México D.F. Viernes 5 de septiembre de 2003
El ensayista y traductor inauguró el
curso Ser poeta en México, en la UNAM
Anhela José Emilio Pacheco escribir uno o dos
libros que prescindan de la corrección
CESAR GÜEMES
Conocido y reconocido por los editores como un escritor
que ajusta, bruñe y pone al día sus trabajos ya publicados,
José Emilio Pacheco formuló la noche de este miércoles
en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) un deseo
ante sus lectores: ''Mi esperanza es tener tiempo de escribir uno o dos
libros que ya no precisen corrección". Con su presencia se dio por
inaugurado el curso Ser poeta en México, en la Facultad de Filosofía
y Letras.
Ante
sus lectores, que colmaron el Aula Magna y una sala adjunta, el autor de
Ciudad de la memoria dijo no seguir un camino predeterminado en
su quehacer: ''Admiro mucho a quien puede escribir voluntariamente poemas
sobre lineamientos específicos. En mi caso pienso que cada texto
aparece de milagro y ya trae su forma. Por supuesto eso no quiere decir
que sea irresponsable: si no tengo control sobre lo que escribo, me hago
responsable de todo lo que publico. Si no tengo una poética, sí
tengo autocrítica".
A lo largo de un par de horas en las que el también
ensayista dio lectura a varios de sus poemas, afirmó respecto de
su necesidad de afinar textos ya publicados: ''Me encantaría no
tener el impulso irresistible de corregirme. Mi esperanza es tener tiempo
de escribir uno o dos libros que ya no precisen corrección. No cuento
con ambiciones de fama ni de triunfo, tengo sólo la ambición
literaria muy circunscrita al texto. La paradoja de todo esto es que yo
no estoy de acuerdo con las correcciones de muchos autores, que van de
Juan Ramón Jiménez a Octavio Paz. Así que he llegado
a la conclusión de que modificar un texto es algo inescrutable para
los lectores, sólo el autor sabe por qué lo hace".
Búsqueda de respuestas
José Emilio Pacheco aclaró que ciertamente
se sintió sorprendido al ver la recopilación que de su trabajo
poético hizo el Fondo de Cultura Económica, ''pero luego
me di cuenta de que sólo eran, en promedio, 15 páginas por
año, en realidad no es tanto. Así que lo excesivo no es la
cantidad de páginas, sino de años".
Y en torno al buen recibimiento que ha tenido a lo largo
del tiempo su labor, reconoció: ''Las expectativas que yo tenía
a los 18 años en esta misma facultad, al dedicarme a la escritura
de poemas, eran nulas. En ese sentido todo salió de una forma que
nunca habría esperado ni ambicionado".
En cuanto a la relación entre hacer vida social
o literaria, manifestó: ''En mi experiencia observo que la presencia
ante el público y la escritura son dos carreras del todo diferentes:
o se dedica uno a aparecer en televisión y dar entrevistas o se
dedica a escribir".
Campearon para el escritor las interrogantes sobre muy
diversos conceptos, no todos ellos literarios. Entonces estableció:
''Si me preguntan ahora qué es la vida o qué es el hombre,
no podría responder. Pienso que escribir es una manera de buscar
las respuestas". Y respecto de su oficio, dijo finalmente, antes del aplauso
general: ''No puedo decir que soy poeta. Escribo versos. Sólo ustedes,
con su lectura, pueden darles o no el grado de poesía".
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