México D.F. Lunes 15 de septiembre de 2003
Se carece de las condiciones mínimas que garanticen una estancia digna
Hacinamiento y abandono presupuestal, la constante en estaciones migratorias
ƑCómo pedir a EU lo que no ofrecemos aquí?, se pregunta la comisionada Carral
ALONSO URRUTIA
Las estaciones migratorias en México no cuentan, en su mayoría, con las condiciones mínimas que garanticen una estancia digna a los indocumentados que son recluidos en esos lugares. Carencia de presupuesto, insuficientes espacios que se asocian al hacinamiento y problemas jurídicos en algunos de los inmuebles, forman parte del diagnóstico elaborado por el Instituto Nacional de Migración (INM).
''Hay unas (instalaciones) francamente abandonadas, no se les ha metido dinero desde hace tiempo y a veces no tienen ni lo mínimo. No podemos pedir a Estados Unidos lo que no ofrecemos aquí'', reconoce la comisionada del INM, Magdalena Carral.
Aun con problemas financieros y administrativos, el instituto ha iniciado un programa de ''redignificación'' de las estaciones migratorias, cuyos primeros pasos son la remodelación de la Estancia Migratoria de Iztapalapa y la adquisición de un predio de 30 mil metros cuadrados en Tapachula, Chiapas, para construir nuevas instalaciones en una zona que concentra 46 por ciento de los aseguramientos.
A pesar de que Carral asume que existen condiciones difíciles para la estancia de los indocumentados, señala que no han proliferado las denuncias por violaciones a derechos humanos. Esencialmente, agrega, los cuestionamientos que se han hecho al organismo se refieren a la situación que guardan los menores de edad, pues en muchas de las estancias no existen espacios para mantenerlos en condiciones propicias.
En algunos estados fronterizos los menores de 18 años son canalizados a albergues del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, pero en otras entidades no se cuenta con estas facilidades, toda vez que el DIF solamente los recibe hasta los 12 años. El Instituto Nacional de Migración estudia la posibilidad de un acuerdo para sufragar los costos a partes iguales, para que los menores sean aceptados.
Una realidad constante en las estaciones migratorias es la sobrepoblación que enfrentan, producto de la insuficiencia de espacios en el país. Actualmente el INM cuenta con 45 estaciones; la principal se encuentra en Iztapalapa, donde actualmente se efectúan obras de remodelación, trabajos que han resultado mucho más prolongados de lo originalmente previsto por el organismo.
Iniciada por la administración del comisionado del instituto, Felipe de Jesús Preciado, el proceso de licitación registró contratiempos administrativos que casi dos años después mantienen las obras inconclusas.
Las peculiares circunstancias en su licitación para abatir costos motivó que la empresa constructora de plano abandonara a la mitad del trabajo, por no cumplir los acuerdos ofrecidos. La historia no concluye ahí. La empresa que quedó en segundo lugar del concurso original -convocado por Preciado- fue llamada para terminar los trabajos. Después de varias semanas respondió afirmativamente y se comprometió a concluir la construcción en noviembre, pero la víspera del reinicio de los trabajos se declaró incompetente para cumplir con los costos ofrecidos.
''Ahora vamos a tener que volver a licitar para ver si se puede reiniciar la obra en noviembre, pero sin duda ha resultado mucho más complicado de lo que pensábamos'', reconoce Carral.
Otra de las acciones importantes es la construcción de una nueva estación migratoria en Tapachula. Actualmente, la capacidad instalada es de solamente 300 personas, aunque frecuentemente la demanda obliga a hacinar hasta 600. En muchas ocasiones no tienen las condiciones que merecen, dice Carral,''por eso acabamos de adquirir un predio para construir una nueva''.
Señala que se espera la colaboración de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para que participe en el diseño de la obra y pueda aportar sus consideraciones en la elaboración del proyecto. ''Esa puede ser nuestra estación modelo. Habrá lugar para mujeres, hombres y niños, un área para cónsules y otros espacios.''
En muchos casos hay dificultades jurídicas sobre la propiedad del inmueble, lo que ha obligado a iniciar largos procesos de regularización. A ello se añade el problema presupuestal, pues si bien existe la intención de modificar sustancialmente las condiciones de los indocumentados, esto deberá ir al ritmo que las carencias del organismo lo vayan permitiendo.
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