México D.F. Viernes 19 de septiembre de 2003
El filme de Fernando Pérez abrió
la versión 51 del Festival Internacional de Donostia
Suite Habana propone un discurso político
desde la vida
Lograr que los personajes se expresaran mediante imágenes
y no con la palabra, reto del cineasta
La realidad de Cuba es muy compleja y no se puede definir
en blanco y negro, señala
ARTURO GARCIA HERNANDEZ ENVIADO
San Sebastian, 18 de septiembre. Una película
de ''alto riesgo", así podría describirse en pocas palabras
Suite Habana, la cinta del cubano Fernando Pérez cuya proyección
inauguró hoy la Sección Oficial de la versión 51 del
Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
De
alto riesgo formal: un documental sin entrevistas, casi sin palabras, sostenido
en un discurso puramente visual. De alto riesgo temático: la Cuba
de hoy, compleja, entrañable, controvertida.
En todo caso, Suite Habana es un filme distinto
sobre la isla y su mítica capital. Fernando Pérez se aleja
con toda intención -como sostuvo en conversación con la prensa
luego de la proyección- de las imágenes y los tópicos
habituales en el cine contemporáneo sobre el país caribeño.
No hay discursos edificantes sobre el heroísmo del pueblo cubano;
no hay diatribas incendiarias ni apologías grandilocuentes sobre
el proceso revolucionario; no hay discursos oficiales; no hay un tratamiento
preciosista del deterioro de su arquitectura; no es La Habana de los turistas,
a la que el lugar común presenta como inmenso salón de baile,
fiesta perpetua; no aparece el malecón habanero bajo el sol radiante,
pletórico de ondinas sensuales y efebos seductores.
Diez historias cotidianas
El director Fernando Pérez lo que hace es resumir,
en 84 minutos, ''un día en la vida" de 10 habaneros comunes y corrientes,
10 historias entre muchas posibles: el niño con síndrome
de Down al cuidado de su padre viudo; el enfermero con vocación
de vedete; un médico que hace de payaso en fiestas infantiles; un
bailarín que mantiene a su madre viuda; una mujer que pasa las noches
cuidando que no se roben ni maltraten la estatua de Jonh Lennon, situada
en un jardín público; el viejo profesor de marxismo, ya retirado;
el cuarentón que se casa y emigra a Miami; la anciana vendedora
de maní, que ya no tiene ilusiones en la vida; el reparador de vías
de ferrocarril que por las noches toca el saxofón en un salón
de baile.
Siguiendo a estos personajes, Pérez propone una
inmersión en La Habana profunda: ''Esta Habana es la más
popular y, para mí, la más representativa porque es la mayoritaria,
pero también la menos representada por los medios de comunicación,
tanto cubanos como extranjeros".
Suite Habana es una coproducción España-Cuba
en la que intervinieron la española Wanda Visión y el Instituto
Cubano de Arte e Industria Cinematográficos. Fue grabada en video
digital.
Fernando Pérez inició su carrera como documentalista
en 1975. En 1987 dirigió su primer largometraje, Clandestinos,
y siguieron Hello Hemingway (1994), Madagascar (1996) y La
vida es silbar (1998).
Privilegiar la imagen
Desde
que le ofrecieron Suite Habana se planteó el reto de hacer
un documental en el que ''no hubiera entrevistas, donde la imagen fuera
el objetivo fundamental: yo confío más en las imágenes
como medio de expresión y hasta en mis dos pasadas películas
de ficción he privilegiado la imagen por encima de los diálogos.
Quería que estos personajes actuaran su vida y se expresaran en
sus acciones cotidianas y no mediante la palabra".
Cuando se le preguntó hasta qué punto las
escenas eran creadas, recreadas o documentadas, afirmó que la cinta
es en rigor un documental, en tanto que los personajes son reales, ''no
se recreó nada, esas son sus casas, esa es su manera de vivir, sus
gestos, sus actividades cotidianas. Lo único que me dije fue, bueno,
si los voy a filmar en su vida cotidiana quisiera hacerlo con una puesta
en escena, un lenguaje que le debe mucho al cine de ficción pero
sin traicionar la realidad".
Eludir el discurso oral también fue para el cineasta
una manera de alejar sus historias de la polaridad ideológica: ''Toda
película tiene un contenido político, Suite Habana
lo tiene, pero lo que no quisimos fue hacer un discurso político
desde la política misma, sino desde la vida. La realidad cubana
es muy compleja, no se puede definir en blanco y negro y queríamos
que esa complejidad estuviera en el filme, que cada espectador proyectara
sobre esa realidad sus sentimientos e ideas. Hay una cita de un escritor
inglés que dice: no vemos las cosas como son, sino como somos. Suite
Habana parte de esa premisa".
Por otro lado -añadió - ''hay sentimientos
en la película que son los míos, de amor hacia los personajes.
Creo en el valor de las pequeñas cosas, la cinta no aspira a ser
filosófica, sino hacer una lectura del sentido de la vida más
allá de los sistemas y de las circunstancias específicas".
Deudor del documentalismo
Fernando Pérez asegura que la propuesta formal
de Suite Habana le debe mucho a la corriente documentalista fundada
por el estadunidense Robert Flaherty, que en 1919 hizo un documental en
el que puso a un grupo de esquimales a actuar su propia vida; y en cuanto
a encuadres e iluminación de la fotografía se dice en deuda
con el pintor, también estadunidense, Edward Hooper.
Con una propuesta audaz, bien recibida por la crítica,
Suite Habana comenzó el festival de Donostia.
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