México D.F. Martes 7 de octubre de 2003
Cita en Washington el próximo 20 de octubre
Defensores de derechos actualizan situación
mexicana ante la CIDH
Diversos organismos defensores de derechos humanos acudirán
ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para
presentar una actualización de la situación que guarda la
desaparición forzada en México, el feminicidio en Ciudad
Juárez, Chihuahua, y exponer el caso de Digna Ochoa.
En el marco de la sesión ordinaria de la CIDH,
perteneciente a la Organización de Estados Americanos, que se celebrará
desde hoy hasta el 24 de octubre en la capital de Estados Unidos, defensores
de derechos humanos asistirán a una audiencia el próximo
día 20 con el propósito de solicitar que se impulsen las
medidas necesarias que permitan crear las condiciones para el esclarecimiento
de las desapariciones forzadas ocurridas en el pasado.
Obligaciones y exigencias
Jorge
Fernández, abogado del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín
Pro, destacó que es necesario encontrar los espacios para impulsar
dichos cambios, "pues no se trata sólo de la actuación de
la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos
del Pasado, también están una serie de obligaciones y exigencias
que tiene el gobierno mexicano en materia de desaparición forzada
y que atañe a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial".
Indicó que aún se carece de una legislación
y espacios de investigación adecuados, "no sólo para sancionar
a los responsables, sino para acceder al derecho a la verdad y esclarecer
lo que ocurrió en el pasado, pues no tenemos las condiciones que
garanticen una investigación integral".
Por lo que respecta a la adhesión de México
al Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros
Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes de la Organización de las
Naciones Unidas y la aplicación, desde agosto pasado, del Protocolo
de Estambul, que incluye mecanismos de investigación y protección
de los derechos humanos de las víctimas de tortura, los defensores
de derechos humanos coincidieron en que más allá de las "buenas
intenciones" del gobierno federal, "las condiciones actuales en las que
se aplican los diversos instrumentos internacionales signados en materia
de derechos humanos no garantizan su operación eficaz".
Edgar Cortez, director del Centro Pro, destacó
que si bien dichas acciones resultan un impulso positivo, "hace falta la
homologación de la legislación interna ante los acuerdos
signados en materia internacional". Pues en hoy día -dijo- "enfrentamos
un déficit de médicos legistas, la inexistencia de especialistas
en tortura sicológica y la ausencia de un marco jurídico
que indique que las declaraciones sólo se rinden ante un juez y
de ningún modo ante el Ministerio Público, lo que ayudaría
a desalentar la práctica de la tortura".
Nahyeli Ortiz, directora jurídica de la organización
Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura
(ACAT), consideró que la adhesión a ambos protocolos "es
más una medida política para intentar vender una imagen del
gobierno como defensor de los derechos humanos en el exterior, pues hasta
el momento no se han garantizado las condiciones para realizar adecuadamente
los peritajes", por lo que exhortó a las autoridades a crear un
cuerpo pericial autónomo que garantice las condiciones indispensables
para investigaciones.
Miguel Concha Malo, director del Centro de Derechos Humanos
Fray Francisco de Vitoria, aseguró que la adhesión a estos
mecanismos representa un pequeño avance en la lucha contra la tortura,
por lo que consideró urgente que, tras ser ratificado por el Senado
de la República, "se capacite con toda responsabilidad a los integrantes
de los organismos públicos defensores de derechos humanos para que
lo apliquen con toda responsabilidad".
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