México D.F. Miércoles 24 de septiembre de 2003
Piden flexibilidad y realismo para retomar las
frustradas negociaciones de la OMC
FMI-BM, por globalización con aceptable
reparto del ingreso
Llaman a atender las desigualdades sociales y reforzar
la diversidad
Reconocen la necesidad de un nuevo equilibrio entre
naciones
ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADO
Dubai, 23 de septiembre. El Fondo Monetario Internacional
(FMI) y el Banco Mundial (BM) llamaron este martes a la construcción
de ''una globalización mejor'', que atienda las desigualdades sociales
y propicie una ''aceptable distribución del ingreso''. Después
del fracaso de la cumbre de la Organización Mundial de Comercio
(OMC), en la que los países industrializadas se negaron a atender
los planteamientos de los menos desarrollados, los dos organismos financieros
internacionales destacaron la necesidad de un nuevo sistema de equilibrio
entre naciones ricas y pobres.
''Mi percepción de la labor que debe desempeñar
el FMI es lograr una globalización mejor, y ello requiere algo más
que estabilidad financiera. Se necesita también equilibrio social
y político a largo plazo'', aseguró el director gerente del
organismo, Horst Koehler. Para restablecer el equilibrio de la economía
mundial, la globalización y la interdependencia han de reforzar
y no debilitar la diversidad, dijo el funcionario durante la sesión
plenaria de las asambleas de gobernadores del FMI y el Banco Mundial, que
concluye este miércoles.
''Si no se respeta la diversidad, la globalización
no tendrá éxito. Es muy importante, por tanto, que las estructuras
de gobierno a escala mundial, incluida la del propio FMI, fomenten un diálogo
amplio y cabal que garantice que se tomen debidamente en cuenta las opiniones
de todos los países'', añadió al hablar ante gobernadores
de bancos centrales
y ministros de Finanzas de 184 países reunidos en Dubai, uno de
los siete emiratos que integran la federación de los Emiratos Arabes
Unidos.
Koehler aseguró que a largo plazo la equidad social
y una aceptable distribución del ingreso son pilares esenciales
de la estabilidad política y, por consiguiente, del desarrollo económico.
''Los contratos sociales varían de un país a otro y no existe
un modelo único de sociedad equitativa, pero sin un consenso social
duradero no puede haber prosperidad a largo plazo'', añadió.
Insta el Banco Mundial a nuevo equilibrio entre naciones
La última ocasión que el Banco Mundial y
el FMI realizaron su asamblea de gobernadores fuera de Washington fue en
septiembre de 2000 en Praga, capital de la República Checa. Una
movilización de 80 mil personas forzó a que la cumbre fuera
clausurada un día antes de lo previsto. La protesta formó
parte de una cadena de inconformidad mundial contra las políticas
promovidas por los organismos financieros internacionales, que comenzó
a tejerse a finales del otoño de 1999 durante la conferencia de
ministros de la OMC en Seattle. La principal crítica es que el modelo
de globalización impuesto por los organismos financieros y la OMC
beneficia los intereses de los países ricos y las ganancias de las
empresas trasnacionales en detrimento de la calidad de vida, el ambiente
y la igualdad.
En la primera sesión plenaria de la asamblea de
gobernadores de los dos principales organismos financieros internacionales,
el presidente del Banco Mundial, James D. Wolfensohn, destacó este
martes la necesidad de que sea construido un nuevo sistema de mayor equilibrio
entre naciones ricas y pobres, ''esencial no sólo para la reducción
de la pobreza y la prosperidad, sino también para la seguridad y
la paz''.
Wolfensohn se dirigió a los responsables de las
finanzas de 184 países para describir lo que llamó ''fuerzas
del desequilibrio en el mundo'' que a su juicio deben ser cambiadas.
''Las fuerzas del desequilibrio son que los países
ricos gastan 56 mil millones de dólares al año en asistencia
para el desarrollo de las naciones más pobres, cantidad menor que
los 300 mil millones de dólares que destinan a los subsidios agrícolas
o los 600 mil millones de dólares que canalizan al gasto militar.
Los países pobres por sí mismos gastan 200 mil millones de
dólares en defensa, más de lo que destinan a educación.
Ese es otro desequilibrio'', describió James Wolfensohn.
''Estamos en un mundo desequilibrado'', sostuvo y recordó
que en un planeta con más de 6 mil millones de habitantes, mil millones
de personas concentran 80 por ciento de la riqueza mundial y otros mil
millones sobreviven con menos de un dólar al día.
El presidente del Banco Mundial dijo que para reducir
los desequilibrios mundiales, los líderes de países en desarrollo
deben avanzar en reformas para mejorar su economía, pero también
acabar con ''el amiguismo y la corrupción''.
Por otra parte, añadió, los gobiernos de
las naciones desarrolladas deben comprometerse a aumentar su ayuda al desarrollo
de los países pobres. Para ello, además de aportar recursos
es necesario que convenzan a sus electores de que la ayuda al desarrollo
de otras naciones es un temas vital ''para ellos y para el bienestar de
sus hijos''.
Aun cuando en la cumbre de financiamiento del desarrollo,
celebrada en Monterrey el año pasado, los países donantes
se comprometieron a aumentar sus aportaciones, Wolfensohn dio datos en
el sentido de que la Asistencia Oficial al Desarrollo disminuyó
de 0.5 por ciento del PIB mundial en los años 60 a alrededor de
0.22 por ciento en la actualidad. Y todo esto, acotó, cuando los
ingresos en los países desarrollados son más altos que nunca.
''Restaurar el equilibrio del mundo no será posible
a menos que haya esfuerzos serios para construir un mayor entendimiento
público de la importancia de disminuir la pobreza y la desigualdad'',
indicó Wolfensohn.
Los ricos no oyeron demandas: Wolfensohn
ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADO
Dubai, 23 de septiembre. El fracaso de la conferencia
ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), celebrada
la semana pasada en Cancún, constituye un hecho ''frustrante'' que
limitará la capacidad de crecimiento de la economía, consideraron
el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que llamaron
a un pronto reinicio de las conversaciones sobre una nueva ronda de liberalización
comercial.
''La imposibilidad de llegar un acuerdo en Cancún
la semana pasada constituye un revés para todos los países,
desarrollados y en desarrollo, y es todavía más frustrante
porque el éxito de la conferencia podría haber estimulado
la recuperación de la economía mundial'', aseguró
Kaspar Villiger, ministro de Finanzas de Suiza y presidente de la reunión
anual de las juntas de gobernadores del FMI y el Banco Mundial, al dirigirse
a representantes de 184 países.
Para que la ronda de negociaciones interrumpida en Cancún
pueda volver a encarrilarse y dé frutos, todos los países
deberán estar preparados a actuar con flexibilidad y realismo, consideró
Villiger en un discurso pronunciado ante la asamblea plenaria de los dos
organismos financieros.
En la misma ceremonia, Horst Koehler, director gerente
del FMI, aseguró que el revés sufrido por las negociaciones
comerciales en Cancún debe ser una llamada de atención para
la comunidad internacional. ''Todos sabemos que el comercio es la fuerza
más poderosa para lograr el crecimiento mundial y la reducción
de la pobreza. Y esa fuerza funciona de manera óptima cuando se
aplica en un contexto multilateral basado en normas'', añadió.
Las pláticas de la semana pasada en Cancún
se colapsaron cuando Estados Unidos y la Unión Europea rechazaron
atender las peticiones de naciones en desarrollo para que redujeran sus
subsidios a la agricultura, compromiso pactado desde la reunión
ministerial de la OMC en Doha, Qatar, en noviembre de 2001. El plazo para
concluir la actual ronda de negociaciones, que además del polémico
tema de la agricultura incluye la liberalización de inversiones,
las compras de gobierno y la posibilidad de que países atrasados
puedan adquirir medicamentos genéricos para combatir epidemias,
está fijado para enero de 2005.
El éxito depende de países industriales,
dice Koehler
Koehler dijo que para sortear el fracaso de Cancún
hace falta voluntad política de todas las partes para superar el
impasse y retornar a la mesa de negociaciones lo antes posible.
''Hoy más que nunca, el éxito dependerá del liderazgo
de los principales países industriales y la agricultura sigue siendo
la clave para lograr un avance decisivo'', aseguró.
Mientras tanto, James D. Wolfensohn, presidente del Banco
Mundial, se sumó a la demanda de reiniciar las negociaciones rotas
en Cancún. Dos terceras partes de los mil millones de pobres del
mundo dependen de la agricultura para ganarse la vida. ''Como los países
en desarrollo han dicho, las naciones ricas pusieron por delante sus propuestas
y no atendieron las demandas centrales de los países en desarrollo
en este tema'', comentó.
Wolfensohn consideró que en Cancún los países
en desarrollo demostraron su determinación de impulsar un ''nuevo
equilibrio'' mundial. ''Señalaron que debe haber un nuevo balance
entre los ricos y poderosos y los más pobres y numerosos. Indicaron
que para que pueda haber paz y desarrollo sustentable, debe haber un orden
diferente de prioridades'', agregó.
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