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México D.F. Jueves 16 de octubre de 2003
"Pintar es el único gusto que nos queda"
Sábado 7 PM, a la salida de la estación del Metro Atlalilco. El tránsito fluye sobre Ermita-Iztapalapa, principal vía de entrada a la delegación más grande del Distrito Federal (2 millones de habitantes, 70 por ciento jóvenes). Uno a uno van llegando los integrantes del crew de grafiteros AK (Armando Caos). La mayoría es de estudiantes que apenas han dejado atrás la niñez. Ninguno rebasa los 19 años. En los cortes de pelo y los peinados, trabajados con base en el gel, han puesto creatividad; la ropa también los unifica: los hombres, pantalones holgados, camisetas deportivas, tenis estilo vans; las mujeres, blusas de licra y pantalón de mezclilla ajustado.
Es día de ver a la morra o juntarse para cotorrear. Cuando hay toquín de ska le caen, pero esta noche tendrán que conformarse con el sound system (sonidero). Música de reggae entre tendederos, en el patio de una casa del corazón de los ocho barrios. Los aerosoles han quedado guardados a la espera de una noche de adrenalina en que buscarán una pared para dejar su rastro por medio de su tag (firma) y el de su crew (banda), mientras atisban el horizonte para evadir a la policía. Están orgullosos de ser grafiteros ilegales, de los que no piden permiso para gritar su rabia por el tiempo y el espacio que les ha tocado vivir.
Sólo pedimos un espacio
"Dicen que destruimos bardas que no son nuestras, pero más bien nosotros buscamos espacios, porque el sistema no nos da dónde, explica Fibe (formas ilustres de buena expresión), uno de los más experimentados integrantes de este crew. No les pedimos dinero, sólo un espacio donde juntarnos, donde ser nosotros mismos. Cuando nos reunimos salen con que es malo porque creen que robamos, pero no es cierto. Si nos damos cuenta que alguien quiere pasarse de lanza le decimos que se aliviane porque luego la bronca nos cae a nosotros. Además, yo pienso que para qué llenar una pinche celda de grafiteros, cuando deberían de estar ahí violadores y rateros.
"Mucha gente se pregunta qué ganamos con pintar. Pero no se dan cuenta de que se siente la satisfacción en uno mismo. Este gusto es lo único que nos queda, y el reconocimiento de la banda. Acá en Iztapalapa hay pocas oportunidades, se puede trabajar, pero no como uno quisiera por lo mismo que siempre dicen: 'pinche chamaco es de Iztapalapa, y puro ratero por allá'. O medio en broma también sueltan: 'šAguas con el reloj porque viene de iztapalacra!' Nada más por ser de por acá te dan la espalda y no te dan chance de ser tu mismo. Puro racismo social".
Dos estaciones del Metro más adelante otro crew, los DKA (Destruye, Crea y Admira), también se reúnen. Cambian los nombres de los integrantes pero la esencia rebelde permanece. "Para nosotros el grafitti es una forma de resistencia ante la represión, que nos ha tocado vivir'', destaca el Chez. ''En mis mensajes critico a los medios de comunicación y todo ese consumismo que nos dan, toda esa basura que sale en la televisión y que nos quieren vender como la neta." GERARDO PIMENTEL ZOPI
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