México D.F. Domingo 5 de octubre de 2003
Asume como gobernador de Nuevo León ante
la clase política priísta
Ofrece González Parás contribuir a la
gobernabilidad de la nación
También se comprometió a buscar consensos
en las reformas fiscal, energética y laboral
ROSA E. VARGAS Y DAVID CARRIZALES ENVIADA Y CORRESPONSAL
Monterrey, NL., 4 de octubre. Restañadas
sus aflicciones de hace seis años, cuando el Partido Acción
Nacional (PAN) cortó sus aspiraciones a la gubernatura, Natividad
González Parás recibió hoy por fin la investidura
de gobernador, y en la emoción; no logró sublimar afanes
de grandeza.
Lanzando por delante la fuerza económica y política
de Nuevo León ofreció contribuir a la gobernabilidad del
país y buscar acuerdos y consensos para sacar, dijo, las reformas
pendientes. De entre ellas, destacó aquella que busca "modernizar
y dar viabilidad al sector energético".
Entonces, y con el alarde de su hazaña, el nuevo
gobernador priísta de Nuevo León siguió por la senda
de hacerse presente en "las transformaciones necesarias que están
inscritas en la agenda nacional". Así, lo mismo se pronunció
por reformas fiscales y hacendarias "que fortalezcan el federalismo mexicano"
y por las transformaciones que "pongan al día al sector laboral",
pero eso sí, subrayó, "cuidando los derechos de los trabajadores".
Nuevo León sabrá aportar su parte al pacto
nacional, expresó González Parás frente a la clase
política priísta que hoy se mostraba ufana y feliz. Lo aclamaban
como al guerrero que recuperó para su causa tan preciado trofeo.
La elite tricolor se sentía a sus anchas, como en los viejos
tiempos. Y hoy lo mismo se prodigaba en abrazos a Roberto Madrazo, que
buscaba atraer la atención de Beatriz Paredes.
Pero como también se trata de un priísmo
que quiso lucir "renovado, democrático e institucional" -según
definición instantánea de Emilio Gamboa Patrón-, tampoco
le hacía el feo al panismo que entregó los bártulos
del poder local. Y abrazaban, entre compasivos y diplomáticos, al
ex gobernador y hoy errátil funcionario del gabinete federal, Fernando
Canales Clariond; Nati, a su vez, le hacía guiños
en su discurso al gobernador sustituto Fernando Elizondo diciéndole
que seguramente pronto sería llamado para contribuir en la reforma
hacendaria, algo que causó hilaridad pues todo mundo estaba enterado
de que así ocurriría.
Lo mismo hacía con Mauricio Fernández Garza,
quien fuera su contrincante por el blanquiazul en esta contienda.
De plano le dijo que como lo veía ahora, ahí, sentado entre
el público, él se había visto a sí mismo hace
seis años. Claro que en ese momento no faltaron las rumbosas y estridentes
lideresas de colonias quienes para entrar al Teatro de la Ciudad habían
dado portazo y que como no entienden mucho de cortesía política,
regalaron al empresario con floridos epítetos.
El poder de convocatoria del príista pasó
la prueba
Para
esta ceremonia vinieron muchos y de todos lados. Diríase que la
capacidad de convocatoria de González Parás sirvió
para variados fines y búsquedas. Francisco Labastida se detuvo largo
rato, quién sabe si buscando indulgencias, con el cardenal Norberto
Rivera. Pero no fue el único. El prelado era alto obligatorio de
todo político de las primeras filas. Con él estaban el arzobispo
de Monterrey, Francisco Robles Ortega y, por supuesto, Onésimo Cepeda.
Y la lista incluía también a Enrique Jackson,
presidente del Senado; a los gobernadores de Tamaulipas, estado de México,
San Luis Potosí, Campeche, Quintana Roo, Colima, Hidalgo y Sinaloa.
Los diputados Manlio Fabio Beltrones, Alfredo del Mazo, Enrique Burgos,
Manuel Camacho Solís, y hasta políticos en retiro o momentáneamente
fuera de las candilejas como Arturo Núñez y Fernando Lerdo
de Tejada. El embajador de México en Francia, la ministra de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero,
el líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación,
Rafael Ochoa, el líder de la Confederación Revolucionaria
de Obreros y Campesinos, Alberto Juárez Blancas.
También se cubrió, y con creces, el flanco
empresarial: el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Héctor
Rangel Domene Tomás González Sada presidente de Grupo Cydsa,
y José Valdés Zimancas, presidente de la Cámara de
la Industria de la Transformación, Yeidckol Polevnsky, líder
de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación
y José Maiz Mier, empresario constructor y suegro de González
Parás, entre otros.
Con esa afición por los medios electrónicos
que le surgió en la reciente contienda electoral, González
Parás no sólo programó su toma de posesión
a una hora desacostumbrada: las 19; también la diseñó
como un montaje itinerante. Inició en el Teatro de la Ciudad con
la ceremonia formal ante el Congreso local -donde desde el principio el
puntilloso programa se fue a volar, pues ningún tiempo se cumplió-.
Luego pasó a la Macroplaza -con obligada ofrenda ante el monumento
a José María Morelos y Pavón- y llegó más
tarde al Palacio de Gobierno, donde recibió las llaves del despacho.
Siguió la reposición de la hace mucho en desuso "salutación"
y terminaría con gran cena para sus invitados.
En su oferta a la ciudadanía, González Parás
aseguró que en su gobierno no habrá más decisiones
tomadas en los ambientes cerrados, fríos y plagados de intereses
particulares de las oficinas públicas.
Sin duda aludiendo a controvertidas obras públicas
emprendidas por el panismo, indicó: "no habrá más
caprichos personales o proyectos costosos que se alejen de la razón
pública o las necesidades sociales". Los recursos "tienen que aprovecharse
con transparencia, sentido de responsabilidad social y con consensos amplios
que incluyan la opinión ciudadana y el interés común".
Insistió en los megaproyectos con los que de algún
modo sedujo al electorado durante su campaña y entre los que se
encuentra la creación de un polo de desarrollo en el noreste, que
se extienda en la frontera norte y constituya "un cinturón de seguridad
nacional que Estados Unidos desea y que nosotros lo sustentamos en el progreso
y en el desarrollo".
González Parás no quitó el dedo del
renglón: la veta rica en gas natural conocida como cuenca de Burgos,
figura entre sus planes más ambiciosos, lo mismo que buscar un desarrollo
regional y social que incluya lo mismo a las entidades norteñas,
Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León, que a Texas.
Felicitaciones de Vicente Fox
El presidente Vicente Fox Quesada felicitó a José
Natividad González Parás con motivo de la toma de protesta
como gobernador constitucional de Nuevo León.
El mandatario señaló vía telefónica
su confianza en que será posible forjar una relación de respeto,
de estrecha comunicación y cordialidad entre la Federación
y el gobierno que encabezará González Parás y afirmó
que de esa manera se dará un impulso decidido a las reformas que
requiere el país para su desarrollo, de acuerdo con un comunicado
de la Presidencia de la República.
Fox Quesada realizó esta llamada en el contexto
de los encuentros y diálogos que ha llevado a cabo desde julio anterior
con actores de la política, la iniciativa privada y la sociedad,
para promover la búsqueda de acuerdos y privilegiar la política
en todos los niveles de gobierno.
Durante la conversación, el jefe del Ejecutivo
federal y el gobernador de Nuevo León coincidieron en la necesidad
de mantener un estrecho vínculo para trabajar en coordinación
y en beneficio de los habitantes de esta entidad federativa y de todos
los mexicanos.
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