México D.F. Sábado 27 de septiembre de 2003
ESTADOS UNIDOS: Y LA RECESION VA...
Según
el gobierno estadunidense, en 2002 aumentaron grandemente los problemas
económicos para la mayoría de los habitantes de nuestro vecino
norteño.
Según la Oficina del Censo, en efecto, a los casi
33 millones de personas que en 2001 vivían bajo el nivel de pobreza
se sumaron durante el año pasado 1.7 millones más, de modo
que el número de pobres llegó a 34.6 millones en 2002 (cifra
que siguió aumentando en estos primeros seis meses de 2003 debido
a los cierres de empresas y despidos masivos).
En Estados Unidos una familia compuesta por una pareja
con dos hijos es pobre si sus ingresos anuales no superan 18 mil 244 dólares
(o sea, no equivalen a mil 522 dólares por mes). El mismo informe
oficial comunica que los ingresos de los estadunidenses disminuyeron. Mientras
tanto, el déficit público (que será pagado por los
contribuyentes actuales y las generaciones posteriores) aumentó
de modo impresionante y el actual gobierno del presidente George W. Bush,
no contento con el desvío masivo de fondos hacia la industria armamentista
y las fuerzas armadas, y con una ocupación colonial en Irak que
le cuesta al país 4 mil millones de dólares mensuales (casi
50 mil millones por año) acaba de pedir otros 87 mil millones de
dólares para ese sangriento pozo sin fondo oriental. Es decir, que
mientras la situación socioeconómica empeora, el gobierno
hace todo para agravarla.
Si se tiene en cuenta que las diferencias sociales aumentan
continuamente, ya que el gobierno reduce los impuestos a los ricos y los
subsidios sociales a los pobres, y da negocios a los primeros e inflige
alza de precios y desocupación crecientes a los segundos, no sorprende
por consiguiente que el índice de confianza de los consumidores
domésticos y sus expectativas de compra sigan disminuyendo en cada
sondeo, al mismo tiempo que aumenta el desagrado por la aventura en Irak
y por la política económica de la administración Bush.
La popularidad que el presidente había logrado
hace un año movilizando un primitivo patriotismo y los miedos de
una población desinformada está desapareciendo, y hoy son
más los que critican que quienes apoyan al inquilino belicista de
la Casa Blanca. Son también cada vez menos los que apuestan a la
relección de George W. Bush que, como su padre, venció en
una invasión a tropas iraquíes mal armadas y mal dirigidas,
pero no sólo no puede administrar su victoria sino que también
está perdiendo la batalla de la economía.
Sería por tanto sensato no lanzar cifras alegres
sobre un futuro crecimiento veloz de la economía mexicana, tan dependiente
de Estados Unidos, cuando la recesión estadunidense continúa
y no parece poder mejorar radicalmente por lo menos en los meses que quedan
del año. Sería igualmente sensato tener en cuenta la debilidad
del gobierno de Bush en Estados Unidos mismo, en el momento de negociar
con un ogro enfermo y que se tambalea.
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