México D.F. Jueves 16 de octubre de 2003
Dar la espalda a la voz de millones de jóvenes
es lo peor que puede hacer la sociedad: Roco
Con el operativo antigrafitti, todos estaremos
en la ilegalidad: Humo
"Existe una enorme ignorancia respecto del fenómeno":
Benjamín González "Si no toman en cuenta la experiencia
de los años 80, reprimirán a los hijos de esa generación":
Agustín Estrada
GERARDO PIMENTEL ZOPI ESPECIAL
No sólo los que están directamente en la
línea de fuego llaman a la resistencia ante las medidas antigrafitti
de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal:
artistas y promotores culturales también piden apertura mental ante
esta explosión de símbolos, trazos y colores, y hacen un
cuestionamiento sobre el uso de los espacios públicos.
Roco, cantante de Maldita Vecindad, quien en los años
recientes se ha dedicado a investigar la cultura que rodea al hip hop,
afirma: "Lo peor que puede hacer la sociedad mexicana es darle la espalda
a la voz de todos estos millones de jóvenes que están hablando
por medio de esta manifestación.
''La
calle es el lugar donde se reúnen, conviven y se encuentran todos
los sectores. Todas las voces que se expresan ahí son ignoradas
y ahora incluso se les quiere reprimir. Los actos de pintar, bailar, hacer
música y escribir no pueden ser controlados y mucho menos penalizados
por el Estado.
"El gran error que se ha dado en todas las ciudades donde
se ha penalizado el grafitti es que se deja a discreción
de cuerpos represivos, como la nueva policía antigrafitti.
Este movimiento es absolutamente independiente de la delincuencia y al
penalizarlo se está dejando de lado que expresa un cuestionamiento
profundo hacia el estado actual de la sociedad mexicana, a nivel cultural,
social y político. Sus mensajes hablan de que en los barrios, y
en todos lados, es cada vez más fácil conseguir armas y que
drogas, como la cocaína, el crack, el speed y la heroína,
han entrado muy fuerte desde finales de los años 80.
"Otro punto que es muy importante es que están
tomando por asalto las paredes para contar su propia historia y, de paso,
replanteando el concepto de espacio público, es decir, de quién
es la calle. ¿Es de nosotros, los ciudadanos? Porque si es así,
entonces por qué nadie nos pregunta si queremos que nuestra ciudad
esté llena de anuncios. El Estado argumenta que el grafitti
afea la ciudad o que es contaminación visual, pero la publicidad
también es contaminación visual y además ataca directamente
los valores de mucha gente. Ni qué decir de la contaminación
visual de los partidos políticos en tiempos de campaña.
"Por eso estoy totalmente en contra de la penalización
de esta manifestación. Estamos ante una gran oportunidad de que
dialoguen los diferentes grupos sociales, y que aquellos que no sientan
el grafiti como algo propio piensen en los millones de jóvenes que
están expresando su opinión", señaló el músico.
Benjamín González, director de la Fábrica
de Artes y Oficios de Oriente (FARO), coincide con esta visión:
"Existe una enorme ignorancia respecto del fenómeno. La primera
reacción ante algo que no se conoce es el miedo y la indiferencia.
En este momento la mayoría de los jóvenes de la ciudad se
encuentran en una situación, en la que la calle es su único
espacio vital, y hay una enorme necesidad de convertirla en un sitio generoso
y de libertad. Por eso creo que las recomendaciones de Giuliani surgen
con base en un profundo desconocimiento de lo que representa una ciudad
como ésta".
Guerras a bombazos
De su lado, Agustín Estrada, encargado del área
cultural de ese espacio, historiador y ex chavo banda, relata: "Recuerdo
la década de los años 80, cuando las bandas de Tacubaya,
Los Panchitos y Los Buk, asaltaban tlapalerías para llevarse aerosoles
y marcar sus territorios. La guerra estaba en las paredes y en las calles.
¿Cuál fue la respuesta del gobierno? Aventaron la policía
de Arturo Durazo Moreno y a cambio la banda quemó patrullas; se
dieron aquellas guerras a bombazos.
''Aquella guerra fue el origen del Consejo Popular Juvenil
y de los grandes grafiti en contra de las razzias. Al final lo que
propiciaron fue que se juntaran más de 300 bandas de Tacubaya, Escandón
y Alvaro Obregón y se armaran los madrazos contra los granaderos.
Si no toman en cuenta esta experiencia van a terminar reprimiendo a los
hijos de aquella generación y la historia se va a repetir."
Según las necesidades
El grafitti ha sido utilizado según las
necesidades de la clase política, concluye la banda grafitera. Recuerdan
que en los buenos tiempos espacios públicos como la Cámara
de Diputados, el teatro del Bosque, el Instituto Mexiquense de la Juventud,
el Museo de Culturas Populares, el palacio municipal de Ciudad Nezahualcóyotl
y el FARO de Oriente han brindado sus muros para esta expresión.
Incluso el actual titular de la SSP, Marcelo Ebrard, cuando era candidato
al gobierno del DF, en sus tiempos camachistas, llegó a decir que
los grafiteros eran los herederos del muralismo mexicano. Un discurso muy
alejado del actual. "Ahora hasta vender pepitas en el Metro es perseguido,
al parecer todos vamos a terminar quedando en la ilegalidad", finaliza
el Humo.
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