LETRA S
Septiembre 4 de 2003

La terapia antisida, menos eficaz en México

ls-medicamentosRocío Sánchez

La terapia actual contra el sida, compuesta por tres tipos de medicamentos combinados, lo que en la jerga médica se llama "terapia antirretroviral muy activa" (Tarma), constituye hoy día el tratamiento estándar contra el VIH/sida. Su uso se inició en 1996, cuando se elaboraron los medicamentos llamados inhibidores de la proteasa, que demostraron su inmediata eficacia al lograr detener la replicación del virus en las células y el reestablecimiento del sistema inmunológico de las personas afectadas. Con el uso de estas terapias se ha logrado abatir la mortalidad por sida y la frecuencia de hospitalizaciones, incluso en pacientes con estadios avanzados de la enfermedad, en los países donde están accesibles. Diversos estudios en el mundo han mostrado que esta terapia alcanza una efectividad hasta de 90 por ciento en grupos bajo control, que desciende a 50 por ciento en atención abierta.

En México, los médicos llevan siete años prescribiendo esta terapia, sin embargo, su eficacia se ha revelado menor a los promedios internacionales. De acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición (INCMN), la eficacia de la terapia antirretroviral muy activa es de sólo 27 por ciento en pacientes atendidos en instituciones de seguridad social y de 42 por ciento en pacientes atendidos en otros medios. Esto quiere decir que las terapias fallan en 73 por ciento de los derechohabientes con VIH/sida y en por lo menos 50 por ciento en los grupos controlados bajo protocolos clínicos. Por esa razón los autores del estudio concluyen que la utilización de estas complejas terapias en nuestro país "está muy lejos de alcanzar niveles óptimos de éxito".

Las razones que explicarían los elevados porcentajes de falla terapéutica en la población derechohabiente no fueron identificados en el estudio, pero los autores sugieren que podría deberse a la falta de apego a los tratamientos, a un limitado acceso a los medicamentos y a una inadecuada prescripción de los mismos. Sobre este último punto, el subsecretario de Salud Roberto Tapia Conyer, en una reunión con organizaciones civiles de lucha contra el sida, calificó como un caos la manera como se prescriben las terapias antisida en México. Muchos pacientes van y vienen de una institución a otra de acuerdo con su situación laboral o sus posibilidades económicas, y en cada uno de esos lugares les cambian el tratamiento sin consideraciones clínicas, explicó. Hay pacientes, dice por su parte el investigador Luis Soto, que en tres años de tratamiento ya probaron todos los medicamentos y ya desarrollaron resistencias a todos, cuando un paciente, bien manejado, a los tres años todavía debería estar en su primer esquema de tratamiento. (Letra S, Núm. 70)

En el estudio Evaluación de la terapia antirretroviral muy activa (Tarma) en una cohorte de pacientes con infección por VIH en México participaron 155 personas asistentes a la Clínica de Sida del Departamento de Infectología del INCMN Salvador Zubirán, seleccionadas con base en tres criterios: que hubieran recibido Tarma en algún momento desde su ingreso al Instituto, que tuvieran un seguimiento mínimo de seis meses y que en ese periodo se hubieran realizado por lo menos un estudio de carga viral. También se buscó determinar si existían factores previos al tratamiento que influyeran en su eficacia, por lo que se valoró el estado general del paciente, se hicieron estudios de carga viral y de linfocitos CD4, se registró el tiempo entre el diagnóstico de infección por VIH y el inicio de la terapia, los tratamientos antivirales recibidos previamente y las enfermedades relacionadas con el virus.

Así, en los resultados del estudio, publicado en la Revista de Investigación Clínica en su número de enero-febrero de este año, se encontró que 64 por ciento de los pacientes tuvo una respuesta adecuada al tratamiento, es decir, que sus niveles de carga viral se mantuvieron indetectables, mientras que 36 por ciento no registró éxito inicial. Sin embargo, sólo la mitad de los pacientes continuaron con respuestas positivas al tratamiento durante un seguimiento de aproximadamente 13 meses. Haber recibido tratamiento previo en alguna institución de seguridad social o por cuenta propia en forma de monoterapia o terapia doble fue una de las condiciones que favorecieron la falla terapéutica. Al tomar en cuenta este factor, se revelaron datos interesantes. Quienes formaron parte de un protocolo clínico previo tenían un porcentaje de falla de 24 por ciento, mientras que en el resto de las personas el fracaso alcanzó 64 por ciento.

Los autores de la investigación (Laura Jáuregui Camargo, Guillermo Ruiz Palacios, Lourdes Guerrero Almeida, Samdra Niño Oberto, Anne Peasey y Juan Sierra Madero) enfatizan que la eficacia de Tarma es mayor en estudios clínicos controlados que en la población abierta, ya que esta última registró éxito en sólo 27 por ciento de los pacientes, mientras que 42 por ciento de quienes estaban en protocolos tuvieron respuesta favorable. Esto, dicen los investigadores, muy probablemente se explique por un mejor apego al tratamiento, aunque habría que considerar otros factores como la calidad de la prescripción de los esquemas.