México D.F. Domingo 28 de septiembre de 2003
"Hasta Cuba ya lo permite", aduce el coordinador
panista en San Lázaro
México, único país que no acepta
el gasto privado en energéticos: Barrio
La libre competencia, "absolutamente descarnada e insensible
en muchos aspectos", reconoce
ROBERTO GARDUÑO
México es el último país en el mundo
donde no se permite la inversión privada en el sector energético
"y, hasta donde yo sé, Cuba ya lo hizo", argumenta Francisco Barrio
Terrazas, quien defiende la participación del capital privado en
la generación de electricidad, porque "históricamente las
compañías privadas son más eficientes" que las públicas.
El coordinador del Partido Acción Nacional en la
Cámara de Diputados reconoce el riesgo de la economía de
libre competencia, porque "es absolutamente descarnada e insensible en
muchos aspectos sociales y humanos".
Expresa en entrevista que permitir la inversión
privada en el sector eléctrico y en el de hidrocarburos "se puede
entender como una vulneración de la soberanía, sin embargo,
exportamos crudo e importamos gasolina y nosotros tenemos que pagar por
eso, pagamos los salarios de los trabajadores de Estados Unidos, los impuestos
en ese país, y si se permitiera la inversión privada habría
salarios e impuestos para los mexicanos. Entonces, ¿cuál
de las dos alternativas vulnera menos la soberanía?
-¿Cuál? -se le pregunta.
-La que permite que ese proceso se haga en el país.
Y eso es lo que han hecho todos los países en el mundo, abrir la
puerta a la inversión privada y, hasta donde yo puedo saber, somos
los últimos. Ya hasta Cuba permite la inversión privada.
-Pero en Estados Unidos la experiencia privatizadora en
el aspecto energético ha resultado en desastre -se le insiste.
-Hay que hacer una precisión: no se está
hablando de privatizar esas empresas en el sentido de que todo lo que opera
el Estado pase a manos privadas. Lo que opera el Estado lo seguirá
haciendo. De lo que se habla es que puede haber una complementación,
de que pueda haber empresas privadas que participen en la generación,
y que sea complementario, pero de ninguna manera dejar esto en manos de
la iniciativa privada.
Demostración "histórica"
-¿Qué
funciona mejor, la empresa privada o la empresa pública?
-Creo que históricamente, no sólo en México
sino en el mundo entero, lo que se ha demostrado es que las compañías
privadas son más eficientes. Es cierto que la economía tiene
otras desventajas y se deben reconocer y resolver, porque la economía
de libre competencia es absolutamente descarnada e insensible en muchos
aspectos sociales y humanos.
-Si el gobierno lograra recaudar más mediante una
reforma, ¿ésta sería viable para abrir la puerta de
los sectores energéticos a capital privado?
-No necesariamente, si el Estado tuviera esa posibilidad,
no necesariamente. Teóricamente pudiera ser, aquí tenemos
otro problema.
-Pero no en la teoría, sino en la práctica.
-Podría ser, pero tenemos otro problema. El sistema
tributario, también debe ser competitivo frente al mundo, porque
muchas de las empresas que se instalaron en el país se han ido,
y el atractivo de otros años se ha perdido. Hasta dónde podemos
subir las tasas de interés para hacernos competitivos, pero que
no resulte contraproducente, y que subamos las tasas y recaudemos menos.
-En México ya existe la inversión privada
y participan en ésta las principales trasnacionales, ¿cuál
es el sentido de hacer una reforma?
-El crecimiento que se estima que tendrá el sector
eléctrico en los próximos 10 años es de aproximadamente
5.4 por ciento al año, y eso lleva a una inversión de 560
mil millones de pesos, cerca de 60 mil millones de dólares. ¿Qué
posibilidades hay de que el Estado tenga ese dinero en los próximos
10 años? Como se ve, el Estado no tendrá ese dinero. Lo que
se está planteando es la inversión privada sólo en
la generación y no en la transmisión.
-Con esta reforma, ¿no se responde a presiones
del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional?
-¡No, hombre! Las presiones son las que nuestra
realidad nos impone. No hay presión más fuerte que la que
el sector tiene que crecer a 5.4 por ciento, y en 10 años estamos
hablando de volver a construir la capacidad instalada que ya tenemos, es
una presión brutal. Este es un tema que tiene sus ingredientes ideológicos,
y hay segmentos de la población que de manera muy espontánea
reaccionan a este tipo de esquemas (inversión privada). No niego
que en ejercicios de privatización -que ésta no es una privatización-
ha habido experiencias mixtas, algunas muy exitosas y algunas catastróficas,
eso es cierto, y es un argumento que sirve para que no se avance en este
esquema de participación privada.
-¿Cómo atacar la naturaleza descarnada del
sector privado?
-La experiencia mundial señala que la única
forma de elevar el nivel de vida es mediante el crecimiento económico.
Hoy en China, por ejemplo, casi la mitad de la población, casi 600
millones de personas, tiene la posibilidad de comprarse casa, automóvil
o de ahorrar. Lo que se debe hacer es focalizar el gasto social, por ejemplo
en las universidades públicas van muchos muchachos que sin duda
no podrían hacer un estudio profesional, pero también llegan
muchachos con carros último modelo, y sin duda ese es un gasto social
mal focalizado, y ese subsidio que reciben esos muchachos deja de llegar
a los que más lo necesitan, y el gasto social debe llevar al desarrollo
social de la persona. Que la gente vaya teniendo por sí misma la
capacidad de allegarse oportunidades.
-A usted le parece que el gobierno debe subir o bajar
el gasto social. ¿No se está haciendo una política
social donde se dan programas de atención a los pobres y grandes
negocios a los ricos?
-No lo estimo así. Creo que el gasto está
buscando dirigirse a los programas de atención a la población
más necesitada. De acuerdo con las cifras de Comisión Económica
para América Latina y el Caribe y el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática, ha habido una reducción de
la pobreza. El problema es que el sistema tributario no da al gobierno
la posibilidad de atender a todos los pobres, los recursos no son suficientes
nunca.
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