México D.F. Domingo 7 de septiembre de 2003
Preocupación republicana por la parálisis
económica y el agotamiento del tema guerra
Comienzan los costos políticos en Irak a condicionar
el juego electoral en EU
Sufre una baja diaria y gasta 6 millones de dólares
por hora; cada día, 20 soldados heridos
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 6 de septiembre. La guerra
contra Irak se realizó tanto para efectos de política exterior
-estableciendo la "nueva" doctrina de "ataque preventivo"- como de política
interna estadunidense. Y las dos vertientes están mostrando sus
costos políticos en casa: la guerra y ocupación de Irak se
convirtió en el tema principal del debate en el Congreso de Estados
Unidos al reanudar sus actividades este mes, y en un asunto central del
ámbito político electoral.
Los costos humanos y financieros de la ocupación
han provocado que el gobierno del presidente George W. Bush se vea obligado
a renunciar a parte de su nueva doctrina unilateral y acudir a la Organización
de Naciones Unidas (ONU) para manejar la ocupación del país
árabe.
Después de que el Consejo de Seguridad se negó
a apoyar la guerra, Bush y su equipo acusaron a la ONU de ser "irrelevante"
y un foro mundial sin futuro.
Pero debido a la situación que prevalece en Irak,
donde Estados Unidos sufre en promedio una baja al día y gasta 6
millones de dólares por hora, según el Daily News,
Washington se ha visto obligado a regresar a esa institución para
buscar apoyo; claro, insistiendo en que jamás cederá el control
militar o político de la ocupación.
El secretario de Estado estadunidense, Colin Powell, ya
negocia una nueva resolución con estos elementos entre los integrantes
del Consejo de Seguridad, y enfrenta la oposición de Alemania, Francia
y tal vez Rusia sobre el punto de quién tendrá el control
político y militar de Irak.
La Oficina Legislativa de Presupuesto calculó esta
semana que el Pentágono no tiene suficientes fondos para mantener
a su fuerza de unos 150 mil efectivos en Irak más allá de
marzo próximo.
La
Casa Blanca, por su parte, ha informado a legisladores que considera una
nueva solicitud de entre 60 mil millones y 70 mil millones de dólares
para la ocupación, re-portó esta semana el Washington
Post.
Un promedio de 10 soldados estadunidenses son heridos
cada día en Irak, casi el triple de lo registrado en la primera
Guerra del Golfo. Más tropas han muerto desde que Bush declaró
el fin de las operaciones mayores de combate, el primero de mayo, que el
total durante la invasión.
Cada día empieza con noticias sobre más
bajas de tropas estadunidenses y/o sus aliados en Irak (hasta el momento
suman 286 los soldados de Estados Unidos muertos desde que empezó
el conflicto). Cada día hay una declaración oficial del gobierno
de Bush de que todo está bajo control y avanza en un esquema poco
sorprendente.
También cada uno de los nueve precandidatos demócratas
a la presidencia de Estados Unidos acusa diariamente, y por turno, al gobierno
republicano de haber cometido errores garrafales, desde ocupar Irak sin
apoyo de la comunidad internacional hasta invadir ese país sin una
estrategia clara de cómo salir de ahí.
Una frustración tras otra
Mientras tanto, ni Saddam Hussein -cuya existencia fue
confirmada esta semana por la Agencia Central de Inteligencia (CIA)- ni
Osama Bin Laden han sido detenidos, ni se han encontrado las famosas armas
de destrucción masiva que sirvieron de justificación para
la invasión, y queda claro para todo el mundo de que este ataque
"preventivo" no logró cumplir su objetivo de reducir el peligro
del "terrorismo" mundial.
Más bien parece estar nutriendo a esas fuerzas
de los "malévolos" por todas partes. Y el conflicto en Medio Oriente
parece haber perdido su copia del tan comentado mapa hacia la paz.
Parece que hay sospechas de que Estados Unidos fue engañado,
y que eso ha resultado en todo este desastre. Según el diario Los
Angeles Times, agencias de inteligencia estadunidenses y de sus aliados
investigan si fueron engañadas por algunos disidentes del régimen
de Hussein que habrían ofrecido información para despistar
a "Occidente" antes de la guerra.
Algunos oficiales de inteligencia "temen ahora que partes
clave de la información de preguerra pudieran haber tenido defectos",
indicó el rotativo.
Hace menos de un mes, Bush declaró en la Casa Blanca
que "las condiciones en la mayor parte de Irak están crecientemente
más pacificas". Pero los recientes días han minado esa confianza.
Un asesor presidencial dijo al Washington Post
que los ataques suicidas que ocurren a horas uno del otro en Irak e Israel,
minaron recientemente la credibilidad del esfuerzo de Bush en Medio Oriente
y fueron "por mucho el peor momento político para Bush desde el
11 de septiembre".
Todo indica que el propio gobierno estadunidense no sabe
cómo proceder con el país que acaba de conquistar. El Departamento
de Defensa insiste en que todo va bien, que no hay mayor necesidad de tropas
estadunidenses, pero el Departamento de Estado es más pesimista
y señala que el Pentágono no sabe nada de cómo administrar
un país, y mucho menos cómo manejar la alta diplomacia para
conseguir más apoyo internacional.
La llamada "comunidad de inteligencia" está dividida
e irritada con la Casa Blanca por acusaciones de que fue la responsable
de "mala información de inteligencia".
Está claro que un sector bastante amplio de la
burocracia federal permanente -particularmente al interior del Departamento
de Estado y la CIA, pero también en el Pentágono- teme que
los ideólogos unilateralistas de Bush están poniendo en riesgo
toda la maquinaria del poder estadunidense a escala internacional, un sentimiento
que se ha revelado mediante constantes filtraciones de funcionarios que
cuestionan el ma-nejo estratégico militar de este país.
Todo esto ha nutrido un creciente debate interno, y éste
se intensificará al avanzar la gran competencia para las elecciones
presidenciales de noviembre de 2004.
"Estaban equivocados, completamente equivocados. Deberían
haber escuchado a Colin Powell. Pero no lo hicieron y ahora están
teniendo que reagruparse", dijo esta semana el senador John Kerry, uno
de los nueve precandidatos presidenciales del opositor Partido Demócrata.
Casi todos sus colegas hacen eco de esto, algunos en tono
más severo, otros más me-surados. No cabe duda de que los
candidatos se enfocarán cada vez más en el manejo de la seguridad
nacional de Bush, algo que hasta hace poco era un tema intocable, pero
que ahora -con todas las investigaciones y revelaciones de manipulación
de información y hasta mentiras de la Casa Blanca sobre la guerra
en Irak- son parte integral del juego electoral.
Una reciente encuesta de CBS News registró que
45 por ciento de la población estima que "Estados Unidos estaba
en control de los acontecimientos en Irak", nivel que se ha desplomado
desde el 71 por ciento registrado en abril. Otra encuesta, realizada por
la Universidad de Maryland, encontró que 53 por ciento cree que
la reconstrucción de Irak no avanza bien.
Pero aparentemente hay confusión, ya que la misma
encuesta de CBS, realizada a mediados de agosto, encontró que 57
por ciento aprueba la manera en que Bush maneja la situación en
Irak.
Sin embargo, para los republicanos esto es preocupante,
ya que el tema de la seguridad nacional, la guerra contra el "terrorismo"
y el manejo del símbolo del "11/S" son su carta central en el juego
político.
El principal estratega político de Bush, el jefe
del gabinete Karl Rove, ha dicho explícitamente que éste
es el tema clave para el futuro electoral de su partido.
Con una economía estancada y una imagen creciente
de que las políticas de este presidente son dirigidas ante todo
para be-neficiar a ciertas empresas y a un grupo reducido de ricos, los
republicanos tienen pocos temas para fines electorales más que el
manejo de la seguridad nacional y la política internacional.
Pero si el debate abre mayores dudas entre el electorado
sobre la guerra contra Irak y todo lo vinculado con la respuesta del gobierno
a la nueva era posterior a los atentados del 11 de septiembre de 2001,
las consecuencias para la relección del presidente Bush podrían
ser mortales.
Consecuentemente, algunos estrategas y políticos
republicanos están revaluando si no es hora de desviar la atención
de lo que antes era su comodín.
Así, en las próximas semanas (y meses) el
tema de Irak empezará a invadir Estados Unidos, y el manejo del
asunto -de aquí en adelante- será definido casi exclusivamente
por los estrategas electorales. Tal vez, en el mejor de los casos, Irak
terminará democratizando a Estados Unidos, y no al revés.
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