México D.F. Domingo 19 de octubre de 2003
El tenor mexicano se presenta hoy en Bellas Artes con El elixir de amor, de Donizetti
El público de la ópera, tan apasionado como el del futbol: Ramón Vargas
Mi situación es muy diferente en comparación con Pavarotti o Domingo: a ellos van a verlos; a mí, a juzgarme, sostiene ''Ya no soy el joven prometedor; ahora se me exige demostrar''
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 18 de octubre. El tenor Ramón Vargas, considerado uno de los cantantes de ópera más importantes del mundo, advierte: ''estoy en el momento más peligroso de la carrera de un artista. Ya no soy el joven prometedor que sorprende, sino ahora se me exige demostrar y convencer que soy quien dicen que soy".
El intérprete, quien hoy y el lunes 27 ofrecerá conciertos en el Palacio de Bellas Artes y en la ciudad de Guanajuato, respectivamente, sostiene que la suya es una situación muy diferente a la de Luciano Pavarotti y Plácido Domingo.
''La gente va a verlos y conocerlos más que a oírlos, son ya mitos vivientes, mientras que a mí me juzgan y critican actuación tras actuación. El público operómano u operópata es muy exigente y apasionado, como el de los toros y el futbol. Por eso, ahora más que nunca, debo estar más consciente y concentrado, y entregarme con todo, hacer algo mágico de cada una de mis presentaciones.
''Mi gran reto es convencer al público de que es cierto lo que la crítica (especializada) dice de mí. Es un desafío que acepto gustoso, porque ni modo de echarme ahora para atrás. šA rajarse, a su tierra!"
En entrevista telefónica desde Nueva York, donde hace unos días encabezó la apertura de la temporada 2003-2004 del Metropolitan Opera House, Ramón Vargas hace oficial su regreso al medio operístico mexicano para febrero del año entrante, luego de un lustro de ausencia; protagonizará en el Palacio de Bellas Artes el montaje de uno de sus títulos predilectos: El elixir de amor, de Gaetano Donizetti.
El tenor no pierde el piso por la fama y los éxitos frecuentes, y subraya que aún es mucho lo que tiene ''por ver, aprender y ofrecer'', e inclusive considera que todavía está un tanto lejano de llegar al cenit de su carrera.
Para completar la idea, cita la leyenda del bel canto italiano: Enrico Caruso, quien aseguraba: ''la voz de un tenor que canta bien alcanza su madurez a los 45 años, estado que se mantiene por 10 o 15 años más, porque a partir de los 55 o 60 comienza el declive''.
Vargas comenta al respecto: "me faltan algunos añitos para cumplir 45, así que espero estar en esto por un largo rato más. Todavía me encuentro en un proceso de desarrollo. Mi voz aún debe madurar más, lo mismo que mi cuerpo, porque cierto es que el sonido lo dan las cuerdas vocales, pero también debe resonar en los huesos y los músculos. Uno debe aprender entonces a usar las resonancias del cuerpo.
''Cuando la gente deja de interesarse en lo que hace, deja de aprender, en ese momento empieza su decadencia, y ésta puede llegar a los 20 años, a los 40, o puede no llegar, como fue el caso de don Alfredo Kraus (el tenor español), quien murió a los 71 años de cáncer y a esa edad seguía cantando y aprendiendo".
Interesado siempre en aspectos políticos y sociales, Ramón Vargas refrenda una vez más su convicción de que en el arte radica una de las principales esperanzas de la humanidad, porque, explica, es de las pocas invenciones del hombre que ha demostrado su eficacia para borrar fronteras y unir pueblos.
''Estoy convencido de que el arte nos hace más respetuosos y tolerantes hacia las demás personas y culturas", agrega, aspecto que, lamentablemente, no se ha logrado todavía con el deporte, pues en él se da un tipo de competencia en la que se minimiza y engrandece todavía más a los débiles y a los fuertes, respectivamente.
Acerca del concierto que ofrece hoy en el Palacio de Bellas Artes, indicó que se trata de una presentación de especial significado para él, debido a que es prácticamente el mismo programa liedirístico que interpretaría en el pasado Festival de Salzburgo, en agosto, pero que debió cancelar por padecer de una hernia en la columna vertebral.
En la presentación estará acompañado por la pianista rusa Mzia Bachtourize, con quien ha trabajado desde 1995 luego de que se conocieron en la Scala de Milán.
Su actuación en Guanajuato, en tanto, se dará en el contexto del 31 Festival Internacional Cervantino, con una gala operística al lado de la soprano chilena Verónica Villaroel, para celebrar el centenario del teatro Juárez. Luego ofrecerá un par de conciertos más: uno en Saltillo y otro en Torreón.
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