México D.F. Domingo 14 de septiembre de 2003
Cuba para dos recupera a compositores
que permanecen relegados o en el olvido
Una mirada inédita a la música caribeña
La soprano Martha Mejía y el pianista Antonio
Bravo amalgaman su arte en el material
ANGEL VARGAS
Una visión poco conocida y mucho más íntima
de Cuba, en la que la esencia femenina es personaje principal, define los
derroteros sonoros del disco compacto Cuba para dos, grabado al
alimón por la soprano Martha Mejía y el pianista Antonio
Bravo.
De
reciente aparición en el mercado mexicano bajo el sello Quindecim
Recordings, se trata de un atractivo material desde el punto de vista estético,
en el que la voz y la música se amalgaman de virtuosa manera con
la poesía de grandes escritores como Juana de Ibarbourou, Dulce
María Loynaz, Juan Ramón Jiménez, Federico García
Lorca, Fina García Marruz y Rabindranath Tagore, entre otros.
Al mismo tiempo, representa un inestimable documento auditivo
en el que se recuperan o dan a conocer a compositores isleños que
no obstante su gran calidad permanecen un tanto relegados o en el olvido,
como Eduardo Sánchez de Fuentes y Gisela Hernández, o bien,
descubre facetas poco comunes de autores consagrados, entre ellos Ernesto
Lecuona.
Sobresale asimismo el hecho de que, según Antonio
Bravo, 80 por ciento del repertorio del álbum permanecía
inédito e inclusive no había sido editado y sus partituras
son manuscritas, por lo cual la realización del disco requirió
de un trabajo musicológico y de corrección por parte del
pianista mexicano.
Las obras provienen de un archivo perteneciente a la soprano
cubana Hilda del Castillo y el criterio de selección estuvo basado
en el gusto personal de la soprano Martha Mejía y Antonio Bravo,
según este último; sin embargo, también se consideró
de manera preponderante que en las obras se avizoraran las raíces
caribeñas.
"Se trata de una visión distinta de Cuba desde
el punto de vista musical, ante el hecho de que el son, el danzón
y demás géneros populares han opacado que existen otros tipos
de música de gran valía en la isla. Es una visión
no tan colorida como la que, por ejemplo, vemos con el Buenavista Social
Club; es una mirada más íntima y sobre todo en la que lo
femenino ocupa un papel esencial", señala el intérprete y
compositor mexicano.
"Aunque no se note a primera instancia, diseñamos
el disco como una especie de viaje virtual de la mujer a través
de la música y los poemas de las canciones: primero, queriendo ser
hombre para poder salir y disfrutar, luego hacer valer sus sueños,
más adelante enamorarse y después sufrir el desamor, y por
último la muerte".
De acuerdo con Antonio Bravo, la rítmica y géneros
diversos como la guajira y la habanera, al igual que la negritud y la cubanía,
son los elementos inherentes a Cuba que pueden encontrarse en el álbum.
Otro de los puntos que el pianista destaca de este material,
es su valor como referente para proyectos posteriores.
"Pero sobre todo nos llena de orgullo haber descubierto
a Ernesto Lecuona como un compositor más íntimo o el hecho
de rescatar a Sánchez de Fuentes, un autor olvidado a pesar de que
fue un gran impulsor de la música cubana (durante el siglo XX) y
de que cuenta con una prolífica e importante obra, entre ella seis
óperas, tres zarzuelas y varios cuartetos de cuerdas y piezas sinfónicas",
indica.
''También
nos satisface sobremanera incluir a Gisela Hernández, no sólo
por cuestiones de género, sino porque es la compositora que observa
un lenguaje más contemporáneo, muy bien incorporado a las
poesías que escogió para musicalizar"
La presentación del disco Cuba para dos
tuvo lugar la noche del viernes en la sala Ponce del Palacio de Bellas
Artes, con la participación del escritor Carlos Montemayor, así
como del par de intérpretes, quienes ofrecieron un breve recital
con algunas de las piezas del álbum.
Cabe destacar que el acto estuvo a punto de devenir suceso
lamentable, luego de que personal de vigilancia de Bellas Artes negó
el acceso al recinto a poco más de una veintena de personas con
el argumento de que "el evento ya empezó y no hay lugares". Apenas
habían pasado 15 minutos de la hora programada para comenzar.
La situación se tensó cuando uno de esos
guardias intentó empujar a una señora de edad, para poder
cerrar la puerta que ella obstruía en su afán por ingresar.
Salvo el disgusto de quienes debieron quedarse afuera, afortunadamente
no pasó a mayores.
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