JAZZ

Antonio Malacara

Tommy Rodríguez Big Band

HA PASADO MUCHO tiempo desde que un Tommy Rodríguez adolescente se comprara un sax alto para animar los bailes de Poza Rica con el grupo de Cuco Valtierra (poco después se haría de un clarinete para estudiar los sonidos de Benny Goodman y Artie Shaw y descubrir el jazz). Así, y como no queriendo la nota, el maestro ha escrito una de las páginas más importantes en la historia del jazz en México. El próximo 29 de diciembre cumplirá 73 años y su actividad musical continúa bien y de buenas.

SU ALIENTO HA sido parte intrínseca de los conciertos y las grabaciones de gente tan importante como Luis Arcaraz, Chico O'Farrill, Juan García Esquivel, Chilo Morán, Tino Contreras y otros tantos etcéteras que se documentan en el estupendo folleto que aparece en su más reciente disco, Jazz Project, The waves of the swing sound (Actus, 2003), a saber, el segundo disco de jazz que Tommy Rodríguez presenta en plan solista y el primero al frente de una gran banda.

EL PROYECTO SE concretó en octubre de 2001, después de que Gerardo Rodríguez Otero, productor del disco, convenció a su padre de que bien valía la pena regresar al estudio de grabación, pero no fue hasta junio de este año cuando el grupo Actus hace posible su aparición. En 2002, la malograda Opción Sónica los había dejado colgados de la brocha.

LA ESPERA VALIO la pena. Los resultados son muy buenos en su conjunto, y gran parte del éxito radica en el talento de los músicos convocados. El grupo base lo integran Mario Contreras (contemporáneo de Tommy) en la trompeta, Salvador Merchand en la batería, Mario Patrón Jr. al piano y el siempre sorprendente Rodrigo Castelán en el bajo eléctrico. La sección de metales incluye cuatro trombones, cuatro saxofones y cuatro trompetas, mientras que en plan de invitados están las congas de Toño Peregrino, los bongós de Pablo Peregrino y la inmaculada (órale) voz de Verónica Ituarte, quien scatea en What is this thing called love y canta Basin' Street Blues, imprimiendo la cálida amplitud de su sello personal a cada uno de estos clásicos.

TRES GENERACIONES DE músicos mexicanos se unen para acompañar los saxos y la flauta del maestro en su recorrido por la música de sus quereres, que va desde los mencionados temas de Cole Porter y Spencer Williams hasta una Bikina bastante opaca y la mítica Manteca, con la que Dizzy Gillespie y Chano Pozo prendieran el horno de lo que después se conocería como latin jazz.

AUNQUE EL DISCO inicia con el guaguancó de las percusiones, su columna vertebral se construye sobre la época del swing, con temas de Willie The Lion Smith, Tino Contreras y Tommy Rodríguez, resaltando la base rítmica rediseñada por Castelán y Merchand. Una de las primeras interrogantes que surgieron con este compacto fue la ausencia de Tino Contreras, baterista con el que Tommy había tocado durante cinco décadas, y la respuesta del productor fue sencilla: Tino no es un músico para big band.

Los dos últimos tracks corren a cargo de los teclados electrónicos y las computadoras de Marco Rodríguez, el hijo menor de Tommy, quien primero hace un remix remasterizando un tema de la big band y después se suelta el pelo sampleando las percusiones de algo que quiere acercarse al techno bossa. Sin embargo, las piezas no llegan a embonar y se sienten parchadas, sin mucha definición, y sólo algunas líneas melódicas que sobrepone el papá nos recuerdan que estábamos escuchando un disco de jazz. Habrá que trabajar más.

PERO REGRESANDO A la big band, si alguien quiere entrar en contacto con ella, puede recurrir a la siguiente página: www.tommysbigband.com. Salud.

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