México D.F. Domingo 19 de octubre de 2003
"Nosotros no estamos buscando problemas ni peleando
con nadie", aseguran
Insisten zapatistas en que no retuvieron a militares
ni negociaron su liberación
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Oventic, Chis., 18 de octubre. Un representante
de la junta de buen gobierno Corazón céntrico de los zapatistas
delante del mundo reiteró hoy que las versiones divulgadas por las
autoridades oficiales de San Pablo Chalchihuitán son falsas. Que
las bases zapatistas ni secuestraron a soldados del Ejército federal
ni negociaron su liberación en las comunidades de Tzacucum y Jolitontic
el lunes pasado. Sólo les exigieron abandonar las comunidades y
suspender sus patrullajes.
"Lo que está asentado en la denuncia (publicada
hoy por La Jornada) es todo lo que por ahora tenemos que decir",
indica al reportero.
Las bases de apoyo zapatista de ambas comunidades sanpableras
enviaron esta semana un mensaje a los priístas de las comunidades
de Chalchihuitán: "Queremos decirles que no crean las mentiras;
nosotros no estamos buscando problemas ni peleando con nadie. Al contrario,
queremos que nos respetemos entre ambos, sin importar la organización
a que pertenecen y las creencias religiosas".
En
tanto, las autoridades oficiales de Chalchihuitán, por medio del
síndico, sostienen su versión inicial. El alcalde, Nicolás
Sánchez Pérez, no se ha dejado ver. Los priístas insisten
en vincular el incidente con el conflicto de límites que tiene el
municipio sanpablero con el vecino Chenalhó, si bien las comunidades
donde incursionó el Ejército federal se encuentran en el
otro extremo de Chalchihuitán, cerca de El Bosque (municipio autónomo
San Juan de la Libertad).
La oficialista Organización Campesina, Obrera y
Popular (Ocopech) sostuvo ayer que ocho maestros de la escuela primaria
Cuauhtémoc y un médico "salieron de Tzacucum por su seguridad".
Isaías Pérez Luna, delegado del comité regional de
la Ocopech, aclaró que "los zapatistas de la comunidad no han agredido
ni amenazado a los que no simpatizan con ellos"; sin embargo, "por precaución",
afirmó que 140 indígenas también abandonaron el lugar
(Cuarto Poder, 18 de octubre, nota de Carlos Herrera).
Hace 20 años, el 24 de marzo de 1983, ocurrió
en Tzacucum una masacre, causada por el entonces cacique priísta
Salvador Díaz Girón, quien quería descabezar la oposición
independiente, vinculada a la OCEZ, la CIOAC y la diócesis de San
Cristóbal de las Casas. Según registra el investigador Gaspar
Morquecho, el día anterior los pobladores fueron llamados por Díaz
Girón a la cabecera municipal.
"Ahí se les da trago y distintivos para que se
los coloquen en la cabeza; a algunos botellas con gasolina; otros llevan
armas de fuego o machetes. En la madrugada llegan a Tzaquiucum. En el camino
han podido desertar algunos que se dirigen a San Cristóbal para
hacer la denuncia, pero la matanza se realiza. Según datos oficiales,
11 personas fueron encontradas muertas y carbonizadas, las chozas incendiadas
y la aldea destruida. La población se refugia en las montañas"
(Por la dignidad de los indios: Organización Indígena
de los Altos de Chiapas, Oriach, 1981-1991, ediciones Pirata, San Cristóbal
de las Casas, 2003).
Díaz Girón y sus bandas armadas controlaban
entonces por medio del terror: cooperaciones forzadas, detenciones ilegales,
torturas, golpizas, expulsiones y, finalmente, una matanza, que pudo ser
mayor pues se frustró el ataque a Saclum esa misma mañana.
Ante la indignación de los indígenas, el
gobernador Absalón Castellanos, siempre protector de esos caciques,
se vio obligado a encarcelar a algunos de los asesinos. A Díaz Girón
se le permitió huir. Pocos años después el gobernador
Patrocinio González Garrido liberaría a los presos y daría
carpetazo al asunto.
A pesar de que la oposición y la resistencia nunca
abandonaron Chalchihuitán, se le consideró siempre territorio
exclusivo del PRI. Allí tuvo Carlos Salinas de Gortari el cien por
ciento de los votos en 1988, cuando el fraude electoral en Chiapas seguía
intacto y era inflable sin pudor alguno. Inclusive tras el levantamiento
zapatista de 1994 y la constatación de que los rebeldes tenían
presencia en todos Los Altos, dicho municipio siguió siendo presunto
monopolio del PRI, si bien luego el Partido del Trabajo se abrió
paso, sin afectar a los priístas, y en los hechos aliarse a ellos.
Si la región tzotzil es una de las marginadas del
país, los indígenas sanpableros han sido considerados los
más pobres de todos. Además, oficialmente, allí no
se acepta la existencia de comunidades en resistencia, lo cual no impide
que los zapatistas de Chalchihuitán pertenezcan a la junta de buen
gobierno de Oventic.
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