Su beatificación, la más rápida de la historia

India cuestiona el culto a la Madre Teresa; niegan supuestos milagros

PHIL REEVES THE INDEPENDENT

Calcuta, 18 de octubre. Dos ciudades, ambas antiguas capitales de imperios, llevarán este domingo a la difunta Madre Teresa un paso adelante en el camino a la santidad. Una, la sede de la Iglesia católica, lo hará con abierto entusiasmo. En la otra, que fue su hogar durante 65 años y la principal beneficiaria de su obra de caridad, el aplauso, aunque parezca extraño, no será unánime.

La beatificación de la monja albanesa es la más rápida en la historia del Vaticano. Los conventos de Roma están atestados de peregrinos ansiosos de atestiguar el gran acontecimiento, ninguno de los cuales duda del "milagro" que puso en marcha el proceso.

En cambio en Calcuta ño Kolkata, nombre oficial de la gran ciudad del este de India, la situación es diferente. Se han expresado dudas sobre el milagro y existe cierta ambivalencia hacia la mujer conocida sólo como "la madre". En esa sociedad endurecida por la pobreza y habituada al fatalismo del hinduismo, no se veía a la monja como alguien de santidad particular.

Ningún poblador de Calcuta pone en duda que es una de las mayores celebridades de la ciudad. Cuando murió, en 1997, se le tributó un funeral de Estado. Pronto un bulevar llevará su nombre, y se le erigirá una estatua. Los indios hablan de ella como un ejemplo de bondad y fortaleza.

Hasta allí llega el consenso. La intelectualidad bengalí, inmersa en una larga tradición de marxismo pragmático -los comunistas han gobernado el estado de Bengala occidental durante 25 años-, tienen sus dudas en cuanto al lugar que deba ocupar en la historia.

Señalan que las imágenes de televisión que se concentran en su trabajo con los moribundos y los desesperadamente pobres fueron perjudiciales para Calcuta. Que otras organizaciones de caridad -como la Misión Rama Krishna, agrupación reformista hindú que dirige un gran hospital y varias escuelas en Calcuta- han desempeñado una labor mucho más eficaz, que no ha sido reconocida. Y se hacen eco de los comentaristas occidentales de izquierda, quienes señalan que la orden de la Madre Teresa, las Misioneras de la Caridad, evade la tarea de enfrentar las causas de fondo de la pobreza y se contenta con atender las heridas de sus víctimas.

El profesor Saugata Roy, político opositor del estado, pone énfasis en la estima en que se le tiene. Sin embargo, añade un gran pero: "ƑAlguna vez fundó una buena escuela en Calcuta, o un hospital de primera? ƑAlguna vez trabajó para ayudar a las víctimas de la sequía o las inundaciones en Bengala occidental?... Los jesuitas (que operan escuelas en Calcuta) han hecho más".

El viernes, unas decenas de miembros de la Asociación de Ciencia y Racionalismo, de inclinación marxista, realizaron una protesta contra la beatificación. Llevaban pancartas en las que elogiaban a la Madre Teresa, pero ponían en duda el milagro que le abrió el camino de la santidad. Su argumento es sencillo: en India, las masas de-pauperadas y carentes de instrucción son supersticiosas por fatalidad y recurren a dañinas curas falsas, por ejemplo, acudiendo a médicos brujos para curaciones de mordeduras de serpiente. ƑCómo detener esto -preguntan- si el Vaticano va a dar crédito a presuntos milagros?

Afirman que han investigado en detalle el milagro que se atribuye a la religiosa: una mujer de pueblo supuestamente se curó de un tumor poniéndose sobre el vientre una medalla de la Madre Teresa. "Resultó un disparate -dice Sumitra Padmanabhan, director de la revista The Rationalist (El Racionalista)-. La mujer se curó con las medicinas que le dieron los doctores".

Nada de esto parecía importar a las monjas que se encontraban ayer en el sencillo edificio encalado de cuatro pisos conocido como la Casa de la Madre. "También Jesucristo fue criticado", dijo la hermana Christie, sentada frente a este reportero en una habitación cercana a la tumba de mármol de la Madre Teresa. "La madre no hablaba de temas políticos. No se dedicaba a las cosas grandes."

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Traducción: Jorge Anaya