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México D.F. Domingo 7 de septiembre de 2003
Laura Alicia Garza Galindo
Beatriz Paredes, mujer con visión de Estado
Cuando los políticos profesionales -sus pares- observamos y escuchamos a una mujer con las extraordinarias cualidades de liderazgo de Beatriz Paredes, sentimos que en el pecho aflora, incontenible y con nitidez deslumbrante, la emoción social, esa que hace saltar las lágrimas y obliga a mostrar sin rubor el sentimiento que avasalla, porque se está ante un ser humano capaz de trascender circunstancia y momento, de transmitir con seguridad y prestancia, claridad y sencillez, lo que sólo ella es y debe ser: una mujer comprometida con su pueblo, con visión de Estado, siempre ocupada y preocupada por la confianza en las instituciones y sin descuido alguno de lo fundamental: el futuro de la nación. Esa visión sólo se obtiene al amparo de la luz propia y de un destino único y complejo que a muy pocos se concede.
Hoy está de moda aplicar a cualquiera el calificativo "tiene visión de Estado", cuando es concepto que en el mundo atañe a pocos. Y sí, de ellos, una es Beatriz. A quien es imposible incluir es a Fox. No, el C. Presidente de la República, aunque se quisiera con el mejor de los propósitos fortalecerlo, no cabe en la famosa definición de Abraham Lincoln, quien afirmó que la diferencia esencial entre un político y un estadista radica en sus preocupaciones y el propósito de sus decisiones. Mientras al primero le preocupan las elecciones, el estadista se preocupa por las futuras generaciones. Uno busca lo rentable en lo inmediato, mientras el estadista observa el largo plazo, señala rutas y busca soluciones a los problemas fundamentales del país, del hoy y del mañana. Esta es la visión que Beatriz Paredes, de acuerdo con su formación y a la etapa, asume en sus tareas.
Lástima, pero Fox no cabe en las definiciones del presidente Lincoln. Observe usted sus resultados del pasado 6 de julio. Y de su tercer Informe de gobierno la impresión brutal que quedó fue la de, con ansias, tirar el arpa, quizá le frene el futuro: cumplir sus compromisos con el extranjero, sin importar que se saqueé a la patria, que conduce; y hoy, violentar, mostrar su desprecio por el estado de derecho, vulnerando la ley a manos de sus testaferros. ƑQué otra cosa sino despojar del fuero con trampas legaloides a un senador de la República? No, Presidente, así no se gobierna. Hoy será un senador de la República, mañana será cualquier otro mexicano. Ya existen muestras de que en el gobierno del "cambio" hacen gala de impunidad.
Sé, bien que sé -y perdón, querido gobernador Yarrington, por usar una de tus muchas expresiones afortunadas, que sabes amo, pero hoy se vale-, que son pocos los que pueden aspirar a sumarse a la posibilidad de poseer visión de Estado, pero ese concepto sólo se demuestra en los hechos. Hoy, precisamente hoy, y en su desempeño, hasta que termine la era Fox -que parece eterna-, es que otras, otros, se podrán ganar ese concepto para ingresar a esa lista tan pequeña que sólo concede la historia nuestra, siempre inconclusa. Sé, bien que sé, que podrán lograrlo con sus decisiones y trabajo, por usted, el hijo y el nieto de usted, mexicano entrañable, sea usted quien sea.
Pero retornemos a quien ya ha ingresado a esa pequeña lista, que es la que al final importa. ƑPor qué tantos coincidimos en esta percepción sobre Beatriz Paredes? Porque su historia la apuntala. Lo demuestra su formación, su inmenso bagaje de conocimientos, espléndido, sobre nuestra historia ancestral y contemporánea; de la política y las huellas que una y otra fueron plasmando en su conciencia; su imaginación y su intuición; su generosidad y su popularidad; su indudable presencia nacional e internacional. Sí, sus logros e inmensa capacidad de convencer con su congruencia legendaria y sus argumentos. Confío en que una mujer más, y dos o tres varones lo logren.
Beatriz logró en su tránsito por la LVIII Legislatura asentar su propia historia. Mire usted si no: llegó a la Cámara de Diputados a disputar la coordinación de la fracción del PRI con voto secreto y la ganó. Ejerció su liderazgo con energía, pero siempre conciliando hacia adentro y siendo incluyente; y hacia fuera, firme en sus negociaciones, sin ceder jamás en su posición, dura, pero también conciliadora. En la relación con la fracción del PRI en el Senado fue siempre respetuosa, sin perder un ápice de su investidura, y fuimos recíprocos en respeto y congruencia. Y usó su gran arma: los argumentos y la información de la correlación de fuerzas resultantes de cada asunto, pues no había otros recursos para negociar. Su único tropiezo en su ya larga historia de triunfos no fue cosa menor: perdió la presidencia del PRI, situación tan dolorosa que tantos compartimos porque se enfrentó, dicen algunos, a una verdadera conspiración de gobierno. Si esto es cierto, con el tiempo se sabrá. Porque, como dice mi ilustre maestro Manuel Aguilera usando la conseja popular: "Sólo no se sabe lo que no se hace."
Beatriz, posees un capital invaluable e inquebrantable: respeto de los ajenos a tu desempeño, respeto y afecto de los propios. No lo dudes nunca. Beatriz, determina tu futuro con la responsabilidad acostumbrada que, šclaro, cuesta! Pero hoy, duerme y sueña satisfecha. šYa cumpliste con la patria!
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