El cuerpo de nunca acabar
"Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son", dijo alguna vez Abraham Lincoln. Y, en efecto, la modificación del cuerpo responde al afán contemporáneo de acercarse a una imagen idealizada o de transgredirla. En esta época de afirmación de las identidades y del culto al individualismo, el cuerpo, la imagen propia, se torna la tarjeta de presentación imprescindible. Hoy uno puede cambiar de sexo si le incomoda el asignado biológicamente, prolongar su adolescencia o juventud si le angustia la vejez o añadir algún rasgo distintivo e indeleble al físico para subrayar el sentido de pertenencia grupal. Sin embargo, e independientemente de las razones que los motiven, tales acciones conllevan riesgos si no se hacen siguiendo las debidas prescripciones para impedir severos daños a la salud.
Antonio Contreras
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Gimnasio. El deporte siempre
ha sido la mejor opción para tener una buena figura, pero en México
no existen los espacios suficientes para practicarlo, o en los que existen
no hay la modalidad que uno desea. En la década de los 80 del siglo
pasado los gimnasios se popularizaron rápidamente, al grado que
los jóvenes los conocen más por su diminutivo en inglés:
gym. Son la alternativa para hombres y mujeres de todas las edades que
anhelan un cuerpo de vientre liso y carnes firmes, aunque para ello tengan
que hacer 300 abdominales diarias y jalar pesas durante horas. De acuerdo
con algunos especialistas, el exceso de ejercicio puede llegar a reducir
tanto la composición de grasa en el cuerpo y alterar los niveles
de estrógeno en el organismo, que podría ocasionar pérdida
de menstruación e incrementar los riesgos de infertilidad y de menopausia
precoz.
Pero el afán por verse bien, muchas veces por encima
de la salud, de manera rápida y sin mucho esfuerzo, provoca que
se incurra en otros excesos. Los gimnasios se han convertido también
en mercados de sustancias (esteroides, testosterona, hormonas de crecimiento,
etcétera.) que los deportistas ingieren o se inyectan para aumentar
masa muscular sin tener que levantar mucho peso, o bien para energizar
el cuerpo y con ello potenciar su rendimiento. Estas sustancias generan
adicción y a la larga problemas de salud.
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Dietas. Antaño el
estar delgado se asociaba con la enfermedad o la falta de recursos, por
lo que convenía "estar llenitos". Luego de que numerosos estudios
mostraran que la gordura ocasionaba serios trastornos a la salud y de los
embates de la publicidad que privilegiaban las figuras delgadas, las dietas
y los consejos para bajar de peso comenzaron a popularizarse sin necesidad
de prescripción médica. Desde el jugo de toronja con nopal
por las mañanas hasta rigurosísimos regímenes alimenticios,
la gente fue tomando en sus manos la decisión de cómo bajar
de peso, que en muchos casos ha traído consigo nuevas enfermedades
de consecuencias fatales si no son atendidas: la anorexia y la bulimia.
Pero además, el deseo de estar delgado sin someterse a dietas balanceadas y sin rutina de ejercicios generó toda una industria. En cualquier parte se pueden encontrar bebidas y alimentos light, así como una variedad infinita de píldoras y jarabes que prometen eliminar las grasas "sin dejar de comer". Las más de las veces se trata de productos laxantes que no resuelven el conflicto y que, más temprano que tarde, conducen al hospital. |
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"Estéticas". El mercado
de cosméticos es cada vez más complejo y se dirige tanto
a uno como al otro sexo. Desde lociones astringentes hasta cremas "rejuvenecedoras",
pasando por toda una gama de productos para maquillar (alterar para producir
una apariencia engañosa, según el diccionario) la piel. Hasta
hace algunos años las mujeres eran las principales beneficiarias
de esta industria. De hecho, los "salones de belleza" tuvieron que cambiar
su denominación, primero, por la de "estética unisex" y luego
simplemente por "estética" para que los varones pudieran acudir
sin sentir comprometida su hombría. En estos lugares, además
del corte de cabello, se hacen limpiezas faciales, manicure, pedicure,
y en algunas hasta diseño de imagen por computadora.
Al extenderse a los varones la industria del arreglo personal,
se creó una nueva clasificación: los metrosexuales. Según
el inventor del término, el periodista inglés Mark Simpson,
el típico metrosexual es un individuo joven que habita en las metrópolis
o grandes urbes y se ama sobre todo a sí mismo, por lo que no teme
"usar acondicionador capilar, aplicarse crema nocturna para las arrugas,
pasar buena parte de la semana haciendo pesas o gastar una mañana
completa simplemente buscando el jeans que le quede". El vocablo identifica
a los hombres heterosexuales, pero también puede aplicarse a gays
o bisexuales, ya que el objeto amado es uno mismo.
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Vestimenta. Lejos quedaron
ya los colores "propios" de uno u otro sexo en la ropa, al igual que los
cortes, telas o estampados. Si bien la moda sigue dictando los cánones
del "buen vestir", numerosas corrientes musicales o (contra)culturales
han definido su propio estilo. Darketos, punketos, metaleros, raperos y
poperos pueden ser relativamente fáciles de identificar por su vestimenta,
pero la globalización los ha revuelto en el común de la gente.
Un joven con pantalones y playera holgadas, con camiseta sin mangas sobrepuesta,
no necesariamente gusta del rap, como tampoco una jovencita de minifalda
y chaqueta de cuero negros tiene que ser leather. La tendencia es tomar
de una u otras corrientes lo que resalte u oculte lo que uno quiera destacar
o esconder. En auxilio de la moda han surgido especialistas de toda laya
que aconsejan qué y cómo vestir según la silueta y
el tono de piel que uno se cargue, como utilizar colores sobrios y cortes
verticales para dar apariencia de esbeltez, o bien evitar los colores chillantes
si uno es moreno. Otro recurso es vestir únicamente ropa de marca
o de diseñador que, según algunos, aumenta el atractivo (que
se note el resorte de los Calvin Klein atrás de los Levi's, por
ejemplo).
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La transgresión del cuerpo.
A mediados de los años 70 aparecieron en Inglaterra los punk (golfo,
pandillero), quienes para diferenciarse de aquellos asimilados por el establishment
modificaron ostensiblemente su apariencia con vestimenta rebuscada (rota,
sucia, de colores sombríos, con estoperoles) y un look igualmente
rebuscado (peinados en forma de cresta y en colores chillantes, piercings
y tatuajes visibles, etcétera). Muy pronto, partes de esa innovación
fueron adoptadas por jóvenes de todos los estratos sociales y culturales.
Los tatuajes, antaño patrimonio de ladrones y convictos, son ahora
una industria de éxito pujante. En las nalgas o el antebrazo, en
la nuca o en los tobillos, los tatuajes son un elemento transgresor, pero
también de moda juvenil. Para ser radical ya no basta un accesorio.
Quien quiera ser realmente transgresor deberá combinar adornos con
modificaciones corporales. Los adolescentes neoyorquinos, éstos
sí, siempre al día y a la vanguardia, han comenzado a hacerse
la lengua bífeda, como las de las serpientes.
Los piercings, también originalmente transgresores, son ya moneda corriente entre jóvenes y adultos. Ahora no es raro encontrarse en la calle a burócratas y ejecutivos de traje y corbata con una argolla en la oreja y una pulserita de rasta o de cualquier grupo étnico. Mujeres de impecable formalidad añaden a su coquetería un piercing en la ceja o en el ombligo. El asunto, más que construirse una identidad, es parecer moderno. Hay desde luego quienes tienen motivaciones sexuales. Las perforaciones en pezones, labios vaginales o glande potencian las sensaciones. El sexo oral, ya sea que se tenga una argolla en la lengua, el pene o la vulva, es orgásmico, según dicen. |
Lipoescultura. La liposucción es una intervención quirúrgica para extraer el exceso de grasa en algunas partes del cuerpo. La lipoescultura se sirve de esta técnica para modificar el contorno corporal mediante la aspiración y reasignación de tejido adiposo en caderas, muslos, rodillas, tobillos, brazos, abdomen, cara, etc. En nuestro país, mujeres y hombres recurren cada vez con mayor frecuencia a ella debido a su bajo riesgo. Se insiste en que no es un tratamiento contra la obesidad, sino simplemente la extracción de grasa "sobrante", pero los hechos muestran --según se aprecia en las ofertas que aparecen en medios de comunicación y páginas de internet-- que al someterse a una liposucción, los clientes solicitan redefinición de áreas específicas del cuerpo, como abdomen, pectorales, nalgas y senos. |
Tips Tatuajes y piercings
Cuida que se realicen con materiales debidamente esterilizados, pues de lo contrario podrían transmitir el VIH.
Es común que se presenten casos de alergia a los colorantes o metales utilizados. Si notas alguna reacción de este tipo, acude de inmediato al médico.
Se desaconsejan para personas afectadas de diabetes, insuficiencia renal o enfermedades cardíacas congénitas, ya que una eventual reacción alérgica sería peligrosa.
Pueden darse casos de infecciones por bacterias que suelen combatirse con antibióticos, pero lo recomendable es asistir al centro de salud.Liposucción
Esta práctica se ha popularizado y por lo mismo hay mucha improvisación entre quienes se dicen especialistas. Si has decidido someterte a esta intervención quirúrgica, cuida que el o la especialista cuente con la debida licencia y el establecimiento con los permisos oficiales.Productos para bajar de peso
Revisa que el empaque contenga el permiso de la Secretaría de Salud. Si sólo especifica permiso o registro en trámite, de preferencia no los consumas. Estos productos están bajo la responsabilidad de quien los ingiere, no de quien los publicita.