México D.F. Miércoles 10 de septiembre de 2003
MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Inamovible posición de la OMC
Desequilibrio económico deliberado
Eliminación de subsidios, el sueño
PARAFERNALIA APARTE, LOS pronósticos más entusiastas indican que el encuentro ministerial de la OMC que arranca hoy en Cancún arrojará idénticos resultados a los obtenidos en encuentros previos de iguales características, es decir, la agudización del ya de por sí profundo conflicto Norte-Sur.
LOS AGUDOS Y crecientes desequilibrios entre ambos bloques están perfectamente documentados, pero la búsqueda de soluciones tangibles no trasciende ese punto, de tal suerte que pueden celebrarse un millón de reuniones adicionales tipo Cancún, que la balanza no se enderezará un milímetro.
ADICIONALMENTE A LA intervención de los 146 ministros de comercio de las naciones integrantes de la OMC, participarán diversos organismos internacionales que de una u otra suerte están ligados al futuro del planeta.
EN ESTE CONTEXTO, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentará su propio balance sobre la circunstancia agrícola en el mundo y su efecto sobre los países subdesarrollados.
LA FAO SEÑALA que a pesar del auge del comercio mundial de productos alimentarios -cuyo valor se ha duplicado aproximadamente en los pasados decenios-, la agricultura en el mundo en desarrollo sigue luchando por sobrevivir. Hoy en día la participación de los países en desarrollo en el comercio mundial de alimentos asciende a cerca de 27 por ciento del total, es decir, mantiene prácticamente el mismo nivel de hace 20 años.
LO ANTERIOR, DICE, porque a pesar de todas las oportunidades económicas que brinda el comercio internacional, los campesinos pobres del mundo en desarrollo a menudo no están en condiciones de competir en el mercado internacional. Y las importaciones con frecuencia también los sacan de la competencia en sus propios países. Se trata de una competencia en gran medida injusta, subsidiada. Desde 1980 el costo total de las importaciones de alimentos para el mundo en desarrollo se ha incrementado 60 por ciento.
MUCHOS DE LOS problemas de fondo de esta situación -falta de crédito, infraestructura inadecuada, falta de tecnología y, en algunos casos, conflictos sociales- son internos, pero otros no. En particular, los promotores del desarrollo vienen señalando desde hace mucho tiempo que los subsidios agrícolas y los aranceles que utilizan los países ricos en apoyo a su sector agrícola producen un grave efecto, cuando no fatal, al avance del desarrollo sostenible de la agricultura de las zonas pobres del mundo.
EN 2001, DE frente al clamor de los países en desarrollo por corregir los desequilibrios de las reglas que rigen el comercio mundial, las naciones asistentes a la cuarta reunión ministerial de la OMC celebrada en Doha, Qatar, convinieron en colocar estas cuestiones en primer plano y al centro de sus negociaciones. Una serie anterior de negociaciones comerciales (la ronda Uruguay, 1986-1994) había producido un acuerdo que pedía la reducción de los subsidios a las exportaciones, del apoyo interno a los agricultores y de los aranceles impuestos a los productos agrícolas, políticas que los países en desarrollo han señalado desde hace mucho tiempo como obstáculo para su participación en el mercado mundial.
PERO EN DOHA muchos países pobres sostuvieron que esas reducciones no habían bastado para crear condiciones justas de competencia. En consecuencia, en la declaración final de Doha, los miembros de la OMC se comprometieron a "celebrar negociaciones globales encaminadas a lograr mejoras sustanciales del acceso a los mercado, reducciones de todas las formas de subvenciones a la exportación, con miras a su remoción progresiva, y reducciones sustanciales de la ayuda interna causante de distorsión del comercio... Pero dos años más tarde las modalidades -orientaciones, procedimientos y plazos que rigen la forma en que se cumplirán esos objetivos- siguen negociándose, aunque ya deberían estar listas".
EN EL SISTEMA mundial de comercio regido por la OMC, los países ricos destinan miles de millones de dólares al año para subsidiar su sector agrícola. La cifra resulta particularmente asombrosa, apunta la FAO, considerando que en las naciones de altos ingresos, como la mayoría que integra la OCDE, la agricultura sólo emplea a 5 por ciento, aproximadamente, de la fuerza de trabajo y aporta apenas 2 por ciento al producto interno bruto. En contraste, en las de bajos ingresos este sector proporciona empleo a 70 por ciento de la fuerza de trabajo y participa en el PIB con 36 por ciento.
LOS SUBSIDIOS A los productores agrícolas del mundo desarrollado repercuten negativamente en la agricultura de los países en desarrollo en distintas formas. Al permitir a los agricultores y las agroempresas poner en el mercado internacional sus productos a precios muy inferiores al valor de producción, eliminan de la competencia a los productores del mundo en desarrollo. También alientan un exceso de oferta, que abate más todavía los precios agrícolas mundiales, y reduce los ingresos de los campesinos pobres o los excluye definitivamente de la actividad comercial.
EL BANCO MUNDIAL estima que los subsidios a la agricultura de los países de la OCDE les cuestan más de 30 mil millones de dólares anuales a los agricultores de las naciones pobres, aunque otros estudios duplican esa cifra. A la vez, el BM ha calculado que la eliminación de todos los subsidios se traduciría en una ganancia adicional de 250 mil millones de dólares al año para el sector agrícola, de lo cual alrededor de 150 mil millones corresponderían a los países de ingresos bajos y medios.
LOS SUBSIDIOS TAMBIÉN están, por lo menos en parte, en la raíz de una tendencia al aumento de la importación de alimentos en los países pobres. Las investigaciones de la FAO revelan que en la década de los 90 las importaciones de alimentos básicos en los países en desarrollo aumentaron 5.6 por ciento al año (tasa que aumenta a 6.9 por ciento en los países de bajos ingresos con déficit de alimentos), y prevén que esta tendencia se mantenga en los próximos años. En conjunto, las importaciones de alimentos del mundo en desarrollo han crecido 60 por ciento desde 1980.
Las rebanadas del pastel:
SI EN 20 AÑOS no se ha logrado avanzar en este capítulo, Ƒpor qué Cancún tendría que ser la excepción? [email protected]
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