México D.F. Domingo 17 de agosto de 2003
Una visita al bosque de Chapultepec, lujo para
algunos
Parques públicos y camellones, centros de diversión
para niños de escasos recursos
Muchos nunca han salido de la ciudad. Su campo de juego
es la casa o la calle del barrio. Las clases de verano o los talleres de
cerámica estuvieron fuera de su alcance. La mayoría tuvo
como única opción los parques, deportivos y camellones de
la vía pública. En ellos se enfrentaron a la inseguridad
y la falta de verdaderas alternativas recreativas.
Son niños de todas las edades, que en estas vacaciones
buscaron un lugar para jugar o practicar algún deporte. En grupos
acudieron a glorietas, parques y zonas deportivas, obligados por la precaria
situación económica de sus familias, que sólo en contadas
ocasiones puede llevarlos de paseo.
Ajenos al esfuerzo económico que realizaron sus
padres para costear una visita al bosque de Chapultepec, que para muchos
resulta un verdadero lujo, cientos de niños acudieron este verano
a una de sus mayores atracciones, el zoológico.
Con entrada gratuita de martes a domingo, y abierto al
público de 9 a 16 horas, visitarlo fue una opción atractiva
para las familias de escasos recursos.
Sin embargo, su capacidad insuficiente ante la demanda,
aunado al alto costo de los alimentos que se expenden en sus instalaciones,
lograron ahuyentar a quienes un paseo por sus instalaciones representa
un sacrificio en su economía familiar.
Joaquín
tiene ocho años y en esta que fue su primera visita al zoológico
sólo tuvo una decepción: "me hubiera gustado ver a los leones
o las tortugas gigantes. Dice mi papá que son muy padres, pero estuvimos
esperando verlos y nada, yo creo que ya ni existen".
Una madre que toma un descanso en compañía
de sus dos hijos se queja: "aunque lleguemos temprano, siempre hay mucha
gente. Ahí está uno aguantando empujones y ni ve nada. Yo
por mis hijos, que les da ilusión ver al oso polar, al elefante
o los leones, pero nada más estamos ahí parados y ni salen".
Para otros tantos visitantes la historia es similar. Teresa
tiene 59 años, siempre ha venido con sus hijos, y desde antes de
tener nietos ha sido fiel visitante del bosque de Chapultepec. "Ya no es
como antes, uno podía entrar con su comida y ver a los animales;
ahora es el puro negocio. Tenemos que comprar todo aquí. Una de
esas que le dicen cajita feliz cuesta 37 pesos. ¡Se imagina! Somos
cuatro, y aunque sea gratis la entrada, pues cuándo vamos a poder".
A unos metros de ahí, el lago de Chapultepec ofrece
un paseo en lancha por la módica cantidad de 20 pesos la hora, con
la oportunidad, si hay suerte, de ver y alimentar a los peces.
Si de comer se trata, y asumiendo los riesgos para la
salud, la oferta fue variada. Antojitos y una gran variedad de comida chatarra.
Toda estuvo disponible, aunque no siempre a precios accesibles.
Otro centro de diversión
Otra opción fue el bosque de Aragón, aunque
los vecinos de la zona, acostumbrados al peligro de sufrir algún
asalto en plena siesta en el parque, recomiendan que "si no conoce, mejor
ni se meta". No obstante, sus visitantes afirmaron que a pesar de la inseguridad
y la basura, "es accesible para todos los bolsillos".
Para Juan y Pedro, padres de familia y taxistas de profesión,
la zona ha mejorado mucho. "Antes no se podía ni venir porque estaba
muy sucio y peligroso; ahora le digo a mi esposa que traiga a las niñas,
al fin estamos aquí cerca. El zoológico está padre,
aunque le faltan animales, pero los juegos de por aquí y el acuario
no están tan mal".
Con un zoológico recién remodelado, limpio,
espacioso, con información sobre especies y hábitat, abierto
todos los días -excepto lunes- de 9 a 16:30 horas, numerosas familias
se dieron cita para visitarlo y comprobar que tiene una sola carencia:
pocos animales en exhibición.
Frente a él, abre sus puertas el acuario Aragón,
que por 34 pesos ofrece un espectáculo de delfines, osos marinos
y aves exóticas. Para bolsillos más limitados, por 28 pesos
se pone al alcance una exhibición de los mamíferos, o por
10 se puede disfrutar de las habilidades de aves amaestradas.
Chapuzones
Los balnearios de la ciudad de México, otra de
las alternativas que tuvieron quienes no salieron de la capital, perdieron
buena cantidad de su clientela este verano. Ello debido a los costos: 30
pesos por adulto y 25 por cada menor.
Dolores es madre de dos pequeños de cinco y seis
años, y asegura que muchos padres se quedan con las ganas de ir
porque no les alcanza para costear la entrada de sus familiares. "Hoy venimos
porque sólo somos mi esposo y mis hijos, pero cuando estamos todos
ni aunque haga tortas alcanza, por eso sólo hemos venido dos veces
este año".
Igual opinan los visitantes de Las Termas, otro balneario
cercano a la estación del Metro Pantitlán, que en años
pasados vio mejores veranos.
Para quienes contaron con un mejor presupuesto o una familia
pequeña, los centros culturales y parques de atracciones fueron
una opción. De 30 hasta 60 pesos, en museos como el de Antropología,
Arte Moderno o el Papalote la entrada es de martes a domingo de 9 a 16
horas. Si además se quiso ver alguna de las dos películas
que este verano se presentaron en la megapantalla del Papalote Museo del
Niño se debió pagar 70 pesos por mayores de 12 años,
o en su defecto adquirir un paquete que incluya ambas opciones con un costo
de 110 pesos.
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