México D.F. Martes 30 de septiembre de 2003
En esta carrera tienes que aprender a ser flexible
para evitar injusticias, admitió
Zague se va satisfecho con sus logros y triste
por el entorno del futbol nacional
Desde su nueva vida empresarial pretende colaborar para
una mejor cultura deportiva, confió
ABRIL DEL RIOº
A punto de vivir la despedida de ensueño, honrado
por su equipo y la amplia afición americanista en el estadio Azteca,
en un encuentro frente al Barcelona español, Zague sólo
tiene una palabra para el futbol: "gracias". Pero el legendario delantero
también observa con cierta desilusión la otra cara del balompié
nacional, el entorno de conflictos entre los sectores y dirigentes responsables
de manejar este deporte.
Luis Roberto Alves dos Santos Gavranic, Zague,
se desarrolló a lo largo de 18 años, desde su debut profesional,
como uno de los referentes del futbol mexicano. Sin duda es de los jugadores
que más admiración despertó entre las generaciones
de niños ante sus dotes y logros de goleador, con récord
de 209 dianas en las filas del América.
Pero, sobre todo, tal vez por el buen trato personal y
lo dispuesto que siempre se encuentra a la charla, a firmar autógrafos
sin importar la cantidad y a brindar su mejor sonrisa al lado de quienes
se le acercan al momento de los flashazos.
"¡He sido un jugador muy afortunado!", ha repetido
Zaguinho con insistencia conforme se acerca la fecha de su partido
de homenaje que pondrá punto final a una carrera exitosa, de la
que, en entrevista con La Jornada, admite que no fue fácil
porque como la mayoría de los futbolistas del primer circuito, debió
enfrentar innumerables escollos extracancha y pasar por alto algunos otros.
Zague
se despedirá pleno, según define, "con una gran tranquilidad,
con alegría, aunque no soy conformista y hubiera querido hacer más
cosas, me voy muy feliz", expresa el espigado delantero con ese acento
portugués que en todo momento recuerda sus raíces.
Hijo de José Alves, el Lobo Solitario, antecedente
glorioso en América, Zague nació en esta ciudad el
23 de mayo de 1967, y luego de una parte de niñez-adolescencia de
formación en Brasil, fue con Las Aguilas donde encontró su
mejor opción para debutar en el invierno de 1985. Al paso de los
años llegó a ser clave, aunque luego fue parte del inventario
y de nuevo apreciado.
Se retiró físicamente al concluir el torneo
Clausura 2003 con Necaxa, pero fue registrado para esta campaña
por América sólo para alinearlo en un partido de despedida.
El éxito y las crisis
Pocos deportistas pueden irse tan laureados, no obstante
que su adiós llega en momentos de crisis en el seno de la Federación
Mexicana de Futbol, la de los árbitros, una de las que más
le preocupa que empañe su deporte. Finalmente es una etapa como
muchas polémicas de las que observó y padeció durante
su trayectoria, que inició en América en 1985, y que fue
un ir y venir entre los cuadros de Televisa, a veces a regañadientes,
entre Necaxa y en su momento Atlante.
-¿Qué tan difícil fue desarrollarte
como futbolista, a pesar de los conflictos?
-Eso es punto y aparte. Las dificultades las enfrenté
como futbolista, como jugador que encuentra todo tipo de barreras; llámese
ser hijo de una leyenda, como padre, y empezar a ser un jugador regular,
a hacer mi propia historia con logros, con hechos.
"Por eso digo que son dos cosas paralelas. El aspecto
administrativo, hacia lo que nunca me ha gustado opinar de algo si no tengo
los conocimientos profundos. La federación siempre la he vivido
desde lejos, nunca me ha gustado tampoco meterme mucho. Siempre traté
de dedicarme a lo más importante, que era mi carrera, el compromiso
que tenía conmigo mismo, con mi gente, con los aficionados, y obviamente
con mis equipos, y los años que fui seleccionado.
-¿Qué tanto tuviste que asumir respecto
de movimientos o contratos con los que no estabas de acuerdo?
-Tienes que aprender a ser flexible en esta carrera. Tratas
de encontrar un equilibrio porque si eres extremista puedes encontrar situaciones
muy desagradables, hasta cierto punto injustas, por más que trates
de ser transparente. Muchas veces sufrí consecuencias por ser demasiado
honesto o noble. Mucha gente me decía que no fuera así, pero
a mí no me importó porque así son mis bases.
"Independientemente de las consecuencias, no me importó
y no me importa porque no cambié mis bases. Sigo siendo la misma
persona y al final me siento muy orgulloso porque, aunque se escuche feo,
no tengo cola que me pisen; lo que hice fue con base en esfuerzo, entrega
y por méritos propios. Eso es lo que más me reconforta, lo
que me deja más feliz.
"Sí sufrí consecuencias dolorosas; me lastimaron,
me hirieron, pero aquí estoy."
-¿Más en el club o en la selección?
-En los dos. De repente te decían una cosa, no
lo cumplen; actúan de una manera, luego de otra; confías
y no te corresponden con las promesas que hicieron, en fin...
No obstante la satisfacción del retiro como símbolo
del futbol, lamenta la situación actual de la federación:
"Es triste, porque obviamente me encantaría que
a estas alturas estuviéramos escuchando del surgimiento de un nuevo
Hugo Sánchez, un Enrique Borja o un Jorge Campos, jugadores que
marcaron toda una época. Eso sería lo más bonito y
emocionante, estar hablando de grandes partidos, de promesas y su crecimiento,
en vez de hablar de situaciones desagradables que hacen que se empañen
muchas cosas que se han logrado en los últimos años.
"Siempre que se está creciendo, parece que hay
barreras que obstaculizan ese crecimiento, y eso es lo que es triste."
Al futbol, gracias; a los directivos, que se comprometan
No obstante, sostiene que "el futbol mexicano va en crecimiento;
de eso no tengo la menor duda; hay condiciones, capacidad, infraestructura,
calidad, pero todos debemos dedicarnos a eso. Si cada quien quiere jalar
para su lado, si no somos objetivos ni trabajamos en equipo, obviamente
esos logros serán tan impactantes y se estarán disolviendo
con circunstancias como éstas".
A diferencia de la mayoría de los protagonistas
de éxito, Zague ha invertido sus jugosas ganancias en crear
una escuela de futbol y una red de gimnasios que ofrecen avanzados sistemas
de activación física. Desde ahí, al margen de cualquier
dirigencia de futbol, afirma que corresponde a los dirigentes unirse:
"Esperemos que trabajen con un mismo objetivo que es nuestro
futbol; ojalá dejen de lado sus intereses personales, o más
bien, que si los tienen, porque finalmente como dicen ellos son los dueños
del negocio, que la prioridad sea el crecimiento del futbol mexicano, no
al revés, como parece que está sucediendo actualmente".
-¿Qué le dirías al futbol y qué
te gustaría que se modificara?
-Es difícil, el futbol es un deporte muy complejo.
Son muchas cosas; no es tan fácil poder cambiar. Lo único
que sí podría pedir es que aquellos que están involucrados
con el futbol, realmente se comprometan; traten de entregarse al futbol,
que se manifiesten de una manera positiva, íntegra, con honestidad
y transparencia.
Con esa imagen de jugador limpio y exitoso, Zague
se ha planteado un propósito como empresario: "Estamos tratando
de hacer una cultura relacionada con el deporte que no sea tan superficial.
Esta tiene que venir como herencia, del abuelo que lleva al padre y éste
al nieto. Dar oportunidades y circunstancias propicias para practicar el
deporte, que es muy importante y que en México cuesta un poco de
trabajo.
"Eso es a lo que me voy a dedicar, al ejemplo, porque
sea cual sea el deporte, es maravilloso."
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