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México D.F. Viernes 5 de septiembre de 2003
ECONOMIA MORAL
Julio Boltvinik
La economía moral es convocada a existir como
resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio
del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve
el hambre de la gente
El tercer Informe y el Oportunidades
Equivocado, el diagnóstico educativo y económico
de Vicente Fox
Es necesaria una ley sobre el Informe presidencial
EL INFORME PRESIDENCIAL (IP) constituye, junto con la
cuenta pública, uno de los dos instrumentos más importantes
para el ejercicio de una de las facultades fundamentales del Poder Legislativo:
control y fiscalización del Poder Ejecutivo. Como instrumento de
control el IP tiene muchos problemas. En primer lugar, una incongruencia
cronológica y una falta de referente en cuanto a contenido. Mientras
la cuenta pública está asociada con el Presupuesto de Egresos
de la Federación (PEF), tanto en términos de contenido como
de calendario, ya que es el informe del ejercicio del PEF anual, el IP
no toma como referencia ni el Plan Nacional de Desarrollo ni los planes
anuales que, supuestamente, se derivan de éste. De esta manera,
lo que se presenta no tiene contra qué contrastarse. El Presidente
toma posesión un 1° de diciembre, pero informa el 1° de
septiembre. Al informar en un momento del año más cercano
a la mitad que al final, nunca está claro a qué periodo se
refiere el informe. Por ejemplo, en el Resumen ejecutivo del tercer
Informe de gobierno de Fox se presentan, en cuanto a créditos
a la vivienda, cifras de enero a agosto de 2003 y se proyectan metas para
2003 en su conjunto. Igualmente, véase esta frase: "Hoy, en el IMSS
y en el ISSSTE el porcentaje de pacientes con recetas surtidas completas
asciende a 90 por ciento, lo que representa un incremento de más
de 30 por ciento respecto a las cifras de principios de año" (Resumen
ejecutivo, p. 13). Aquí queda claro que el periodo del informe
es no anual, sino de ocho meses, de enero a agosto. En otros casos el informe
cubre todo lo que va de la administración (en este caso dos años
y nueve meses).
UNA PRIMERA Y OBVIA propuesta para la agenda legislativa
es que el IP cambie de fecha para que cubra el mismo periodo que el PEF
y que la cuenta pública: del 1° de enero al 31 de diciembre
de cada año. Sin embargo, no es obvio cuál es la fecha óptima
para el IP. La Cámara de Diputados necesita elementos de juicio
para aprobar el PEF y la Ley de Ingresos (conjuntamente con la Cámara
de Senadores). Un elemento de juicio es el documento que se denomina Criterios
de política económica, que, junto con el proyecto de PEF
y de Ley de Ingresos, prepara el Ejecutivo. Sin embargo, no es suficiente,
ya que sólo contiene previsiones macroeconómicas, pero no
hace referencia a los programas de gobierno, no da cuenta del "estado que
guarda la administración pública", por lo que sirve más
para apoyar la Ley de Ingresos que el PEF. La cuenta pública se
debe entregar, según la propia Constitución, en los primeros
10 días de junio del año siguiente al que se refiere, por
lo que no puede cumplir tampoco con este propósito.
EN LOS ULTIMOS AÑOS, con el objeto de normar el
criterio de la Cámara de Diputados para dictaminar el proyecto de
PEF, el decreto que aprueba el del año anterior ha contenido la
obligación para el Ejecutivo de presentar al Congreso, en octubre,
evaluaciones anuales de la marcha de algunos programas sociales. Estas
evaluaciones, hechas al vapor (en algunos casos las invitaciones para participar
en las evaluaciones están circulando a principios de septiembre),
no han cumplido con este propósito. Por otra parte, en el Proyecto
de PEF se ha incluido en los últimos años una larga exposición
de motivos que, en muchos sentidos, es repetitiva del IP, pero que se entrega
a la cámara el 15 de noviembre, dos meses y medio después
que el IP. No obstante, ambos son documentos del Ejecutivo en los que éste
presenta las cosas como quiere e incluso, en el caso del IP, lo que quiere,
omitiendo temas incómodos o tratándolos muy escuetamente
y poniendo énfasis en lo que juzga exitoso. El IP presentado en
otra fecha (digamos el 1° de noviembre, como parte del paquete económico
para el año siguiente y presentado todo en la misma fecha) y reglamentado
mediante una Ley del Informe Presidencial po-dría ser un instrumento
útil para la toma de decisiones.
ACTUALMENTE EL IP NO SOLO tiene problemas de fecha, sino,
sobre todo, de falta de reglamentación. Veamos, por ejemplo, cómo
se presenta en el reciente IP (por IP me refiero al tomo completo, no al
Mensaje ni al Resumen Ejecutivo) el programa Oportunidades
(antes Progresa). Se le dedican casi cinco páginas de formato grande.
A ningún otro programa se da tanto espacio. La pregunta clave es
si proporciona los elementos de juicio para que la Cámara de Diputados
pueda normar su criterio sobre la conveniencia de seguir apoyando su expansión
sin cambios. Al leer lo que dice el IP, en la sección llamada "nuevas
acciones del programa" sobre "Jóvenes con Oportunidades", el lector
no sabe de qué se trata la nueva acción, ya que en el texto
sólo se habla de un apoyo económico que se brinda a partir
del tercer año de secundaria y hasta el término de la preparatoria.
SI EL LECTOR RECURRE al Resumen ejecutivo o al
Mensaje se lleva la impresión de que el apoyo económico
consiste en abrir al becario "una cuenta de ahorros". Sin embargo, al ver
los tres textos se encuentra con algunas contradicciones (o al menos diferencias
no aclaradas): en el texto del IP se habla de un grupo de 73 mil beneficiarios
potenciales al egreso de la primera generación y en el Resumen
ejecutivo y en el Mensaje se habla de más de 700 mil
beneficiarios. Si el lector se vuelve investigador, como debemos serlo
todos los diputados, y acude a las reglas de operación del programa
Oportunidades o al PEF2003 para aclarar plenamente el concepto, descubrirá
que la acción forma parte del llamado "componente patrimonial" del
programa y que el apoyo es "un beneficio diferido que se convierte en
un fondo de ahorro si el becario concluye los estudios medios superiores
antes de los 22 años" (Reglas de Operación del Programa
Oportunidades, Diario Oficial, 8 de mayo del 2003, p.23). Es decir,
no se abre una cuenta de ahorro a cada joven becario que curse de tercero
de primaria en adelante, sino sólo una promesa de que se le abrirá
la cuenta si termina la preparatoria antes de cumplir los 22 años.
A valores presentes, la perspectiva para un becario es alcanzar un fondo
acumulado de 3 mil pesos al finalizar la preparatoria. Esta cifra resulta
risible como incentivo y como base para tener acceso "a una de las siguientes
cinco opciones: seguir estudiando, iniciar un negocio, adquirir un seguro
de salud, mejorar su vivienda o seguir ahorrando" (IP, p. 56).
SE SIGUEN ACUMULANDO apoyos para estimular la demanda
de educación media superior, cuando todo mundo sabe que el problema
de la educación en este nivel no es de demanda, sino de oferta,
como atestiguan dramáticamente los suicidios de jovencitas rechazadas
por los mecanismos brutales de exclusión que son los exámenes
de ingreso a la educación media superior y superior.
CUANDO A ROGELIO GOMEZ Hermosillo apenas lo habían
nombrado coordinador del Oportunidades (en 2001), le dije en público,
en el foro Pobreza ignorada, que para llevar el programa a áreas
urbanas y ampliar las becas a educación media superior -las dos
innovaciones básicas introducidas por este gobierno al Progresa
zedillista, en ese momento en sus planteamientos iniciales- tenía
que modificarse radicalmente el diseño del programa, que el problema
de la educación media superior y superior (que hace crisis en áreas
urbanas donde se concentra totalmente la oferta) es de insuficiencia de
espacios educativos. Es un rezago en la inversión pública,
cuyas capacidades instaladas se han visto rebasadas brutalmente por la
demanda.
SIN EMBARGO, OPORTUNIDADES se aplicó en el medio
urbano con el mismo diseño que en el medio rural y ahora, con la
innovación de las cuentas de ahorro prometidas al final del camino,
se sigue insistiendo en promover aún más la demanda en lugar
de hacer lo que se tiene que hacer: aumentar drásticamente la oferta
educativa pública, sobre todo en preparatorias y en educación
superior.
SIRVA ESTE EJEMPLO, además de mostrar la contradicción
entre el diseño del Oportunidades y la realidad de la crisis de
la educación en México, para mostrar la inutilidad del IP.
Como he mostrado, hay opacidad y posiblemente contradicciones entre el
texto amplio y los reducidos. Además el amplio se conoce muy poco
y se queda, en el mejor de los casos, en el círculo de los ya enterados,
de tal manera que si no dice nada más (en el ejemplo dice mucho
menos) que lo que ya está en otros textos, resulta inútil.
PERO LO MAS GRAVE: no problematiza los programas y, por
tanto, es inútil como herramienta para la toma de decisiones. El
Congreso, en particular la Cámara de Diputados, necesita elementos
de juicio sólidos para aprobar, modificar o rechazar los programas
públicos. Las evaluaciones que ha ordenado hacer la cámara,
como señalé, han resultado prácticamente inútiles.
Igualmente, las que la Sedeso realiza por su cuenta (contratando a universidades)
han sido evaluaciones light que no problematizan el diseño
del programa, como lo he mostrado en esta columna. Por ejemplo, en educación,
las evaluaciones no han abordado la contradicción antes apuntada
entre un programa que estimula la demanda ante una insuficiencia de la
oferta.
LOS DIPUTADOS Y DIPUTADAS de la 59 Legislatura debemos
preguntarnos si tiene sentido seguir otorgando becas a los jóvenes
que logran entrar en la preparatoria, pasando el examen de admisión,
cuando sabemos que hay un fuerte sesgo clasista en estos exámenes
y que, por tanto, los que logran entrar no son los más pobres. La
beca no produce el ingreso, no lo hace posible. El joven que pasa el examen
entraría a la preparatoria o a la universidad de cualquier manera.
DEBEMOS PREGUNTARNOS si no sería mejor destinar
esos recursos a crear nuevas preparatorias y una nueva universidad pública
de cobertura nacional que resuelva el problema real y no el seudoproblema
que busca enfrentar el Oportunidades sobre la base de un diagnóstico
nunca realizado. Este es el tema de debate nacional en el cual el Ejecutivo
debe demostrar que le asiste la razón; que la estrategia correcta
es la de becas y no la de ampliar la oferta universitaria. Si no lo logra,
debe reconocer su error y destinar recursos educativos a ampliar la oferta
de este nivel y del universitario. De otra manera resultaría irresponsable
que los diputados aprobásemos fondos adicionales para el Oportunidades.
LOS DIAGNOSTICOS EQUIVOCADOS son el signo del gobierno
de Fox y de su tercer Informe. No sólo se equivoca en la causa del
estancamiento de la matrícula en preparatorias y universidades,
sino también cuando quiere explicar el estancamiento económico.
No es la resistencia del Congreso a legalizar la presencia de la inversión
extranjera en electricidad, ni la negativa a legalizar las concesiones
para que las trasnacionales exploren y exploten gas, ni la resistencia
obrera y del Legislativo a dar mayor flexibilidad a los empresarios para
que contraten y despidan mano de obra, no es ninguna de estas cuestiones
la que explica el estancamiento económico del país; Fox las
usa para chantajear al Congreso: si no aprueba los cambios que él
quiere, seguirá el estancamiento.
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