México D.F. Domingo 5 de octubre de 2003
El autor asistió al estreno de su obra
Frankie y Johnny
Una buena pieza de teatro cura las heridas de la gente:
Terrence McNally
ARTURO CRUZ BARCENAS
Aun en los tiempos de la globalización, el libre
mercado y las depresiones emocionales, el amor comprueba su eficacia y
se revela como refugio ante las soledades, expresó el dramaturgo
estadunidense Terrence McNally, en entrevista horas antes del estreno de
su obra Frankie y Johnny en el claro de la luna, en el teatro Ofelia,
el pasado viernes, con la actuación de Claudette Maillé y
Juan Carlos Barreto, la dirección de Francisco Franco y la producción
de Morris Gilbert, de Ocesa Teatro.
Maillé y Barreto desarrollan los papeles de una
pareja enmarcada en las convulsiones de principios de siglo. El, un cocinero;
ella, una mesera. Ambos ven la oportunidad de redimir su tristeza y el
pretexto para olvidar su soledad. Pero ella no comparte totalmente ese
sentimiento. El inevitable acostón no remedia la situación,
pero establece un juego de reconocimiento entre ellos que desemboca en
algo más profundo que el sexo por el sexo mismo.
Frankie y Johnny en el claro de luna se estrenó
en Broadway en 1987, donde tuvo una larga y exitosa temporada, con las
actuaciones de Kathy Bates y F. Murray Abraham, ambos ganadores del Oscar.
La reposición más reciente en Estados Unidos fue en Broadway,
en 2002, con las actuaciones de Stanley Tucci, actor de la cinta Camino
a la perdición, y Edie Falco, la esposa del matón de
la serie Los Sopranos. Poco después, el papel de Frankie lo ocupó
Rosie Perez, actriz conocida por su desempeño como Perdita Durango.
La obra también llegó a la pantalla grande, en 1991, con
Michelle Pfeiffer y Al Pacino en los roles estelares.
Para Barreto, la obra toca el tema de la soledad, que
afecta a la mayor parte de los seres humanos. "El claro de luna es la parte
central, donde el amor se manifiesta como una alternativa. Hay romanticismo,
la posibilidad de que dos personas se enamoren. Es muy fácil decir
te quiero, te amo, pero es difícil decirlo de verdad". Agregó
que Frankie y Johnny son seres urbanos. "Estamos llenos de miedo en las
grandes urbes y no hay mucho contacto humano".
''A los críticos se les da más valor
del que merecen''
Para
Morris Gilbert, la puesta en escena es diferente a la película.
"Es más humana; el texto teatral es mucho más profundo, y
aborda temas como la violencia, y es más rico en cuanto a diálogos.
Todo sucede en una noche". Francisco Franco destacó el trabajo escénico,
que requirió presentar a dos personajes en "un solo espacio, en
una batalla amorosa, porque no es una historia de amor. Cada uno derriba
sus barreras que impiden comunicarse. Tal es una de las riquezas del texto
de McNally''.
Para el autor es más importante que sus creaciones
se presenten en el extranjero y no en Broadway, Nueva York. Es, en su campo
de trabajo, uno de los más importantes de EU y ha sido ganador de
cuatro premios Tony, el máximo galardón dentro del teatro
estadunidense.
En plática con McNally, en el Teatro 1 del Centro
Cultural Telmex, llegó con una guía de la ciudad de México.
"Esto es lo que estoy leyendo ahora. Como buen turista", dijo. Definió
al teatro, en tanto que arte, como algo importante, un diálogo,
cuyo público es diferente al del cine. "Permite que nos conozcamos
a nosotros mismos".
-¿Qué puede decir de la intimidad en Frankie
y Johnny?
-Toma lugar en tiempo real, en un cuarto.
Dijo que hay tendencias en Tennessee Williams, pero no
en él. El éxito de un musical lo determina el público,
aunque haya buenas críticas. A los críticos, precisó,
se les da más valor del que merecen, pues unos no son tan inteligentes.
"Hay millones de factores que influyen para que una obra se convierta en
un clásico".
Busca que en sus obras el amor se muestre como un factor
que mantiene vivas a las personas, aunque es difícil hallar al hombre
o la mujer de los sueños. "El teatro, cada noche, permite hallar
un nuevo significado. El teatro es un nosotros, no un yo, en tanto que
trabajo colectivo. Puede ocurrir que una pieza fracase si la primera función
no sale bien".
-¿Qué piensa de la censura?
-Lo peor de la censura es que cuando se da la siguiente
obra se realizará con cautela. Pero se debe escribir aquello en
lo que uno crea.
Un sitio con magia
En el estreno, la noche del pasado viernes, McNally entrelazó
los dedos, observó y aplaudió sólo una vez en el primer
acto. Aprobó lo visto en la mitad de la representación. Gilbert,
tan sólo unos asientos a su derecha, lo miraba y sonreía.
Todo marchó sobre ruedas.
El gusto de McNally surgió de niño, cuando
sus padres lo llevaban a ver obras de la más diversa factura. Ahí,
de esa experiencia, nació su amor por el arte dramático.
"Una buena obra de teatro cura las heridas de la gente. Esa es la meta,
pero no se logra en todas las obras. Es un milagro que puede ocurrir".
Consideró que a los niños se les debe llevar
al teatro, "pues es un sitio de magia, pero a los pequeños no se
les está llevando al teatro, que es un espacio que habla al niño
que llevamos dentro. Si la afición comienza a los 15 o 17 años
es difícil que se dé esa magia. Así es en todas las
artes".
El teatro Ofelia está ubicado en Thiers 287, esquina
Ejército Nacional, colonia Anzures. Las funciones serán los
jueves, a las 20:30 horas; viernes, 19:30; sábados, 18:00 y 20:00,
y domingos, 17:30 y 19:30. "La temporada durará lo que el público
diga", expuso Gilbert.
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