México D.F. Viernes 12 de septiembre de 2003
No comparto los temores de que puede perder
su identidad nacional, señala Alan Knight
Sin el nacionalismo no se puede entender la historia
de México
Cine, música y gastronomía también
están firmes a pesar de la globalización, señala
Advierte que el intercambio del país con EU no
significa que será absorbido por los gringos
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
En la era de la Internet y la economía globalizada,
ciertos aspectos del nacionalismo mexicano han declinado, pero otros conservan
fuerza y vigencia. De acuerdo con el historiador inglés Alan Knight,
el ''nacionalismo económico" y el religioso son obviamente menos
radicales que hace 40 años; en cambio, en el campo de la cultura,
el nacionalismo se expresa con gran fortaleza.
Por eso, ''no comparto los temores de que México
puede desaparecer como identidad nacional. Por ejemplo, la cultura mexicana
penetra a Estados Unidos como nunca. Sí, hay un proceso de intercambio
cultural, pero eso no quiere decir que va a ser totalmente absorbido por
la cultura gringa".
Profesor investigador de la Universidad de Oxford, durante
30 años, Knight ha estudiado la historia de México, sobre
la cual ha escrito libros como La Revolución Mexicana, publicado
originalmente en inglés. Está en el país para participar
en el encuentro académico El nacionalismo mexicano ayer y hoy,
organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana y la Secretaría
de Cultura del Gobierno del DF.
Hélice doble
-¿Qué tan vigente cree usted que es el nacionalismo
mexicano en el mundo globalizado de hoy?
-Depende
en parte con lo que queremos decir por ''nacionalismo". Hay muchas corrientes
nacionalistas: políticas, culturales, religiosas. Es difícil
hablar del nacionalismo como una sola entidad, pero yo diría que
no obstante el rápido proceso de integración de México
a la globalización hegemónica, hay áreas que se mantienen
muy fuertes, por ejemplo la cultura, el cine, la música, la gastronomía.
-El nacionalismo consolidado durante el régimen
de Lázaro Cárdenas es el mismo. ¿Se ha debilitado?
¿Ha evolucionado?
-Diría que inclusive en los años 30 había
varias corrientes nacionalistas. Por ejemplo, podemos contraponer el nacionalismo
revolucionario, progresista, con rasgos socialistas, con una contracorriente,
también nacionalista pero sinarquista, católica, autoritaria.
En los pasados 40 años estos extremos han convergido en cierto sentido,
están menos polarizados que en los años 30. Hoy día
no tenemos un radicalismo económico nacionalista como entonces,
tampoco la intransigencia católica clerical.
''En cuanto a la política económica, es
difícil imaginar hoy un proyecto como el cardenista. También
quisiera enfatizar que a veces se exagera el papel que en materia económica
tuvo el Estado en ese tiempo. La política cardenista, que actualmente
investigo, en realidad fue bastante pragmática en el terreno económico.
Mientras expropiaba el petróleo, en temas como la minería
fue bastante pragmático. Entonces quizá las diferencias no
son tan extremas como a veces se supone."
Durante décadas -explica el historiador- ''hubo
una hélice doble entre el Estado revolucionario y el partido oficial.
Eran dos nacionalismos traslapados íntimamente. En los años
recientes, con la declinación del PRI y, quizás más
importante, con el fin del modelo estatista de protección y la nueva
apertura económica de México, ese modelo ya no es tan viable.
Con la declinación del PRI como partido oficial, esa relación
tan íntima entre un Estado intervencionista con una ideología
nacionalista se ha quebrado, ahora hay muchas corrientes. Aún existe
la corriente típica más nacionalista, izquierdista, aunque
más débil. No veo un nacionalismo hegemónico y quizá
eso no sea algo tan malo.
Tentación de los políticos
-¿Hoy sigue funcionando y sirve de algo el nacionalismo
en la relación de México con Estados Unidos?
-No comparto los temores que a veces se expresan de que
México va a desaparecer como entidad nacional debido a su dependencia
económica. Sí, la dependencia es muy fuerte, pero el nacionalismo
mexicano que se ve en la cultura, en el deporte, en los medios de difusión
masiva es evidente y muy fuerte. Inclusive penetra a Estados Unidos como
nunca y no sólo en áreas de influencia tradicionales, sino
a escala nacional. Hay un intercambio cultural, pero eso no quiere decir
que México va a ser totalmente absorbido por la cultura gringa.
México ha mantenido y seguramente va a seguir manteniendo su cultura
en muchos aspectos, no obstante la integración económica.
-A su juicio, ¿qué es lo mejor y lo peor
de las actuales formas del nacionalismo mexicano?
-Lo peor en cualquier país es que ofrece a los
políticos la posibilidad de utilizarlo en su propio beneficio. Hay
un dicho inglés que dice que el patriotismo es el último
resorte de los bribones. Se puede matizar, pero el caso de Estados Unidos
lo ejemplifica: la administración Bush lo ha utilizado para ganar
apoyo. Los políticos se aprovechan del nacionalismo para aumentar
su popularidad. A veces se justifica, hay resistencias nacionalistas que
tienen toda la razón, pero siempre hay la tentación de los
políticos para utilizarlo en su propio beneficio.
-¿De donde proviene su interés por el nacionalismo
mexicano?
-Soy historiador, he trabajado durante 30 años
sobre la historia de México y su nacionalismo, bueno o malo, es
un hilo central que no se debe soslayar. Si no se entiende éste,
no se puede entender la historia de México.
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