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México D.F. Miércoles 24 de septiembre de 2003

Mayor papel al organismo mundial y transferencia de soberanía, exige Jacques Chirac

Es hora de dejar atrás el desacuerdo sobre Irak, afirma Bush en la ONU

El discurso del mandatario estadunidense, dirigido a su país con claras intenciones releccionistas

Insiste en que el régimen de Hussein era un peligro para Estados Unidos por su arsenal mortífero

DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES

Nueva York y Washington, 23 de septiembre. Tláloc fue el anfitrión y obligó a todos los mandatarios y representantes de los 190 países miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a llegar como mo-jados para iniciar la sesión de la Asamblea General, cuyo enfoque se redujo hoy a un solo tema: aceptar o no el llamado del presidente George W. Bush para asumir los costos de su política hacia Irak y su "guerra contra el terrorismo".

El de Bush fue un discurso para dos públicos simultáneamente, el de su país para efectos político-electorales (sólo su discurso fue di-fundido en vivo por todos los canales nacionales de televisión), y para la comunidad internacional.

Debió maniobrar entre dos problemas: necesita el apoyo de la ONU y a la vez lo tiene que solicitar sin provocar la ira de su base política conservadora, que siempre ha despreciado a esta institución. Y lo hizo reiterando la consigna que estrenó al responder a los atentados del 11 de septiembre de 2001: están con nosotros o con los terroristas.

Esta vez lo puso así: "Eventos de los últimos dos años nos han presentado con la división más clara: entre los que buscan el orden y los que promueven el caos; entre los que trabajan para el cambio pacífico y quienes adoptan los métodos de gángster; entre los que honran los derechos del hombre y los que deliberadamente toman las vidas de hombres, mujeres y niños sin misericordia o vergüenza. Entre estas dos alternativas no existe un terreno neutral. Todo gobierno que apoye al terror es cómplice en la guerra contra la civilización. Y toda nación que lucha contra el terror ganará el juicio favorable de la historia".

Principios de Naciones Unidas

Bush reconoció en su discurso que algunos países presentes no estuvieron de acuerdo con la guerra en Irak (aunque señaló que "muchos" sí), pero insistió en que Estados Unidos lanzó la guerra para defender los principios de la ONU.

En una breve historia del conflicto, señaló que el Consejo de Seguridad estaba en lo correcto al predex28-124625-pihocuparse de que el régimen de Saddam Hussein cultivaba vínculos con el terror mientras construía ar-mas de destrucción masiva.

Y, continuó, como resultado de que una "coalición" de naciones actuó para "defender la paz y la credibilidad de Naciones Unidas", ahora Irak es "libre". El jefe de la Casa Blanca simplemente no mencionó que el Consejo de Seguridad no aprobó el uso de la fuerza y nunca dio luz verde a la invasión.

Bush dijo que como resultado de su acción Hussein jamás utilizará las armas de destrucción masiva. Sin embargo, evitó toda referencia a la interrogante de si existían a la hora de la invasión o si aún esperaba encontrarlas, punto clave ya que la presencia de esas armas fue una de las principales justificaciones para la guerra ante la ONU.

Más bien, el nuevo argumento es que la guerra, además de derrocar a un gobierno con vínculos con el terrorismo, fue una acción de de-fensa de los derechos humanos.

Pintando una imagen sumamente positiva de la situación en Irak, Bush invitó a la comunidad internacional a apoyar la reconstrucción porque "el éxito de un Irak libre será observado y notado a través de la región", y será un ejemplo.

"Irak como dictadura tenía gran poder para desestabilizar Medio Oriente. Como democracia tendrá gran poder para inspirar" a esa región, dijo, y subrayó que una transformación allí "beneficiará al mundo, al minar las ideologías que exportan violencia a otras tierras".

Después de ofrecer esta versión de la historia, Bush declaró que continúa la "unidad entre nosotros sobre los principios y objetivos fundamentales de la ONU. Estamos dedicados a la defensa de nuestra seguridad colectiva y la promoción de los derechos humanos".

De esta manera, y con la elegante evasión de uno de los desacuerdos más conflictivos en la historia de la ONU, Bush señaló que "tenemos que trabajar juntos", y concluyó: "por lo tanto, procedamos".

O sea, olvídense del desacuerdo, es hora de dejar eso atrás.

Agregó que su gobierno está trabajando una nueva resolución para el Consejo de Seguridad a fin de ampliar el papel de la ONU en Irak, pero no detalló qué aportaciones específicas estaba solicitando de otros países y la ONU, más allá de ayudar a desarrollar el contexto jurídico del nuevo régimen, y continuar la asistencia humanitaria.

Bush subrayó que el objetivo principal de su política en Irak es el autogobierno, pero advirtió que esto tendría que proceder sin prisa o tiempos marcados por otros, y rechazar las demandas de Francia y otros países para trasladar la soberanía lo más pronto posible.

Así, rehusó establecer fechas límite para establecer el autogobierno.

Sin embargo, Francia no cedió en su posición frente a Estados Unidos: el presidente Jacques Chirac, quien habló poco después de Bush, reiteró que el traslado de soberanía debería avanzar lo más posible ba-jo la supervisión de la ONU.

Subrayó que el multilateralismo es la clave para la seguridad internacional y que la guerra contra Irak había minado el orden internacional. "Nadie puede actuar por sí solo a nombre de todos", afirmó.

Bush esperaba llegar a la ONU con un acuerdo para apoyar su resolución, que en esencia otorga mayor papel al organismo, con el propósito de conseguir fondos y soldados de otros países para la ocupación de Irak, mientras Estados Unidos mantiene el control político-militar de ese país. Sin em-bargo, ahora debe dedicarse a dos días de intenso cabildeo: se reunirá con sus contrapartes de Francia, Marruecos, España y Pakistán.

Campeón del multilateralismo

En un discurso de unos 20 minutos, Bush intentó defender y elogiar su acción unilateral en Irak y presentarse como gran campeón del multilateralismo: propuso nuevas medidas para controlar la proliferación de armas de destrucción masiva y solicitó que el Consejo de Seguridad adopte una nueva resolución criminalizando la proliferación de ese tipo de armas, pero ja-más mencionó a Irán y Corea del Norte, países que han avanzado en su capacidad nuclear militar.

En algunos momentos el conflicto entre estos dos polos fue evidente. Por un lado, declaró que "como firmante original de la carta de la ONU, Estados Unidos está comprometido con ella, y mostramos ese compromiso trabajando para cumplir con sus propósitos declarados y dar significado a sus ideales".

Al respecto, habló de los problemas del tráfico de humanos y la prostitución internacional ("forma moderna de esclavitud", dijo), y mencionó los esfuerzos de su país para enfrentar la crisis internacional provocada por el sida.

Por otro lado, retornó a la defensa de su doctrina de acciones "preventivas" unilaterales, y sugirió que en el caso de armas de destrucción masiva Estados Unidos podría tomar acciones unilaterales para prevenir que "naciones fuera de la ley" lograran obtener en el futuro este tipo de armas.

Su discurso probablemente no fue muy exitoso con la audiencia mundial, pero para Bush y su gente el público estadunidense era más importante porque los costos en vi-das y fondos de la guerra están provocando un desplome en el apoyo popular a las políticas del presidente, y todo esto en un ciclo electoral.

El discurso de Bush tenía menos que ver con la vigencia y viabilidad futura de la ONU y más con su propio futuro político. Hace un año gozaba de 70 por ciento o más de apoyo, y llegó a la sede neoyorquina de la ONU para retar a esta institución a sumarse a su gran "guerra contra el terrorismo" apoyando la invasión de Irak (y amenazó que Corea del Norte, Irán y tal vez Siria estaban en la lista) o poniendo su futuro en riesgo.

Tiene razón: como resultado de esa acción al margen de la ONU, su futuro de sí está en duda. Pero un año más tarde (con encuestas que demuestran un desplome de 20 por ciento en el apoyo popular al presidente) también está en ve-remos el futuro de Bush.

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