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México D.F. Domingo 17 de agosto de 2003
Abuchean la versión de Herheim de El
rapto en el serrallo
Desconciertan en Salzburgo ajustes a óperas
de Mozart
DPA
¿Qué tiene el Festival de Salzburgo contra
Mozart? Esa es la pregunta que se hacen en éste, el más prestigiado
de los festivales, después de una larga serie de producciones de
ópera del hijo más famoso del pueblo que en el mejor de los
casos pueden considerarse perversas, y en el peor, como descabelladamente
destructivas. Después de ver a Fiordigli como un sadista dirigiendo
un grupo de hombres con máscaras de piel en forma de perro, y a
Figaro en una oficina de registros, este año las presentaciones
han tocado fondo con una producción de Die Entfuhrung aus dem
Serail (El rapto en el serrallo), que no trata ni de un rapto ni del
serrallo. Esta monstruosidad ha provocado oleadas de abucheos que han detenido
las presentaciones de prueba.
El
joven director noruego Stefan Herheim, radicado en Berlín, ha desechado
la historia original completamente. En su lugar, sugiriendo que esta es
una ópera sobre la fidelidad, ha convertido a todos los personajes
en novias y damas de honor en trajes de boda. Juegan con esa situación
sin ningún objetivo, haciendo bufonadas infantiles una y otra vez.
Herheim nunca deja de alterar a Mozart, ni en sus momentos más sublimes,
presentando escenas absurdas aún durante arias como la Traurigkeit,
de Konstanze.
Felizmente, la cantante costarricense Iride Martínez,
quien hace el papel de Konstanze, canta como un ángel, líricamente
seductora, aunque con una bravura poderosa. Con la excepción de
Peter Rose como un Osmin fanfarrón, con el carácter suficiente
para desafiar a sus compañeros, el resto del elenco está
bien, de acuerdo a los estándares de Salzburgo. Peter Ruzicka, el
nuevo director del festival, trata de revivirlo para el 2006, en el 250
aniversario del nacimiento de Mozart.
La otra nueva producción de Mozart este año,
La clemenza di Tito (La clemencia de Tito), también inicia
perversamente, con el emperador tratando de hacer una llamada telefónica
desde el tercer piso de una estructura de concreto que llena el escenario.
El productor, Martin Kusej, como Herheim, tiende a introducir asuntos innecesarios
durante las arias, obligando constantemente a sus cantantes a cambiarse
de vestuario. Sin embargo, al contrario de Herheim, es brillante al ordenar
la historia y clarificar las intensas relaciones de los personajes entrelazados.
En una escenificación poco inspirada, La clemenza
di Tito puede parecer seca y hasta aburrida, aunque la conducción
de Nikolaus Harnoncourt sobre la Filarmónica de Viena, en su momento
más fino y con un elenco soberbio, es un triunfo. Olvídense
de la estructura de concreto, olvídense de las distracciones raras,
como el grupo de niños en calzones blancos, y tendrán una
producción electrificante.
La clemenza... fue estelarizada por Bárbara
Bonney y Michael Schade, que también tuvieron un papel único
en un maratón de Hugo Wolf de casi cuatro horas de soberbio sung
liede, planeado por el barítono Thomas Hampson. El bajo fue
George Zeppenfeld, pero opacando a todos estuvo la mezzo Angelika Kirschschlanger,
electrificantemente intensa en toda la pieza.
Kirschschlanger estuvo otra vez dominante en lo que, por
otra parte, fue una presentación soberbia de Les contes d'Hoffman
(Los cuentos de Hoffman), de Offenbach, en una producción de
David McVicar. No ayudaron la falta de chispa de Kent Nagano y la Filarmónica
de Viena, ni la pobre interpretación de Neil Shicoff como Hoffman.
Otras óperas han incluido restrenos de primera
calidad, como la reciente producción de Herbert Wernicke del Don
Carlo de Verdi, con Valery Gergiev dirigiendo brillantemente, y una
interpretación de concierto de una rareza de Strauss, la ópera
La Elena egipcia de 1928 en su versión revisada de 1934,
con una poderosa Deborah Voigt en el papel principal. Pero la maravilla
de la obra fue la contribución de la veterana soprano Helen Donath.
Su papel de la hechicera Aithra fue tan firme y vigoroso como su primer
Pamina de Salzburgo, hace 36 años.
© Guardian Newspapers Limited 2003
Traducción: Fernando Camacho Servín
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