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México D.F. Domingo 19 de octubre de 2003
Angeles González Gamio
Mujeres en la lucha
En estos días se conmemoran 50 años de que la mujer finalmente consiguió el derecho a votar en elecciones federales. Atrás de este logro hubo una lucha prolongada e intensa.
En el libro Ser y hacer de la mujer, que publicó hace varios años la editorial El Gallito, del periódico El Día, que dirigía en esa época Socorro Díaz, aparecen las entrevistas que realizamos Lourdes Herrasti y la que esto escribe, a varias de las mujeres que participaron en el movimiento que logró la cristalización de este anhelo que tenían miles de mexicanas.
Vamos a transcribir los recuerdos de algunas de ellas: Marta Andrade del Rosal: "En mis tiempos no teníamos siquiera el voto, tuvimos que luchar intensamente para conseguirlo. Nuestro primer propósito era ser escuchadas, luego planteamos la necesidad de votar y más tarde la importancia de integrarnos como un sector".
Afirma que la lucha no fue fácil; hubo momentos de abierta oposición de algunos sectores y se les llegaba incluso a molestar verbalmente y a impedirles el acceso a determinadas reuniones o asambleas. En Mérida llegaron al extremo de intentar sacar a palos del Congreso a un grupo de mujeres encabezadas por Elvia Carrillo Puerto. Marta vivió de cerca los avances que se iban logrando. El primer paso fue con Miguel Alemán, quien para dar cumplimiento a lo prometido en su campaña, en diciembre de 1946 les reconoció el derecho a votar en las elecciones municipales.
Por su parte, Margarita García Flores, aguerrida y simpática política, recuerda la famosa reunión del 6 de abril de 1952, en la que el entonces candidato a la Presidencia, Adolfo Ruiz Cortines, se comprometió a otorgar el derecho del voto a las mujeres. El tema no era nuevo, ya lo habían planteado con anterioridad Marta Chapa y Adelina Zendejas, y durante el gobierno de Lázaro Cárdenas se había creado en el Partido Nacional Revolucionario la Secretaría de Acción Femenina, pero hubo que esperar casi 20 años para la obtención del voto. "Fue entonces -comenta Margarita- cuando solicitamos una audiencia para ofrecer nuestra adhesión a Ruiz Cortines y aproveché para hablarle de nuestra inquietud. El nos había saludado como lo hace un caballero a unas damas, y lo sorprendimos con el planteamiento. Aceptó una reunión para discutir el asunto y ahí, frente a Rodolfo Sánchez Taboada, Adolfo López Mateos y Luis Echeverría, le pedimos fijar la fecha".
Lo que en un principio se planteó como una pequeña reunión pronto se convirtió en un mitin político y multitudinario. Primero habían pensado realizarlo en el Palacio de Bellas Artes o en el cine Metropolitan, pero las noticias sobre el deseo "casi desbordado de participación", obligaron a llevarlo a cabo en un parque de beisbol, al que acudieron más de 20 mil personas, la gran mayoría mujeres, que vinieron de todo el país. "Yo -dice Margarita- me sentía llena de júbilo, no sé si filosófico, ciudadano o científico, pero estaba contentísima". Un día después de la toma de posesión, el nuevo Presidente mandó la iniciativa al Congreso, como su primer acto de gobierno.
Esta es buena ocasión para recordar a algunas de las féminas que dieron exitosamente esta batalla: la líder campesina Alberta Moreno, y las dirigentes obreras Graciana Becerril e Hilda Anderson; entre las universitarias: Amalia Castillo Ledón, Alicia Arellano, Matilde Montoya, Angelita Alessio Robles, María Cristina Salmerón de Tamayo y Griselda Alvarez. Casi todas fueron las primeras en alguna profesión o actividad relevante; ahí participaron las primeras médicas, abogadas e ingenieras.
Ojalá en la ceremonia que preparan un grupo de políticas y académicas destacadas por el importante aniversario, se rinda un homenaje a estas pioneras, que con su lucha no solamente consiguieron el voto, sino que abrieron diversos campos de actividad en niveles antes vetados para el sexo femenino. Pero la lucha sigue, ya que aún hay millones de mujeres sujetas a una feroz discriminación, que frecuentemente comienza en el propio hogar.
Sin embargo hay que festejar lo que se ha logrado y para ello nada mejor que el restaurante de una mujer: Los Caprichos del Emperador, ubicado en Citlaltépetl 9, en la colonia Condesa, que atiende personalmente la bella Renate, quien al cumplir el primer aniversario renueva la carta de su excelente cocina austriaca, incluyendo algunos platillos de los que preparaba especiales, para sus cenas para dos de los miércoles, que fascinaron a los comensales y los continuaron pidiendo.
Unas muestras: el pimiento asado con aceite de semillas de calabaza y queso de cabra; las chuletitas de cordero con ciruela pasa y tocino, y para la dieta: la trucha al horno, rellena de salmón, en salsa de eneldo. El postre, incomparable: Semifreddo, que es un helado con praliné de almendras y trozos de chocolate. Todo ello acompañado de excelentes vinos austriacos. [email protected]
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