México D.F. Jueves 16 de octubre de 2003
Miguel Marín Bosch*
ƑReformar la ONU?
Con el inicio de la sesión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas se ha reanudado el debate sobre cómo reformar la organización y, en especial, su Consejo de Seguridad. En el artículo anterior repasamos la historia del veto en el Consejo. Ahora, y en el siguiente artículo, presentaremos algunas ideas sobre las propuestas formuladas para mejorar su funcionamiento.
El pasado 23 de septiembre, el secretario general de la ONU dijo que había llegado el momento de "realizar cambios radicales", incluyendo al Consejo de Seguridad. Habló de ampliar su composición. Ese mismo día el presidente de Francia fue más lejos: sugirió que se aumentara su composición para incluir a nuevos miembros permanentes: "Francia naturalmente está pensando en Alemania y en Japón -agregó-, pero también en algunos de los principales países de Asia, Africa y América Latina". Muchos otros oradores, incluyendo al presidente Vicente Fox, han aludido a la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad.
La idea de modificar los principales órganos de la ONU mediante enmiendas a su Carta ha sido planteada periódicamente. Hasta la fecha únicamente se han introducido cambios en los artículos relativos a la composición del Consejo de Seguridad y del Ecosoc (Consejo Econó-mico y Social). Las propuestas de enmienda van de las modestas sugerencias para eliminar de la Carta las frases relativas a "estados enemigos", es decir, los enemigos de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, a la concesión del veto a otros países cuyo peso político y económico es igual o superior al de algunos de los actuales miembros permanentes.
La guerra fría definió en gran parte los límites de la acción de la ONU hasta 1990. La desaparición del mundo bipolar ha obligado a sus miembros a replantear toda una serie de cuestiones que la rivalidad ideológica entre los dos bloques militares había definido, de una manera u otra, para el resto de la comunidad internacional. La llamada "nueva realidad internacional" se puso de manifiesto en la sesión cumbre que celebró el Consejo de Seguridad el 31 de enero de 1992. Fue la primera vez (única hasta hoy) que el consejo se ha reunido a nivel de jefes de Estado o de gobierno.
Durante dicha cumbre se volvió a tratar la necesidad de ampliar la composición y de aumentar el número de miembros permanentes del Consejo de Seguridad. ƑSus 15 miembros son representativos de una organización que cuenta ya con 191? En un principio el consejo estaba integrado por 11 (o 22 por ciento) de los entonces 51 miembros de la ONU. De mantenerse esa proporción, ahora tendría unos 40 miembros. ƑSus cinco miembros permanentes reflejan la verdadera correlación de fuerzas del mundo actual? A este respecto, el primer ministro de Japón recordó que la contribución de su país al presupuesto ordinario de la ONU era más que el total de Francia y Reino Unido. Como era de esperarse, los miembros permanentes no aludieron a esta cuestión. Es obvio que la composición del Consejo de Seguridad refleja una concepción caduca del concierto de naciones, ya que hace tiempo que Alemania y Japón rebasaron a algunos de los "Cinco Grandes" de 1945. Esa expresión suena rara en estos momentos, sobre todo a la luz del poderío económico de esos dos países que, por cierto, sufragaron buena parte del costo de la primera guerra del Golfo.
La reforma del Consejo de Seguridad se ha convertido en el símbolo de la adaptación de la organización a las nuevas realidades del mundo después de la guerra fría. Se habla de "democratizar" su estructura. Algunos buscan eliminar el veto de los miembros permanentes; otros, ampliar su número. El debate se intensificó al acercarse el quincuagésimo aniversario de la ONU. Pero en 1994 el comité de la Asamblea General encargado con esta cuestión no pudo llegar a recomendaciones acordadas. Poco después, Japón dio inicio a una campaña abierta para conseguir un puesto permanente. Alemania hizo lo propio.
La pregunta pertinente es: Ƒcuál debe ser el perfil de un miembro permanente del Consejo de Seguridad? El debate surgió a raíz del creciente poder económico de Japón y Alemania, pero ahora han aparecido o reaparecido otros candidatos. India, por ejemplo, estuvo a punto de ser miembro permanente en 1945. Brasil, y en menor medida Argentina, también se consideran candidatos. Lo mismo ocurre con Nigeria y Sudáfrica. Asimismo, se habla de un puesto permanente para la Unión Europea. Pero esta propuesta se antoja poco viable. Por un lado, Francia y el Reino Unido tendrían que prescindir de su veto. Por otro lado, a la luz de las posiciones encontradas de los miembros de la Unión Europea en torno a lo que sucede en Irak, está por verse si algún día habrá una política exterior y de seguridad común europea.
Lo cierto es que la ONU no puede existir sin la presencia activa de las principales potencias militares y económicas, y éstas no participarán en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales si no tienen el derecho al veto. Es obvio que ninguno de los actuales cinco permanentes está dispuesto a perderlo. La pregunta para los demás miembros de la ONU es si debe o no ampliarse la composición del consejo y, en caso afirmativo, si debe haber también más permanentes y si tendrían un veto. * Ex subsecretario de Relaciones Exteriores e investigador de la Univer sidad Iberoamericana
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