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México D.F. Domingo 14 de septiembre de 2003
Rolando Cordera Campos
Los idus de Castro
Se va y se fue, como en el beisbol. Atrás quedaron
la eminencia jurídica del presidente de la Cámara, pero también,
muy abollados, los ánimos montoneros de hacer justicia rápida
y juicios de Dios. Acabar con los corruptos puede ser mandato divino, pero
ni con muchas ayudas del invisible podrán salir avante las ansias
de acabar con todo en 15 minutos.
El Partido Acción Nacional y sus legisladores,
sus coordinadores y compañeros en el gabinete han hecho un compromiso
público con el proceso de ley y el respeto al reglamento y Ley Orgánica
del Congreso, y a eso tienen que atenerse para intentarlo de nuevo, una
vez que se laman las heridas, y que el secretario de Gobernación
aprenda que ser democrático no es equivalente a negarse a hacer
política todos los días en, con e inclusive frente al Poder
Legislativo y que ni aquí ni en China, pasando por Washington o
Las Cortes, un encargado del orden interior puede reclamar como excusa
el no haber estado enterado de lo que sus correligionarios tramaban en
el Congreso.
Así, no habrá concertación que valga
o dure, pero tampoco gobernabilidad digna de tal nombre. Todo se irá
de cuchupo en cuchupo, de salón en salón, como
se imaginó que sería para siempre desde los comedores de
San Angel o los pent houses de Polanco, hasta que lo plebeyo de
esta democracia del crepúsculo se interpuso entre tanto notable
autodesignado y los encaró con los caballos, con jinete o sin cabeza,
con los poderes corporativos de viejo cuño y peor aliento, pero
sin los cuales al parecer el régimen nonato no puede gobernar, con
los corre ve y diles del dinero y el control de medios y masas de operadores,
en fin, con el infierno cotidiano de lidiar con el monstruo de las mil
caras de la informalidad organizada, los poderes fácticos que cenan
con uno y desayunan con el otro. Wellcome to hard times, diría
el gran Doctorow, aunque aquí sólo nos quede el consuelo
de Ixca Cienfuegos: "Qué le vamos a hacer, si aquí nos tocó".
No, no es la caída del honor de la Cámara
lo que hay que resaltar ahora, cuando los del acuerdo tras bambalinas vuelven
a aconsejarse y a cenar. De eso habría que haber hablado con la
antelación debida, para componer con calma y pausa lo que nunca
en realidad se puso en orden so pretexto de apurar el paso de la alternancia
sin adjetivos ni puerto de llegada. Lo que hoy reclama toda la atención
es el desplome del eje de la gobernación en todo régimen
democrático: la corrosión del partido del gobierno y la incapacidad
eminente de éste para forjar una coalición que le permita
cumplir con sus responsabilidades mínimas de orden, seguridad y
fijación de rumbo, sin caer en las manos de los especuladores del
autoritarismo ni poner en riesgo la afirmación de la democracia
alcanzada.
Del Congreso tendrán que encargarse los grupos
parlamentarios mismos, carentes como están de la mínima correspondencia
orgánica con sus partidos. Partidos partidos, partidos parlamentarios
in vitro, partidos nómadas y bajo resguardo de señores
de la región... o de la guerra. De todo habrá en esta viña
que crece a pesar de todo, pero que tal y como está hoy no podrá
resistir la enorme presión que se acumula y no vislumbra otra salida
que la sucesión que todos descuentan a la vez que adelantan.
Triste semana ésta para la política democrática.
No se necesitaba de un suicidio transoceánico para ponernos de cara
a la desgracia presente y por venir, ni de los lamentables comentarios
post mortem del canciller sin brújula que se apodera del
comercio mundial, inviste de delegado al responsable de la economía
nacional y se disfraza de médico legista instantáneo para
convencer al auditorio de lo verídico del autosacrificio del coreano.
Con ver al abogado caer sin renunciar a su presidencia camaral bastaba.
Pero no ha sido así y el descalabro del partido gobernante apenas
empieza.
Pueden los priístas festejar la victoria del jueves,
pero no engañarse ni engallarse con ella. Sus fracturas y malos
entendimientos van también para lejos y su inconsistencia en materias
de fondo, como el fiscal, pero también el de la energía y
los sueños guajiros de sus tecnócratas vueltos cabilderos
del capital trasnacional, no les dejarán en paz.
Este es el cuadro de arranque de la sucesión presidencial.
Para qué hablar de la prolongación del receso económico
o de la caída libre de la industria. Lo de la changarrización
va en serio, pero no sólo para los puestos de tacos o las talachas
ambulantes. Lo que se minimiza con los días, hasta engrosar las
filas de los micro negocios sin domicilio es la política. Y eso
es cosa seria.
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