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México D.F. Lunes 8 de septiembre de 2003
Rubén Blades se presentará en
el Auditorio Nacional el 11 de septiembre
"No dejo la música ni el cine, tomo una chance
de servicio a Panamá"
Preparará la campaña de apoyo al candidato
presidencial de su país; "Torrijos tiene voluntad de cambio", expresó
en entrevista el compositor y actor, que promueve su reciente cidí:
Mundo
JUAN JOSE OLIVARES
El músico compositor, actor y político panameño
Rubén Blades, uno de los personajes latinoamericanos más
trascendentes de los recientes años, volverá a tocar en México
el próximo 11 de septiembre en el Auditorio Nacional para promover
su reciente disco, Mundo, en el que será uno de sus últimos
conciertos antes de preparar la campaña de apoyo al candidato a
la presidencia de su país Martín Torrijos.
Se dijo que Blades, ganador de premios Grammy y Emmy,
y a quien mucha gente ubica como uno de los mejores soneros (sin por eso
encasillarlo, ya que es uno de los más vanguardistas por incorporar
sonidos latin jazz, rock, entre otros ritmos), de los más solicitados
actores estelares y de reparto en la industria de cine estadunidense, activista
social o político democrático, se retiraría de la
música. En entrevista con La Jornada desde Los Angeles, Blades
asegura: "Eso es una pausa. Le digo a todo el mundo, que no es que le diga
que no a la música, o no al cine, más bien, estoy diciéndole
sí a mi país. Lo que no estaré haciendo es salir del
país, porque no sé como afecte la visión de mi trabajo".
Y
explica: "Ahora lo que hago es apoyar a un candidato, Martín Torrijos
-quien poco a poco ha ido desplazando la política de corte traicionero-
para la presidencia, que si gana la elección si Dios quiere el 2
de mayo de 2004, yo participaría con él con una función
en su gobierno, determinada por él mismo. Tendrá que ver
en qué lugar podría ser yo más efectivo. En mi país
tengo un perfil que hace que la gente preste atención; tengo un
poder de convocatoria que hace que vengan personas de todos los círculos
sociales, económicos, religiosos y culturales. Eso por una parte,
y por otra, luego de 30 años de estar fuera de mi país, en
realidad quiero pasar más tiempo con mi papá, quien tiene
80 años. Además tengo mis amigos en Panamá con los
cuales no comparto de hace mucho tiempo. Tengo a mis hermanos, a mi familia.
Creo que es una oportunidad de servicio al país, al tiempo que es
una chance para, espiritualmente, tener contacto con mi padre".
Blades es un tipo amable y poseedor de uno de los discursos
sociopolíticos más coherentes. Desde sus tres tribunas: la
musical, la actuación y la política, ha puesto énfasis
por más de 30 años desde su salida de Panamá y llegada
a Nueva York, en las cuestiones de la desigualdad, de opresión a
los pueblos latinoamericanos y sobre los problemas sociales actuales en
el mundo. Y eso es claro en sus más de 22 discos, desde la época
del sello Fania en los que creó verdaderas joyas de salsa, junto
con Pete Rodríguez, Ray Barreto, Willie Colón, además
de su colaboración con otros como Héctor Lavoe y cualquier
otra efigie de esta música que usted, amigo lector, recuerde. Además
de sus más de 30 participaciones en el séptimo arte y su
conocida candidatura en 1994 a la presidencia de Panamá con la fundación
de un partido, el Papa Egoró.
Autor de canciones como Pedro Navajas, Tiburón
y Caína, entre otros temas de culto en la salsa, insiste
en que en los años siguientes a 2004 continuará sirviendo
a su patria y dando manga ancha a su vena política. "Esto es una
consecuencia de mi participación en el Papa Egoró. Es decir,
uno de los errores que cometí cuando fui candidato, cuando estuve
envuelto en el liderazgo del partido político, fue que no entendí
que la responsabilidad con la suma es enorme, o sea que uno asume la responsabilidad
de quedarse en eso (de la política), y yo no lo entendí así.
Esa fue una de las razones de la desaparición del partido. Ahora,
es importante apoyar a la gente que tiene voluntad de cambio. Torrijos
tiene esa voluntad. Cuando alguien me pregunta: '¿y por qué
Martín?', digo primero que porque es joven, además de estar
preparado. Las cosas no cambian porque no hay voluntad. Torrijos es de
una generación que viene desarrollándose lejos de los políticos
de corte tradicional."
Gestión decepcionante
-¿Cómo califica la gestión de la
actual presidenta de Panamá, Mireya Moscoso?
-Con todo respeto ha sido muy decepcionante en todo sentido.
Ningún presidente es completamente malo tampoco. Imagino que ella
ha tenido sus aciertos, pero en problemas fundamentales, diré que
la noción de la corrupción, de ineficiencia y mediocridad
en términos administrativos, ha terminado por derrotar la ilusión
nacional.
Blades, con su voz autorizada de abogado con especialidad
en derecho internacional en la Universidad Harvard, comentó sobre
el caso de los anticastristas que pueden ser enjuiciados por un supuesto
intento de atentado contra el presidente cubano, quien visitó Panamá
en 2000. "Eso ha sido un problema general en Panamá, no creo que
haya sido algo que nada más se limite a ese caso. Tenemos unos 11
mil 500 detenidos en centros penitenciarios nacionales, de los cuales diría
que 55 por ciento todavía no ha sido condenado, ese es uno de los
problemas muy graves que tenemos: la acumulación de casos que no
han sido decididos y eso provoca muchas conjeturas."
La reunión de la Organización Mundial de
Comercio no quedó exenta de sus comentarios: "Creo que el problema
más grande que tenemos a escala latinoamericana es que debido a
la mediocridad y a la corrupción que encontramos a nivel administrativo,
nuestros países no desarrollan programas económicos a largo
plazo, que de ser desarrollados presentarían posibilidades para
que nuestros países pudiesen participar en una forma responsable
en reuniones a nivel de la OMC. Lo que ocurre es que vamos a participar
como adherentes, desprotegiendo nuestro propio mercado y al final lo que
terminamos por hacer es cederlo al extranjero. Tenemos que pelear por un
espacio para nuestros mercados. Siempre nos preguntamos quién nos
quita el mercado, pero no señalamos la responsabilidad interna que
tenemos por permitir que eso se produzca. Debemos definir en términos
políticos planes y programas económicos a largo plazo, que
sean racionales y sostenidos, que no tengan impacto ecológico negativo,
que favorezcan a la mayor cantidad de personas en el país".
Y esa búsqueda de democracia se refleja en su pasión:
la música, en lo que el ha llamado "una de las expresiones más
sinceras del ser humano", que se puede enfocar como medio de escape ante
las presiones cotidianas, o como medio de confrontación; Blades,
el experimentador e incorporador de sonidos jazz-rock a la salsa, prefiere
la segunda y lo hizo patente desde la aparición de su álbum
con Willie Colón, Siembra. "Era importante demostrar que
existía un mercado para la música que hablaba de enfrentamiento
con la realidad, no sólo de escape."
Agrega sobre su democrática música: "Lo
que he hecho es solidarizarme con la noción de que la producción
espiritual mundial tiene un antecedente común. Está representado
genéticamente en nuestra creación. Es absurdo decir que alguien
sufre más o tiene capacidad de sufrir o reír más en
otro país; lo que sí discutimos es si los instrumentos o
la música o la expresión cultural de un país tienen
o no posibilidades de contribución y participación en la
música de otro país. Tenemos que hacer una distinción:
existe la producción del folclor o lo vernáculo de un país,
que es su distinción, pero también tenemos otro folclor que
se ha ido creando con el tiempo, que es el de una ciudad a la que las influencias
le vienen de todas partes. Especialmente en sitios como Panamá,
que han sido sitios de tránsito y existe representación a
escala mundial, hay de todo. No sólo estuvieron estadunidenses,
sino también asiáticos, italianos, griegos, indios, españoles,
mexicanos, argentinos, caribeños... entonces toda esa gente que
se encuentra son personas que viven y comparten el entorno y las experiencias
que se viven en una urbe. Esa realidad fue para mí primordial porque
salí a los 25 años, ya formado, y se confirma con mi llegada
a Nueva York".
Actitud crítica
Siempre
ha tenido una actitud crítica hacia los gobiernos de Estados Unidos.
"Los mayores problemas para mí ocurrieron en la época de
los años 70, desde la guerra sucia en Centroamérica. Los
tiempos eran más difíciles en aquel entonces, la desaparición
de la URSS como competidor por la hegemonía mundial y la desaparición
del bloque soviético eliminaron muchas de las razones que eran esgrimidas
para desprestigiar o atacar a aquellos que criticábamos las políticas
intervencionistas de Estados Unidos. Ahora es forzoso examinar esos argumentos,
lejos del coco del comunismo con el que embarraron a tanta gente en forma
incorrecta y deshonesta. Hoy por hoy cuando hago mis críticas, pese
a que siempre las he hecho en forma balanceada, no se me puede acusar de
comunista, porque para ellos desapareció; ahora lo que tiene arreglo
económico es con ellos".
En cuanto al cine, podríamos mencionar la actuación
de Blades en cintas de diferentes rangos de calidad y tipos. Comedias,
dramas y policiacas han sido su especialidad. Nada más en 2003,
se estrenarán cuatro filmes en los que ha participado: The Maldonado
miracle, que dirigió Salma Hayek ("que hizo excelentemente la
chaparra"); Imagining Argentina (con Antonio Banderas, Emma Thompson);
Erase una vez en México (dirigido por Robert Rodríguez);
Assasination tango, que dirigió "su amigo" Robert Duval,
"uno de los mejores actores en Estados Unidos", y Pink (que hizo
con el hijo de Robert Redford, James).
Oportunidad para que la gente escuche
-¿Se le hizo vicio actuar?
-Es que es muy divertido. Es una oportunidad que me da
de trabajar con gente que siempre me ha caído bien y por la cual
he sentido respeto en términos de su trabajo y profesionalismo.
Además que me ha proyectado internacionalmente; al elevar el perfil
me da la chance de expresar posiciones que tienen que ver con el
planeta y con mi cultura. Eso me da la oportunidad de decir cosas que la
gente atiende, porque me han visto en el cine.
Blades recuerda cómo se incorporó al séptimo
arte. "Fue por amigos. Lo primero que hice fue una cosa malísima
en el sentido de que se hizo como en dos semanas, el libreto no exigía
mucho. En esa cinta tuve el placer de trabajar con (el finado boxeador)
Salvador Sánchez; la cinta se llamaba The last fight."
Por lo pronto, el panameño espera encender de nuevo
con sus rolas a los mexicanos como lo hizo en 2001 cuando se presentó
en el Salón 21, el Teatro de la Ciudad, en el Zócalo capitalino
y en Veracruz. Confirmó su próximo concierto en el estadio
Shea, de Nueva York, junto con Willie Colón. "Willie está
organizando eso porque trata de que esa ciudad recobre su perfil."
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