14 por ciento.
Robles traicionó a su base e hizo de lo posible algo imposible. Traicionó a quienes la apoyaron, y no se quedó sola porque antes optó por abrazar a los que supuestamente iba a combatir. Su sucesor Leonel Godoy nada más llegó a respaldar las cuotas y se puso al nivel de Agustín Guerrero, encargado del despacho del Distrito Federal.
La autorrelección de los delegados al próximo congreso lo hace espurio. Todas las puertas están cerradas porque los propietarios de la burocracia del PRD han puesto todos los candados necesarios para impedir cualquier cambio verdadero y la corrección política.
Frente a esas circunstancias, la convención deberá encontrar alternativas político-jurídicas con el objeto de no quedar atrapada en un terreno de falsa unidad y negociación de cuotas y espacios. Dentro de esa conjunción de mafias y empleados de la oligarquía no hay nada que hacer. Defender el registro del partido y sus siglas no significa compartir el mismo oxígeno, sino abrir el proceso para que la izquierda en su conjunto se fortalezca.
La convención llama a todas las expresiones de la izquierda a solidarizarse con este proceso y a marchar como frente con un programa propio e independiente. Rescatar al partido es rescatar a la nación y luchar por ella. [email protected]
|