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México D.F. Domingo 28 de septiembre de 2003
Antonio Gershenson
Contrarreforma: Ƒcausa o consecuencia de la crisis?
El gobernador del Banco de México declaró acerca del fracaso de las "reformas" de libre mercado. Señaló como una causa de ese fracaso a "la crisis", como si fuera un fenómeno meteorológico o algo así, ajeno a las decisiones de política económica de los tecnócratas, incluido el declarante.
En realidad, fue la política económica tecnocrática la que generó la crisis, y las crisis dentro de la crisis. El freno al gasto público, incluyendo la tijera presupuestal, la "venta" de los bienes públicos a amigos de los funcionarios, inclusive que les prestaban para la compra, la contracción del mercado interno al lanzar a la miseria a millones de mexicanos, fueron causas de la crisis.
México, antes de los tecnócratas, creció, de 1939 (ya con el petróleo nacionalizado) a 1982, a un ritmo promedio de 6.2 por ciento. Este fue el ritmo de aumento del producto interno bruto (PIB) real, a precios constantes. Y durante la era tecnocrática, entre 1983 y 2002, ese mismo crecimiento fue de 2.1 por ciento, aproximadamente una tercera parte del ritmo anterior. Este último ritmo es menor que el del aumento de la población en el mismo lapso, por lo que el producto por habitante incluso se redujo. Dentro de este periodo, durante los dos años ya concluidos del actual sexenio, ese crecimiento promedio fue de 0.3 por ciento: el resultado del "nuevo" gobierno con viejos tecnócratas al mando de la política económica.
También culpó el mencionado gobernador a la inestabilidad financiera del fracaso de la contrarreforma pro mercado libre. Pero fueron los tecnócratas los que introdujeron la mayor inestabilidad. Con ellos se dieron las peores devaluaciones y los mayores ritmos de aumento de precios en muchas décadas. Al privar al país de toda defensa ante las importaciones baratas, al abrir las fronteras cada vez más, permitieron que cualquier problema económico de otros países se tradujera en una crisis aquí; y la dependencia cada vez más unilateral con Estados Unidos hizo que si allá alguien estornudaba, aquí nos diera pulmonía. Por último, al golpear a Pemex y al sector eléctrico público, nos privaron de pilares muy fuertes de la estabilidad económica y financiera.
Dentro de los cambios que el país requiere, el de la política económica es el más importante ahora. Los tecnócratas ya mostraron sobradamente para lo que han servido, y su era ya está cerca del final. Han unido, en contra suya, a los sectores más diversos de la población.
De ahí que no sea raro que veamos críticas al sistema que provienen de dueños de grandes fortunas, y no sólo de muchos desposeídos. Al golpear los tecnócratas al mercado interno y a la industria, beneficiando sólo al sector financiero y a algunos amigos suyos más, afectan al empleo y a los trabajadores, pero también a industriales y a quienes, en general, producen para el mercado interno, hoy tan castigado
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