Iván Restrepo

Rescatar acuerdos para la agenda legislativa

En abril de 2001 se efectuó un encuentro interparlamentario entre integrantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y del Congreso del vecino estado de México.

Durante dos días los asistentes analizaron y llegaron a una serie de acuerdos con el objeto de buscar solución a los principales problemas que aquejan a la zona metropolitana más importante del país. En la agenda que elaboraron los parlamentarios figuraron los asuntos del transporte y la vialidad, el medio ambiente, el desarrollo urbano regional, la seguridad pública y la procuración expedita de justicia. Al final de la reunión se presentaron "perfiles de solución" para cada uno de estos cinco apartados. El encuentro contó con el respaldo de los mandatarios de las dos entidades, don Arturo Montiel y don Andrés Manuel López Obrador, quienes elogiaron su conveniencia por ser indispensable para solucionar asuntos que, dijeron, requieren ser vistos desde una óptica metropolitana y no como si afectaran independientemente a cada entidad.

Metropolitano fue precisamente el espíritu del encuentro al abordar el desarrollo urbano, que ha sido siempre anárquico, sin la planeación que exige un proceso de sano crecimiento. La mancha de concreto se ha extendido hasta áreas que, por su relevancia para la supervivencia de 20 millones de personas, deberían cuidarse al extremo. Es el caso de las boscosas y las agropecuarias en las se recargan los acuíferos de los que se extrae más de la mitad del agua que llega a la población. Esa expansión incontrolada de la mancha urbana es notable en los 17 municipios conurbados, mientras no existe una política para conservar el agua en los lugares donde nace o cae por efecto de las lluvias durante varios meses del año; o para utilizarla racionalmente en los hogares, la industria y los servicios, para retenerla lo más posible en la cuenca y no mandarla al mar, contaminada y sin darle buen uso. Por eso fue tan bien recibido el acuerdo de los asistentes al encuentro para homologar leyes y políticas de planificación y la creación de grupos multidisciplinarios que den seguimiento a la evolución de los problemas y a la solución que debe aplicarse en cada caso.

Ese mismo espíritu fue el que campeó al tratar el tema del transporte y la vialidad. Aquí el punto de acuerdo más sobresaliente fue crear una comisión metropolitana para modernizar y planificar, ahora sí con alcance global, el transporte en sus diversas modalidades, para que responda a las exigencias ciudadanas. Lo anterior se vinculó con la construcción de la obras pública requerida: Metro, vías rápidas, trenes urbanos y de mediano y largo trayecto en el Distrito Federal y en los municipios conurbados.

De lograrse lo anterior no solamente resultarían beneficiados los usuarios que diariamente sufren al utilizar un transporte obsoleto, insuficiente, inseguro (y caro en el caso de la entidad vecina), sino que redundaría en mejor calidad del aire, el cual registra elevados índices de contaminación. Como también benéficos serían los acuerdos para tratar y resolver conjuntamente asuntos como el de la basura municipal, la industrial y la de los servicios. O los de la seguridad pública y la impartición de justicia.

Pero lo que fue en su momento una saludable y necesaria iniciativa en la que los legisladores hicieron a un lado sus intereses partidistas y pensaron más en los de la población que representaban, pasó al olvido. Los legisladores cobraron puntualmente durante tres años su sueldo y sus prestaciones. Algunos recibieron hasta gratificación. Otros pronto obtuvieron chamba para el resto del sexenio (uno šhasta de procurador federal del medio ambiente!) y los acuerdos para resolver conjuntamente los grandes problemas metroplitanos se fueron al cesto de la basura. Mientras, no sólo siguen, sino que han crecido los problemas del transporte, el agua, las áreas de reserva y el destino final de la basura. Todos ellos adquieren dimensiones críticas y son puntos de fricción entre los gobiernos de ambas entidades.

ƑAlguien tendrá la sensatez de rescatar los acuerdos conjuntos, aprobados en abril de 2001, y ponerlos otra vez en la agenda legislativa de ambas entidades? ƑO los nuevos diputados intentarán descubrir el hilo negro?