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México D.F. Domingo 7 de septiembre de 2003
Cronología de un atentado frustrado
En preparación de las medidas de seguridad requeridas para la visita de Fidel Castro a Panamá, programada para el 17, 18 y 19 de septiembre de 2000, se traslada a ese país el coronel Carlos Rodríguez como parte de la avanzada de la comitiva cubana. Este detecta que el conocido líder de organizaciones anticastristas violentas Luis Posada Carriles se encuentra en esa ciudad desde el 5 de noviembre y que en agosto había hecho otra visita. Las autoridades panameñas son informadas de la inquietud del gobierno de La Habana por el riesgo que implica esa presencia.
El 17 de noviembre, entre la una y las tres de la madrugada, en La Habana, el presidente Castro sostiene una reunión con el general Eduardo Delgado, de la Dirección General de Investigaciones, y con el general Humberto Francis, de la Dirección General de Seguridad del jefe de Estado, para evaluar la información que se tiene sobre los planes de Posada para intentar un nuevo atentado.
Como las autoridades panameñas están sobre aviso de la situación, se decide que Castro viaje a Panamá. Arriba a la ciudad del canal a las 11:15 horas, y a las 12:40, ya en el hotel donde se hospedan los jefes de Estado, el Ceasar Park, los generales Delgado y Francis informan personalmente a los jefes de Seguridad Pública y Defensa Nacional panameños, en una reunión previamente solicitada, detalles sobre el plan del atentado. Proporcionan los números celulares, placas y marcas de vehículos, números de habitación de hotel e identidades falsas de los participantes en el complot que dirige personalmente Posada Carriles. Solicitan formalmente su intervención.
A las 14:15 horas se echa a andar la operación policiaca panameña. Policías y detectives rodean el hotel de los conspiradores, el Coral Suites.
A esa hora Posada Carriles y Guillermo Novo Sampol duermen la siesta en sus habitaciones, y Pedro Remón y Gaspar Jiménez vienen llegando de un recorrido por el posible escenario del atentado a bordo de un coche Mitsubishi rojo rentado por Posada y ya cargado con la bomba, 33 libras de explosivo C-4. Al percatarse de la movilización policiaca, Remón y Jiménez descienden del coche y para deshacerse del cuerpo del delito ordenan al chofer "ir a lavar el vehículo" y después devolverlo a la compañía arrendadora. El chofer se aleja sin saber lo que lleva a bordo. Jiménez y Remón son capturados a unos pasos de la entrada del hotel, cuando el automóvil y la bomba ya se han alejado.
A las 15 horas, Fidel Castro denuncia en conferencia de prensa el plan existente. Para entonces, el chofer del Mitsubishi se había percatado del maletín "olvidado" en su coche y al abrirlo se da cuenta de que contiene "cosas raras". Acude con su patrón, otro implicado en la conspiración, quien le ordena "deshacerse" del maletín "para no meternos en problemas". Así, el maletín emprende un extraño recorrido que va de la casa de la abuela del chofer a la de su madre, para terminar siendo enterrado, de madrugada, en un lote baldío lejos del centro capitalino.
A las 16 horas, Castro acude a la iglesia de San Pablo Apóstol, para visitar el nicho donde se encuentran las restos del general Omar Torrijos. Ahí, a las 16:45, su canciller, Felipe Pérez Roque, le pasa una pequeña nota: "Cogieron ya a Posada". BLANCHE PETRICH
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