México D.F. Sábado 11 de octubre de 2003
Su cinta debut como directora, El milagro
de Maldonado, cerró el Festival de Morelia
Buscaré la doble ciudadanía para tener
más representatividad: Hayek
Lamenta que la mayoría latina en California
no haya podido imponer su poder Pide dar a Arnold Schwarzenegger oportunidad
de demostrar que lo dicho sobre él no es verdad
JORGE CABALLERO ENVIADO
Morelia, 10 de octubre. La sorprendente opera
prima de la actriz Salma Hayek, El milagro de Maldonado, cerró
el primer Festival Internacional de Cine de Morelia. Horas antes, la también
productora, escritora y ahora directora sorprendió a los representantes
de prensa con sus opiniones directas y sin mesura, particularmente sobre
su incursión en la dirección cinematográfica, su vida
después de Frida y el triunfo de Arnold Schwarzenegger en
California.
Para empezar dio su opinión del flamante gobernador
electo del estado de California: "Entrando quitó -lo dio como un
hecho- las licencias para conducir (para los indocumentados), lo cual no
es buena señal, pero también hay que darle la oportunidad
para que demuestre que no es cierto todo lo que se dijo de él en
campaña sobre sus opiniones de los inmigrantes".
La estrella de Hollywood lamentó: "Quizás
haga un esfuerzo en cambiar su actitud. Lo que es un poco triste es que
a pesar de que somos tantos (gente de origen latinoamericano en California),
no pudimos imponer nuestro poder y finalmente como mi calidad es de residente
nunca me ha interesado ser ciudadana y no he podido votar; ahora estoy
tratando de buscar la doble ciudadanía para poder tener representación
allá también".
La
mexicana que ha logrado ser una figura sobresaliente en el antropófago
mercado hollywoodense mencionó: "No hay una Salma antes de la postulación
al Oscar como mejor actriz por la película Frida, yo sigo
siendo la misma, los que cambiaron, para bien, fueron los contratistas
y publicistas... está bien que se superen", agregó irónicamente
y con un gesto de victoria mayor.
Salma Hayek, enfundada en un ligero vestido floreado con
un escote espectacular, agregó: "Creo que hago algo por la población
latina... cuando llegué a Hollywood no había papeles para
los latinos, hice muchas cosas que no me gustaron mucho. Ahora mi esfuerzo,
con el de mucha otra gente, ha cambiado las cosas. En las pasadas inundaciones
en Chiapas yo fui a la Cruz Roja, abrimos una cuenta y fui a muchos programas
y juntamos mucho dinero... la mayoría fue de gente que depositó
de 5 y 10 dólares. Pero lo mejor que puedo hacer por ellos es seguir
haciendo mi trabajo".
Acerca de El milagro de Maldonado, dijo: "Es una
historia que no me gustaba, porque tenía que ver más con
la religión y un padre pero la cambié, comencé a desarrollar
personajes dentro del pueblo... pensé que sería más
interesante que fuera de nuestros propios milagros que de los de un Cristo
que llora sangre''.
En particular sobre su experiencia como cinerrealizadora
mencionó: "Siempre tuve interés en el cine y entonces en
el camino como actriz uno aprende de todos los trabajos a producir, a dirigir...
lo que te interesa... como las cosas no se han dado fácilmente,
eso y mi amor por el cine es lo que me ha llevado a actuar, producir, dirigir
y escribir".
Turbio final
Ayer, de manera turbia, concluyó el primer Festival
Internacional de Cine de Morelia, porque el departamento de prensa del
festival privilegió a algunos medios que cubren este acto filtrándoles
los nombres de los ganadores horas antes de que se diera a conocer oficialmente
la lista de premiación la noche del jueves, lo que le restó
credibilidad al certamen.
El premio al mejor mediometraje documental se lo llevó
el poderoso trabajo XV en Zaachila, hecho por Rigoberto Perezcano,
donde unos 850 invitados acuden a la presentación a la sociedad
de una quinceañera, fiesta que dura dos días. En entrevista
con La Jornada, Perezcano comentó: "La gente que sale ahí
está mostrando el alma, su criterio sobre qué es una fiesta
y el gusto particular de lo que son, por eso se muestran, no son actores
profesionales. Eso es lo que la hace diferente, porque tiene alma; las
personas que salen ahí no cuidan su ángulo o marca, simplemente
son ellos".
Perezcano agregó que "para realizar este trabajo,
Guillermo Olguín y Francisco Toledo me ayudaron donándome
obra suya para venderla. Es un documental folclorista. En Zaachila, el
hecho de organizar una fiesta tiene que ver mucho con el estatus social:
entre más grande es, más elevas tu estatus".
Se le preguntó qué haría con los
40 mil pesos del premio: "Servirán para la preproducción
del próximo mediometraje, porque la quinceañera se casa en
diciembre".
El premio más importante cualitativamente y cuantitativamente,
mejor largometraje documental, dotado con 50 mil pesos, fue para Niños
de la calle, de Eva Aridjis, que muestra la vida cotidiana y transformación
de algunas historias protagonizadas por jovencitos que habitan en el primer
cuadro de la ciudad, "17 mil desde San Cosme hasta la Alameda Central",
según revela el trabajo de la realizadora. En la ceremonia no estuvo
presente la cinerrealizadora porque tuvo que viajar a Nueva York, donde
radica actualmente.
En estas dos categorías hubo sendas menciones especiales:
una para el mediometraje documental La canción del pulque,
de Everardo González, y la otra para Gabriel Orozco, de Juan
Carlos Martín, por su música original y su diseño
de sonido.
En la sección de la séptima Jornada de Cortometraje
Mexicano, el ganador en la categoría de animación en plastilina
fue La historia de todos, de Blanca Xóchitl Aguirre, filme
hecho por niños que migran para trabajar en el cultivo del jitomate
y las hortalizas, en el que cuentan sus vidas en los albergues de migrantes,
hablan de sus pueblos y de los motivos que los obligaron a irse, además
de sus sueños y miedos.
El premio al mejor cortometraje documental fue para el
magnifico filme La sexta sección, dirigido por Alex Rivera,
que cuenta cómo los inmigrantes poblanos en Nueva York mandan dinero
para hacer obras públicas en su pueblo natal, hasta construir un
estadio. Rivera compartió con este diario: "Hemos visto Puebla en
Nueva York pero queríamos ver Nueva York en Puebla, ver si la migración
era en dos vías, ver cuáles eran los efectos de la gran manzana
aquí; hicimos muchos viajes y vimos muchas pizzerías, después
muchas gorras de los yanquis de Nueva York, pero el efecto más
grande fue el estadio de béisbol con un grafiti de esa ciudad, los
migrantes pagaron de sus sueldos el estadio. En Nueva York hay como mil
grupos de poblanos".
El premio para el mejor cortometraje de ficción
fue para la uruguaya Diana Cardozo Benia, por su soberbio La luna de
Antonio, que cuenta cómo un viejo campesino en 1969, ante la
llegada del hombre a la Luna, permanece perplejo ante una realidad que
no comprende; este acontecimiento coincide con la llegada de la primera
televisión a su pueblo para trasmitirlo. La cinerrealizadora mencionó:
"Es una crítica a la modernidad de la que siempre se solazan los
políticos, esa promesa de progreso a los pueblos aislados de México
y de cualquier país tercermundista".
En esta sección hubo dos menciones especiales:
una para Los últimos días, de Dora Juárez Kiczkovsky,
y la otra para Los no invitados, de Ernesto Contreras.
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