México D.F. Domingo 14 de septiembre de 2003
Los debates se centraron más en la historia del concepto que en sus rasgos actuales
Termina foro sobre nacionalismo con más preguntas que respuestas
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
El viernes concluyó el coloquio Nacionalismo mexicano, ayer y hoy, en el que historiadores e investigadores nacionales y extranjeros hicieron un recuento del proceso histórico que llevó a la formación del sentimiento nacional, aunque se centraron más en el pasado que en el presente, y esa fue una de las principales críticas de los asistentes, quienes esperaban una definición actual.
En la parte final del encuentro, en la parte de preguntas y respuestas, Meyer declaró que en este siglo ''el nacionalismo no puede ser el del pasado", aunque resaltó una de las cualidades del concepto: su flexibilidad, "no tiene una definición muy clara y eso puede ser una ventaja. Nos puede permitir redefinirlo. Al final de cuentas, la idea central es tener la voluntad, el entusiasmo de mantenernos como comunidad''.
De esta manera, explicó, se tiene que proponer una forma clara de disminuir las diferencias sociales y "rescatar y limpiar" la palabra solidaridad -''tan despreciada por el uso demagógico que se le dio''- para ponerla en el centro del nacionalismo.
Un nacionalismo mexicano digno del siglo XXI debería retomar la propuesta que hizo Morelos, de disminuir la distancia entre miseria y opulencia; tendría que incorporar parte del nacionalismo económico; poner acento en las peculiaridades culturales, y reafirmar la especificidad de lo cultural mexicano. ''Es fácil decirlo, pero se necesita un liderazgo político que sea capaz de despertar la imaginación mexicana y darle confianza a México. Eso es difícil cuando llevamos 20 años sin crecer".
La propuesta de Lorenzo Meyer es, en este caso, ''ponernos metas de crecimiento y solidaridad interna. De solidaridad en serio, no proyectos partidistas, y eso podría ser una de las avenidas para el nacionalismo de este siglo, pero se tendría que contar con la clase política necesaria para encabezarla".
Así, el nacionalismo no es bueno ni malo. Tiene ambos aspectos, y de ahí su dificultad para definirlo, destacó el historiador, quien estuvo acompañado en la mesa por Alan Knight, quien se refirió al nacionalismo mexicano desde Hidalgo a Cárdenas, y Carlos Illades, cuyo recorrido histórico se realizó a partir del análisis de lo nacional en el romanticismo mexicano.
Knight, a su vez, señaló que existen varios nacionalismos, cada uno con sus propios mitos, leyendas o símbolos. El nacionalismo, dijo en entrevista, "en parte es una cuestión moral o normativa. Se parece un poco a la religión: hay creyentes y no creyentes. El mundo con menos nacionalismos y más integración humana a escala global sería mejor".
El encuentro académico, organizado por la Secretaría de Cultura del GDF y la Universidad Autónoma Metropolitana, se centró en la formación del concepto a partir del movimiento encabezado por Miguel Hidalgo, mientras el público confiaba en obtener una definición o las características de lo que es en la actualidad. Uno de los asistentes, en la parte final del actos, resumió: "ahora tengo más preguntas que respuestas".
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