Productores de México y EU, dañados por el TLCAN

Llama El campo no aguanta más a estadunidenses a pedir renegociación

PATRICIA MUÑOZ RIOS ENVIADA

Des Moines, Iowa. El Foro Campesino México-Estados Unidos, realizado en esta ciudad, acercó dos mundos que parecían irreconciliables: el de los pequeños productores de ambos países, en el que granjeros estadunidenses advirtieron que también los ha dañado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); que no se pueden mantener sólo de la tierra, necesitan trabajos o ingresos adicionales, y que los subsidios significan un apoyo mínimo, pues los recursos millonarios son para las grandes empresas alimentarias.

La reunión, organizada por la Catholic Relief Services de Estados Unidos, la National Catholic Rural Life Conference of Des Moines y la Comisión Episcopal de Pastoral Social de México, sirvió de plataforma para que se encontraran líderes del sector agropecuario de las dos naciones para analizar su problemática.

Ahí determinaron problemas comunes, así como una coincidencia principal: que hay una política deliberada contra los micro y pequeños productores agrarios, mientras se acentúa la concentración de la riqueza en manos de los tiburones internacionales del sector.

En este contexto, la Organización de Agricultores Prácticos de Iowa, la Coalición Nacional de Granjas Familiares, la Unión de Agricultores de Iowa, la de Maiceros Americanos, la Unión Nacional de Campesinos, la Organización para los Mercados Competitivos, la Coalición de Agricultores y el Centro para Asuntos Rurales de Estados Unidos, entre otras, hablaron de que el TLCAN (o NAFTA, por sus siglas en inglés) ha provocado el desplome de los precios internos, la distorsión del comercio alimentario y que los productores de su país se vean obligados a depender del subsidio, aunque éste sólo sea de entre 390 y 500 dólares por hectárea en cada cosecha.

En tanto, líderes del sector agrario mexicano, como el Frente Democrático Campesino, la Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas (CODUC), la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) y la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), integrantes del movimiento El campo no aguanta más, invitaron a las representaciones de Estados Unidos a unirse a la batalla por la renegociación del apartado agropecuario del TLCAN.

Dejaron en claro que no van a parar su lucha y continuarán con movilizaciones en los próximos meses, porque el gobierno del presidente Vicente Fox ha cumplido apenas con 40 por ciento de los compromisos adoptados en el Acuerdo Nacional para el Campo, que recientemente se firmó en nuestro país, según señaló Refugio Quintana, de la CODUC, en este encuentro.

Los dirigentes no esperaban lo que encontraron. Creían que el pequeño productor del campo mexicano era el único arrasado de los tres países firmantes del TLCAN.

Larry Mitchell, de la American Corn Growers -uno de los grupos más fuertes de productores de maíz-, sostuvo que "es increíble lo que ha pasado en 10 años con el NAFTA", ya que los precios de este grano se han reducido en Estados Unidos en 67 por ciento en este periodo y están al mismo nivel que hace tres décadas, lo que significa un desplome absoluto y el abaratamiento absurdo de las exportaciones. Prácticamente el Tesoro de Estados Unidos tiene que pagar para que el tratado funcione, acotó.Por la Unión de Agricultores, Chris Peterson apuntó a su vez que hay miles de productores independientes en Estados Unidos que están batallando por sobrevivir, que no pueden con la competencia de los mercados y que prácticamente subsisten pero no tienen ganancias.

"Realmente en nada nos está beneficiando el acuerdo, nos están obligando a vender muy barato para poder exportar. Es previsible que cada vez menos personas quieran permanecer como productores en este sector", planteó.

John Kinsman, vicepresidente de la Coalición de Agricultores, fue puntual al sostener que los medianos productores estadunidenses "realmente estamos ahora como nuestros vecinos, con pérdidas y desesperanza".

"ƑCómo se sentirá Dios por lo que están haciendo con el campo en los dos países?, donde a pesar de que se ha abaratado la producción hay hambruna, migración y a los trabajadores mexicanos se les trata casi como esclavos, donde los medianos productores estadunidenses están vendiendo tierras para pagar deudas y los grandes industriales controlan el mercado y fijan los precios que quieren", comentó.

Por la parte mexicana, Miguel Colunga, del Frente Democrático Campesino, apuntó que las organizaciones mexicanas, ante el colapso económico y social que ha significado el TLCAN, buscan: una moratoria y renegociación del apartado agrícola y del forestal del acuerdo; la exclusión del maíz y el frijol; un programa de rescate del sector, y el retorno al camino de la soberanía alimentaria que perdió nuestro país.

Servando Olavarría, de la UNORCA, planteó que en México la mejor cosecha de maíz, en la mejor parcela, deja al campesino un ingreso de 450 dólares por hectárea, por lo que la producción es insostenible. Esto ha generado pobreza vertiginosa en el país, dramática migración, la desintegración de comunidades enteras y el desmoronamiento del sistema ejidal. El TLCAN ha sido un mal negocio, dijo.

Mientras, por la CIOAC, Emilio López propuso que los productores establezcan una agenda común y un plan de trabajo, revisar las políticas de costos y sustentabilidad para reactivar las dos agriculturas, ubicar al sector rural como estratégico para ambos países y un plan conjunto de ataque a la pobreza, entre otras acciones.

También asistió el coordinador de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, Miguel Luna, quién señaló que la lucha de las organizaciones campesinas mexicanas continuará en los próximos meses para obligar al cumplimiento de acuerdos y también por más presupuesto, ya que es "criminal" que a pocos meses de que se termine el año y aun cuando el sector enfrenta graves deficiencias, se haya dejado de aplicar una parte importante de los recursos destinados al campo.

En el encuentro, los gobiernos de los dos países fueron señalados como culpables de la mala administración del campo, e inclusive se sostuvo que se tendrían que deslindar responsabilidades legales de quienes negociaron un acuerdo tan malo y de quienes lo han aplicando indiscriminadamente.