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México D.F. Domingo 19 de octubre de 2003
LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO
José Agustín Ortiz Pinchetti
šQue vivan las mujeres!
EL JUEVES pasado los señores y señoras diputados y diputadas dedicamos una sesión solemne para hablar de las mujeres. Actividad que sin tanto aparato realizamos cotidiana y obsesivamente en los corrillos masculinos y en las cantinas. En la cámara se conmemoró el 50 aniversario del voto femenino en México. Hazaña del simpático presidente Adolfo Ruiz Cortínes que, sin mucha presión, "concedió", tardíamente, el pleno carácter de ciudadanas a las mujeres. En México hubo movimientos sufragistas, contemporáneos a la Revolución. Mujeres heroicas lucharon por los derechos de las obreras. El presidente Lázaro Cárdenas promovió el voto femenino, pero su iniciativa se frustró. En México nunca hubo nada parecido a los grandes movimientos europeos o estadunidenses.
LOS DISCURSOS DE la conmemoración: excelente, con destellos obispales, el del presidente Juan de Dios Castro. Muy articulado y emocionante el de Malú Micher (PRD). Pronunciado con simpática presencia y fresca sonrisa el de Margarita Zavala (PAN). Correcto, eficaz, el de Alejandra Méndez Salorio, hermosa joven del Partido Verde (espero no ser irreverente con este piropo, dirigido a una colega y desde otra bancada). Hubo, como siempre, algo de sectarismo: cada orador parecía empeñado en demostrar que su partido era el inventor de la revolución femenina.
LA PIEZA ESTELAR corrió a cargo de Elba Esther Gordillo. La maestra demostró que si quizás el ascenso de las mujeres es mucho más difícil que para los hombres, en la pasión política arden por igual. Muchos días antes, con gran habilidad, fue construyendo su plataforma. Convenció a un grupo de políticas de primera y admiradoras y cofrades a participar en varios actos de gran resonancia en los medios. Su discurso en la Cámara de Diputados culminó el operativo con una pieza de aliento y contenido. La diputada Gordillo trastabilló un poco, pero reveló su designio fundamental al expresar con verdadera fiereza: "la mujer (es decir, ella) tiene que buscar el poder; no debe temer a empoderarse". El acto de conmemoración terminó con un ejercicio absurdo, la lectura, aburridísima, de los nombres de todas las diputadas habidas y por haber en la historia de México. Un análisis ponderado de los enormes avances de la mujer en los congresos mexicanos hubiera estado mejor.
YO ME DECLARO feminista, si se entiende este movimiento como el de la mujer, y sus aliados masculinos, para obtener plena igualdad con el hombre, en derechos, oportunidades de estudio y trabajo, remuneración y voto. Creo que no se ha hecho lo suficiente para reconocer la madurez de la mujer para el ejercicio de la política. Y que hay muchísimo que hacer para mejorar la situación social de las mujeres, sobre todo la de las más pobres.
ƑPODRIA SUGERIR UN poco de autocrítica a mis amigas feministas radicales? Ejemplo: no se vale confundir a toda la masa masculina en un solo bloque y considerarla como opresora de las mujeres. Tampoco me parece el tono vindicativo que a veces se asume. Resulta que los varones somos responsables de lo que hicieron nuestros abuelos, bisabuelos y choznos. Las mujeres no son una casta aparte. Tanto hombres como mujeres hemos sufrido la explotación y la exclusión de las oligarquías. No hay acciones para combatir sobre el terreno las injusticias que sufren las mujeres indígenas en sus comunidades. Ni para combatir (más allá de las declaraciones) las salvajes vejaciones que las mujeres centroamericanas y sus compañeros e hijos padecen de parte de las autoridades mexicanas. No existe un movimiento para exigir a la Iglesia católica que acabe con la discriminación legal de sus propias fieles. Me parece poco eficaz la exigencia de "cuotas", que no se respetan y que no mejoran por sí mismas la posición de las mujeres oprimidas y pobres.
LA MAYOR REVOLUCION de nuestra época es la transformación radical del papel de la mujer en la vida sexual, en el trabajo y en el poder. Yo creo que las mujeres son, por lo menos tan aptas como los hombres para ejercer cualquier puesto de mando, pero tienen virtudes propias de la condición humana femenina capaz de transformar la cultura humana, como preveía Octavio Paz. En mi experiencia personal, son mucho más confiables, perseverantes y eficaces que sus homólogos masculinos. Como sea y donde sea, nos resultan exaltables y adorables. Brindemos por ellas: šQué vivan las mujeres!
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