México D.F. Miércoles 10 de septiembre de 2003
El turismo, acaparado por los grandes hoteles
En el otro Cancún, suicidios y pobreza para descendientes mayas
ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADA
Cancun, 9 de septiembre. Resulta que también hay otro Cancún, uno que no verán ni en sueños los delegados de los países poderosos que acuden a la cumbre ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y a quienes se citó en el más exitoso centro turístico mexicano del Caribe. Pero ahí está.
Es Puerto Juárez, que existía 70 años antes de que se construyeran los lujosos hoteles, los parques acuáticos y las famosas discos, y que hoy sobrevive en su zona periférica entre la pobreza, la falta de servicios públicos y la proliferación de problemas sociales como el alcoholismo, la drogadicción y, según reportes puntuales, un creciente número de casos de suicidio.
Puerto Juárez no refleja miseria, pero sí muestra a su pariente, la pobreza. Acaso es sólo cuestión de matices, porque ahí están la basura y las aguas sucias que le avientan Cancún. Y la ausencia de verdaderas políticas de estímulo para pescadores y cooperativistas, que cuando Cancún no existía ni habían llegado los grandes consorcios hoteleros eran los únicos que atendían en sus palapas y prodigaban a sus escasos visitantes con la langosta y el pargo.
Hoy sólo reciben a su propia gente, a esa que sólo en términos eufemísticos y no de balanza comercial se le puede llamar turismo y que conforman familias con numerosa prole que llevan sus propias tortas en bolsas de plástico a la Playa del Niño, porque no pueden darse otro lujo.
Con un deslavado letrero que anuncia a ese ''balneario municipal'', prácticamente esa es la única playa a la que tienen acceso, porque las demás, las que se promocionan entre las más bellas del mundo, acaso sólo las conocen en carteles.
Un grupo de periodistas de varios países acudió hoy por invitación de agrupaciones no gubernamentales como Amigos de la Tierra, Global Exchange, Polaris Institute y varias más que están coaligadas en el movimiento ''Nuestro mundo no está en venta'' a conocer ese otro Cancún, el que no tiene, por ejemplo, agua potable aunque en algunos casos, como el de doña Rosa, sus casas estén ubicadas justamente frente de la planta potabilizadora municipal, ahora además concesionada al capital privado trasnacional.
Como primer elocuente ilustrador de esa situación que los delegados comerciales de 146 países seguramente no conocerán, José Aguillón Cob, de la sociedad cooperativa de servicios turísticos Operadora del Caribe describió ''lo desastroso que ha sido para nosotros que tenemos descendencia maya el desarrollo que ha tenido Cancún. No es que seamos ignorantes, es que nos siguen vendiendo los mismos espejitos de hace 500 años''.
Explica que para ellos no hay salida: si pescan, pueden caer en falta por hacerse de especies en veda y dar a la cárcel como le ocurrió a un compañero que fue pillado con 10 kilos de caracol y tuvo que pagar una fianza de 20 mil pesos para quedar libre, lo que le implicó vender su lancha e hipotecar su casa. Luego, si buscan atraer turistas para sus sencillos restaurantes, nadie llega porque los visitantes traen el famoso ''all inclusive'' y ya no necesita buscar nada, pues lo tienen en el hotel.
Más adelante, está también el pomposamente llamado ''relleno sanitario'' que no es otra cosa que la inmensa montaña que forma la basura de los municipios de Cancún y Playa del Carmen. Está concesionado a Tribasa, pero a decir de los ambientalistas que acompañaron la visita, los líquidos que se escurren del basurero están contaminando los mantos freáticos y si no se pone remedio esa agua correrá al mar y a las lagunas de Cancún.
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