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E C O N O M I A
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México D.F. Domingo 5 de octubre de 2003

José Antonio Rojas Nieto

Renta petrolera y renta eléctrica

Con permiso de don Enrique Calderón, continúo su clara nota de ayer en La Jornada. En los años 2001 y 2002, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) pagaron miles de millones de dólares en impuestos. Nuestra noble petrolera, no menos de 30 mil millones cada año, suma de los directos que provienen de derechos de extracción de hidrocarburos o renta petrolera (šbendito yacimientos, sobrexplotados pero benditos, que nos entregan crudo a no más de cuatro dólares por barril!), y los indirectos, suma del IVA con el IEPS (impuesto especial sobre productos y servicios), que pagan los consumidores de gasolina, turbosina, diesel, kerosina y gas licuado. Y en el caso de nuestra querida empresa eléctrica, no menos de 4 mil millones de dólares al año por concepto de aprovechamiento o renta eléctrica, como también se la podría llamar. Todavía más, al 30 de junio de este año los estados de resultados de ambas empresas muestran que, en dólares, Pemex pagará 30 por ciento más este 2003. Y que CFE sostendrá su aportación cercana a los 4 mil millones de dólares.

Renta petrolera y renta eléctrica son ingresos estatales fundamentales que no sólo muestran el enorme potencial de nuestras dos empresas públicas básicas, sino -para bien y para mal- la gran fortaleza fiscal del Estado mexicano. Dicho una vez más, con ganas de que lo escuchen quienes hoy hacen activo proselitismo para modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, como acaso no lo hicieron ni Luis Téllez ni Ernesto Zedillo ni el mismísimo Carlos Salinas de Gortari, que hoy, sin embargo, reaparece unido con el gobierno del cambio en su cruzada anticonstitucional. Sí, que lo escuchen todos ellos una vez más: controlar el petróleo y su renta, el gas y su renta, y la electricidad y su renta, es controlar una de las fuentes clave del poder en México, todavía hoy del lado de la nación. ƑQué queremos hacer con ellas? Si pasan a manos extranjeras o privadas, o acaso se les comparten, perderemos dos elementos fundamentales de la autonomía de la sociedad, de la soberanía de la nación y, acaso por ello, una de las condiciones básicas para un proyecto nacional alternativo.

šCómo creer que lo que más preocupe al gobierno de hoy -Calderón dixit- sea dar certidumbre jurídica a la inversión privada en el sector eléctrico! ƑDónde tienen su tesoro estos personeros gubernamentales? ƑDónde tienen su corazón, dice el Evangelio?

El cambio constitucional que hoy plantean al unísono cúpulas panistas y priístas por medio de una muy curiosa sinergia del gobierno del cambio y del gobierno del corporativismo tradicional debilita a la nación. También la debilita la figura de la concesión que, sin asomo de vergüenza, ya sugieren priístas que, luego de una larga siesta, despiertan convertidos a un neopanismo activo.

Y no es que se pueda tapar el sol de los problemas que tienen Pemex y CFE, con el dedo de los ingresos derivados de las rentas petrolera y eléctrica. šNo, claro que no! Pero hay que decir que la renta petrolera y la renta eléctrica suplen impuestos que nadie se atreve a cobrar. En el primer caso, para pagar ingreso corriente y saldar intereses del Presupuesto de Egresos de la Federación. Y en el segundo, para pagar el subsidio eléctrico. Ocultar esto no sólo es una casual omisión o un atrevido engaño. Representa una lamentable cobardía política.

Por eso, lo menos que podemos hacer es exigir que derechas, centros e izquierdas se comporten con honestidad intelectual y con honestidad política. Y se atrevan a señalar que no hay proyecto de país soberano sin una reforma fiscal de fondo que exigirá sacrificios fiscales hoy, mañana y pasado mañana, pero compensado con la persuasión de que se apunta a un nuevo proyecto nacional soberano, y que se actúa con creciente honestidad y con eficiencia en los egresos y gastos. Esto último, por cierto, exigiría una revisión de fondo de la transferencias al Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), que hacen, como se dice coloquialmente, que ningún dinero alcance.

Sí, efectivamente, se podrá decir que simplifico un poco las cosas. Pero no hay duda que renta petrolera y renta eléctrica soportan buena parte de esa deuda millonaria con banqueros y ex banqueros, nacionales y extranjeros. Ya se les dio certidumbre con los bonos IPAB. Ya se les entregaron las estructuras bancarias del país. Ya sólo falta abrirles la puerta del frente de Pemex y CFE, pues por la de atrás ya entraron.

Puede ser que me equivoque, pero esta lucha social por la defensa y el desarrollo de los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución y por un proyecto de nación alternativo no puede identificarse con una lucha partidaria exclusiva. Será necesario un acuerdo de esos amplios sectores que aún creen en un proyecto soberano de nación: campesinos, trabajadores, empleados, académicos, funcionarios, pequeños, medianos y hasta grandes empresarios, banqueros, militantes de partidos diversos, diputados y senadores también de diversos partidos, funcionarios públicos e, incluso, algunos inversionistas extranjeros capaces de ver a México más como un socio que como un subordinado.

šEs un proyecto posible! šDe veras!

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