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México D.F. Miércoles 10 de septiembre de 2003

René Drucker Colín

Las adicciones

De acuerdo con el diccionario, la adicción se refiere "al hábito que crea en el organismo el consumo habitual de drogas, alcohol, tabaco u otros productos". Esto significa que el exceso del uso de cualquier producto de ese tipo genera una adicción. En el diccionario también se indica que el exceso es la parte que "sale de lo ordinario o lícito". También sugiere que exceso es "abuso, crimen o delito".

Ahora bien, todos parecemos poder distinguir entre las adicciones y los excesos, y probablemente consideremos que cuando hablamos de adicciones, nos referimos al consumo del uso de diversas sustancias como la cocaína, la heroína, la mariguana, el alcohol, las anfetaminas, la nicotina, etcétera. Por lo tanto, vemos a las adicciones como algo de entrada nocivo. Sin embargo, puede haber adicciones buenas, por ejemplo el ejercicio, el trabajo, la vida ordenada, etcétera, lo cual es de entrada benéfico. El problema de hecho no es la adicción, pues hay buenas y malas, sino el exceso o abuso de cada una de las cosas que usamos o hacemos.

Por lo tanto, parecería que lo realmente nocivo es lo que hacemos o usamos en exceso. Existe la percepción, sin embargo, de que cuando nos referimos a alguna adicción, hay un elemento de permanencia, mientras que un exceso parece tener la connotación de transitorio. Todo esto está muy bien en el lenguaje cotidiano, que permite que podamos distinguir o por lo menos hacer como que entendemos, cuando nos referimos a adictos o a actos que excedieron sus límites permitidos. Sin embargo, veamos la vida cotidiana mexicana y la vida política mexicana, y preguntémonos: Ƒhay excesos o adicciones?

La pregunta no es estulta, porque se supone que la adicción conlleva un elemento de enfermedad, mientras que un exceso conlleva un elemento de pérdida momentánea de dirección. Usted, mi estimado lector, Ƒcree que nuestros políticos han perdido momentáneamente la brújula, o se han vuelto adictos a transitar por la ilegalidad o lo que se llama el abuso del poder?

El poder causa adicción, y el abuso de él es una enfermedad. Aquí tenemos, pues, que la gran mayoría de nuestros políticos tienen la enfermedad llamada "abuso del poder".

El ejemplo más reciente es la caída del encargado nacional de las adicciones por ser preso de la adicción a la soberbia y al poder. Miembros del PRI en la Cámara de Diputados se enfurecen cuando quieren desaforar a elementos de su partido para que respondan a las acusaciones de corrupción. Si fueran honestos y no fueran adictos a los excesos, dejarían que los asuntos se ventilaran y cayera quien tiene que responder a los excesos. Los secretarios de Estado son adictos a las mentiras, pues proveen al Presidente del país con información tergiversada para que con pasmosa firmeza se generen cuentas alegres y se imposibilite ponderar la realidad.

En la Cámara de Diputados, con formidable acto de exceso del poder, los diputados fueron capaces de embolsarse 300 mil pesos por año y medio de trabajo al final de su gestión de tres años (salvo dos honorables excepciones), mientras que los desatendidos de este país, bien gracias, al fin que son adictos a la pobreza. La lista es casi interminable. Pero no sólo los políticos padecen de estas adicciones de poder: la población también.

Nosotros, ciudadanos comunes, Ƒno nos estacionamos donde se nos pega la gana, no nos pasamos los altos cuando queremos o "tenemos prisa", no cometemos todos los ilícitos que podemos?, pues nos hemos acostumbrado a ser adictos a la ilegalidad. Ahí están los ambulantes, que se paran y ponen donde quieren; los peseros, que hacen lo que les viene en gana; la policía, que sigue mordiendo. Los ilícitos se han vuelto una adicción nacional. ƑNo escuchamos que pocos pagan impuestos?, pues todos buscan cómo evadir su responsabilidad fiscal. Aquí el argumento sigue siendo "Ƒyo por qué voy a pagar, si sólo se roban los impuestos?" ƑQuién tiene la razón? En las instituciones federales y locales se señala "tú haces como que me pagas, pues yo hago como que trabajo".

Todos estos excesos y muchos más, que ya no son transitorios, sino verdadera adicción, terminarán por destruirnos, pero Ƒdónde se rompe el círculo y cuál es el medicamento para curar esta adicción? Esa es, a mi juicio, la gran pregunta nacional.

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