Llama a "resistir los embates del orden imperial"

Caracoles zapatistas, ejemplo de autonomía: González Casanova

KARINA AVILES ENVIADA

Puebla, Pue., 23 de septiembre. El científico social Pablo González Casanova llamó a resistir los embates del orden imperial y a "demostrar que estamos decididos a todo, menos a morir de rodillas y a esperarnos a que nos desaten una catástrofe mundial en el momento en que ya no puedan controlar las cosas". Además de la resistencia, añadió, es importante pensar en una construcción como la que realizan los zapatistas, quienes están creando"islas de utopía".

En tanto, el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez destacó que el "desolador vacío" registrado durante las pasadas décadas por la falta de luchas liberadoras de los oprimidos y explotados, comienza a cambiar con la aparición de un nuevo e incipiente internacionalismo, que es el de las movilizaciones en distintos puntos del planeta contra la dominación mundial del imperio.

Aunque definido territorialmente, el imperio de Estados Unidos "es propio de un sistema económico y social -el capitalismo- hegemonizado por las trasnacionales de ese país. Y por ello se expande y domina mundialmente, movido no por los principios religiosos o democráticos que invoca, sino por la tendencia a la expansión económica que está en la entraña de su sistema". El imperio, añadió, se proyecta mundialmente en un internacionalismo perverso, propio del mercado y del capital financiero.

Al comenzar las terceras Jornadas de Teoría y Filosofía Política organizadas por la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) de la UNAM, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, el maestro emérito Sánchez Vázquez realizó una presentación del tema que ocupa a los participantes de este foro: Imperio y nación. Internacionalismos y nacionalismos en el siglo XXI.

Definió lo que encarna el imperio de Estados Unidos, que, precisó, no conoce retos de otros imperios, porque su poderío militar supera al de todos los rivales juntos que pudieran existir. Tampoco reconoce los límites que pudieran imponerle las naciones al tratar de defender y afirmar su soberanía.

Explicó que aunque el imperio no renuncia a destruir por la vía militar a un país, inscribe en "el eje del mal" la soberanía de las naciones. Además, dijo, no sólo no encuentra límites a su dominio -ya sea internos o externos- en el derecho, sino que convierte en "un trasto inútil a la Organización de Naciones Unidas".

Pero "la nación que hoy por hoy encarna más plenamente ese expansionismo propio del sistema en su fase de globalización, o sea, con esta nueva y perversa forma de internacionalismo, es también fuente de un exasperado nacionalismo. De este modo, el internacionalismo repulsivo de la globalización -hegemonizada por Estados Unidos- se conjuga con un histérico nacionalismo o patrioterismo estadunidense".

Frente a ese internacionalismo propio del mercado y del capital financiero en el que se proyecta mundialmente el imperio, es necesario un internacionalismo de los pueblos sojuzgados y oprimidos. Respecto a esto último se ha tenido un "vacío desolador" en las pasadas décadas, y por otro lado se ha registrado en mayor escala la internacionalización del capital, pero no la de las luchas liberadoras de los oprimidos y explotados, añadió Sánchez Vázquez.

En este sentido indicó: "sin caer en infundados optimismos, cabe registrar que esta situación -ese desolador vacío- comienza a cambiar con la aparición de un nuevo e incipiente internacionalismo como alternativa a la dominación mundial del imperio".

El maestro emérito Pablo González Casanova realizó una revisión sobre diferentes momentos históricos, desde la aparición del propietario y del proletario hasta las lecciones que dejaron los integrantes de la generación del 68, en el sentido de que "hay que hacer una democracia a partir de posiciones de izquierda", y que la izquierda no puede triunfar sin posiciones democráticas.

En 1982, puntualizó, comenzó oficialmente la política neoliberal, aunque tuvo sus antecedentes con Augusto Pinochet. "En ese momento el capital tomó el poder en todo el mundo" y vino la política del garrote y la zanahoria, para que la gente actuara y pensara en forma "políticamente correcta".

Hoy en día, agregó, el nerviosismo universal "es tremendo y la política sigue utilizando la técnica de la zanahoria y el garrote, ofreciendo participación a quienes acepten, y amenazas a quienes no lo hagan. Además de que se crea una situación de gravedad considerable, en donde la idea es que van a poder controlarla, que tarde o temprano los gobiernos de Francia, Alemania, Japón y China van a aceptar tal o cual cosa, lo que es un error muy grande pues se olvida cómo se desató la crisis. Entre otras razones, por una sobreproducción muy fuerte..."

Frente a todo ello, destacó tres conceptos: dignidad, resistencia y construcción. Por ejemplo, señaló, los Caracoles zapatistas plantean un camino nuevo en la historia. Corresponden a la organización desde abajo de las autonomías y están llamados para que el movimiento sea nacional e internacional. Los zapatistas, recalcó, "están construyendo lo que el gran físico estadunidense Wiener llamaba islas de utopía".

El profesor Federico Alvarez realizó una amplia exposición sobre la universalidad y la particularidad. La tensión entre los dos conceptos abstractos que forjaban nuestra época moderna, convertidos en concreción política, provocaron "el nacimiento de dos monstruos en el amplio sentido de la palabra: imperialismo y nacionalismo". En el fondo de ambas categorías siempre habrá una antítesis: totalidad y diferencia, señaló.

Consideró que habría que hacer una síntesis para preservar al mismo tiempo la totalidad y la particularidad, la universalidad y la diferencia, la nación y el mundo. En tanto, el antropólogo social Héctor Díaz Polanco señaló que el multiculturalismo "tal y como lo estamos comprando" es una "mala mercancía", por lo que es necesario darle un contenido diferente. También destacó que la autonomía carece de sentido si no está acompañada de una política de reconocimiento.

El director de la FFL de la UNAM, Ambrosio Velasco, coincidió en la necesidad de repensar y definir el multiculturalismo en el contexto latinoamericano, y realizó el planteamiento de una nación multicultural. El movimiento indígena busca la autonomía, lo cual implica una redefinición de la nación, pero no una división de ella, puntualizó.