México D.F. Domingo 28 de septiembre de 2003
La académica hace un balance del coloquio en honor de la autora de Tinísima
Creció aún más la figura de la artista: Elena Urrutia
ARTURO JIMENEZ
Si alguna conclusión tuviera que dar Elena Urrutia, organizadora del Coloquio Internacional en Homenaje a Elena Poniatowska, que duró tres días en El Colegio de México (Colmex), sería que la imagen de esa escritora, que guardaba en su interior como "inamovible", se ha movido para crecer aún más y redimensionarse.
Precisa Urrutia, cabeza del reconocido Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer, del Colmex:
"Yo estaba segura de que mi amistad, amor y admiración por Elena eran inamovibles desde hace muchos años. Sin embargo, ahora, después de estos tres días del coloquio, me doy cuenta que ha habido una transformación. Y es que Elena ha crecido en estos tres días dentro de mí, enormemente, en todos sentidos, más allá de aquello que yo creía que ya no era posible."
Eso se debió, continúa, a ese "coro de voces" que durante tres días habló sobre la obra y la persona de la escritora y periodista, redimensionándolas. "Y bueno, pues crece aún más dentro de mí este personaje tan extraordinario que es Elena Poniatowska".
Sentada en la silla desde la que escuchó los últimos planteamientos en este coloquio sobre ella, Poniatowska se da un respiro en la firma de libros y charla con lectores y admiradores:
"El coloquio me alienta enormemente a seguir adelante. Es un estímulo fantástico. Además, me duele pensar que todas las escritoras anteriores a mí, por ejemplo Rosario Castellanos o Elena Garro, nunca recibieron un empujón o un estímulo tan formidable como el que yo he recibido.
"Por eso lo agradezco en el alma y a su organizadora, Elena Urrutia, con esa generosidad para realizar este gran coloquio, al que vinieron profesores estadunidenses y de otros países pagando ellos mismos sus gastos. Es un acto de amor enorme y hermoso."
-Hubo de todo en este coloquio: emociones, reflexiones, Ƒle modificaron a usted misma su propia obra y figura?
-Sí, claro. Me dieron un empujón de estima, me inflaron cual globo de Cantoya. Y a lo mejor a veces eso me hace falta.
Entre los asistentes a la sala Alfonso Reyes todavía quedaban los ecos de la última mesa de intervenciones y la posterior, frutrada y surrealista proyección de un documental sobre Poniatowska, de la que aparecieron algunas imágenes y luego fueron extrañamente sustituidas por otras de Emilio Gracía Riera.
Y el ejercicio de animación informal y gozosa que desplegó Sara Poot-Herrera, quien recordó que mientras ahí reconocían a Poniatowska, en la sala vecina se recordaba a Salvador Allende. La de Poot-Herrera fue una forma de clausura-velada-cotorreo fraternal y reconocimiento a sus "dos Elenas": Poniatowska y Urrutia.
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