José Cueli

La negra espalda del tiempo

En el juego con el espectro, siguiendo a Derrida y a De Peretti, el asunto se dirime en la cuestión del por-venir. En lo que el filósofo denomina un ''tiempo fuera de los goznes". ''Experiencia del pasado como por venir, ambos absolutamente absolutos, más allá de toda modificación de cualquier presente".

De Peretti propone que nos detengamos en esta ''negra espalda de lo no venido", esta ''negra espalda del tiempo". Cita al respecto a Javier Marías, quien varias ocasiones recuerda que esta frase pertenece a Shakespeare, quien en La tempestad, acto 1, escena 2, la coloca en boca de Próspero: ''What seest thou else in the dark backward and abysm of time?" Es entonces cuando Marías se pregunta: ''ƑQué quiere decir eso? ƑQué es esa espalda, aunque la traduzcamos como "revés"? Acaso el tiempo vuelto en el sentido de volver o regresar, acaso también en el sentido en que decimos ''volver una prenda de vestir" para verle los pespuntes o la trama de un tejido. O es el tiempo ido alejándose de su espalda. ƑY qué abismo es ése que aparece no como cosa distinta de la espalda, sino como su refuerzo o sinónimo?"

Más adelante en su reflexión aclara que quizá esta frase de Shakespeare le atraiga por la relación que encuentra entre las palabras de Próspero y los versos de Jorge Manrique que pertenecen a las Coplas por la muerte de su padre que datan de 1477, y dicen: ''Pues si vemos lo presente/ cómo en un punto se es ido y acabado,/ si juzgamos sabiamente,/ daremos lo no venido/ por pasado".

Por tanto, aquí ''pasado" se entendería como ''pretérito" en una primera instancia, pero en una segunda podría entenderse también como ''ocurrido" o ''acaecido". Para Marías lo dicho por Manrique es ''bastante insólito".

''Lo no venido, esto es, lo no llegado, lo no sucedido, lo no existido, no debemos seguirlo esperando sino darlo por ya pasado". No plantea que debamos darlo por imposible, ni que lo descartemos o lo olvidemos sino que lo demos por pasado, por incorporado a nuestras vidas. Esto es, que lo demos por recordado.

Derrida apunta que no sólo hay que pensar el suceso de lo que está por venir en su singularidad ''(el acontecimiento es aquello que viene de golpe, de pronto, cuando no se lo espera, al interrumpir el curso normal de la historia y del tiempo desajustando el orden del tiempo, la sucesión lineal, los ahoras)" y que se debería pensar que la irrupción del acontecimiento sería portadora de dos opciones, es decir, acarrear la posibilidad de algo bueno o malo de ''una catástrofe o de una promesa".

Para Derrida este no-objeto, este presente-no presente, este ser-ahí de un ausente o de un desaparecido ya no depende del saber. De Peretti agrega que tal vez lo único que distinga al espíritu del espectro, del revenant, del re-aparecido sea, como señala Derrida, la ''fenomenalidad sobrenatural y paradójica" de este último. ''El espectro quizá sea un cuerpo, pero éste carece de carne. El espectro quizá sea un cuerpo, pero éste desaparece en el momento mismo en que el espectro se manifiesta. El espectro no está ni vivo ni muerto, sino que habita un espacio intermedio entre la vida y la muerte''.

De Peretti concluye que la cuestión que este asunto plantea es el de la indecisión del límite entre lo vivo y lo muerto o, dicho de otra manera, entre lo que no es ni una cosa ni la otra: ''No vivo pero tampoco totalmente muerte". No olvidemos, por tanto, que los espectros "nos conciernen, nos miran", están entre nosotros.