José Antonio Rojas Nieto

Reforma eléctrica y apagón

Recibí la noticia del tremendo apagón en el noreste de Estados Unidos cuando leía estos párrafos: "La red de transmisión es un monopolio natural. Importantes problemas se han derivado, con o sin reformas eléctricas, cuando varias empresas son propietarias de segmentos de una red de transmisión. Esto se debe a la dificultad para determinar los impactos de carácter económico que lo ocurrido en una parte de la red tiene sobre otra parte de la misma red. Asimismo, los operadores de los distintos propietarios deben coordinarse permanentemente; la operación se vuelve más compleja. En situaciones de emergencia, el operador toma acciones como efectuar cortes de carga controlados para evitar que una inestabilidad se propague y pueda resultar en una falla de mayor magnitud. Si la red es propiedad de varias empresas se presentan conflictos entre los objetivos comerciales y los objetivos de confiabilidad de la red. La expansión de la red es un problema que no se ha resuelto satisfactoriamente en los esquemas de organización que permiten a varias empresas efectuar inversiones en obras nuevas en la red de transmisión. Se presentan situaciones en las que un participante puede beneficiarse, a costa de perjudicar a otros propietarios y, más importante aún, a los usuarios." Estas líneas pertenecen al apartado sobre redes de transmisión y despacho de un brillante artículo escrito por José Luis Aburto: "La industria eléctrica, una encrucijada", publicado este mes en la revista Este País. Se trata de un ensayo que, sin duda, se convertirá en referente obligado para pensar la reforma eléctrica necesaria en México, a más de que proporciona un excelente contexto para reflexionar sobre ese tremendo apagón de nuestros vecinos que, una vez más, somete a severo cuestionamiento el proceso de desregulación de su industria eléctrica, por el abandono de su red, como fue anunciado por reguladores y expertos hace años.

Como se indica en el artículo, José Luis Aburto es director general de la consultora Petrelec y se ha desempeñado como subsecretario de Energía y subdirector de Programación de la CFE. Si se me permite señalarlo, es uno de los especialistas en la materia más serios y reconocidos de México. Y no sólo sus reflexiones sobre la red y el despacho eléctrico resultan oportunas, sino todo el ensayo, en el que luego de revisar el desarrollo histórico de la industria en el mundo y en México y presentar una caracterización sobre las tecnologías y los modelos de organización, regulación y financiamiento de la industria eléctrica, nos ofrece unas conclusiones que vale la pena considerar con detenimiento. 1) La industria eléctrica mundial se encuentra en una encrucijada de cambio tecnológico, regulatorio y estructural, y ha practicado varios experimentos de reorganización. 2) Bajo cualquier esquema de organización y cualquier régimen de propiedad, esta industria puede ser eficiente y moderna. En todos los casos se encuentran ejemplos exitosos y fracasos. 3) El éxito de su reorganización depende de varios factores clave: a) marco regulatorio congruente, sencillo, transparente y no discriminatorio; b) instituciones reguladoras y empresas competentes y eficaces; c) políticas financieras sanas, en especial con tarifas apegadas a costos. Para el caso de México, José Luis Aburto recomienda mantener las ventajas fundamentales que ya se tienen: a) red de transmisión unificada; b) regulación a nivel federal; c) capacidad gubernamental para enfrentar emergencias y variables clave del proceso; d) capacidad de respuesta de la CFE. Y respecto de la CFE, recomienda la adopción de medidas que le den salud y transparencia financiera: a) racionalización de subsidios; b) fondeo de la reserva laboral; c) establecimiento de compromisos de productividad; d) revaluación de activos; e) adecuación de la estructura de capital; f) incorporación al régimen del impuesto sobre la renta (ISR). Y para fortalecerla sugiere la creación de un consejo de administración profesional y competente, la formalización de la relación gobierno-empresas por medio de convenios de desempeño. Y, finalmente, su autonomía de gestión. Termina sugiriendo la definición de un marco jurídico congruente, claro y predecible que, preservando el control de la industria en manos del Estado, aliente la inversión pública y privada sin que a esta última se le sigan otorgando garantías por parte del gobierno.

La casual coincidencia de la publicación del ensayo de José Luis Aburto con el apagón en el vecino país no deja de ser afortunada. Lo es más si pensamos que el actual gobierno renueva sus ánimos para impulsar la reforma eléctrica, como lo indicó este viernes el secretario de Gobernación. Este ánimo, por cierto, debiera nutrirse de las explicaciones que los técnicos y especialistas del vecino país proporcionarán (Ƒpor qué no lo han hecho?) sobre este inusitado evento, que acontece precisamente en uno de los sistemas de mercado del que más se preciaban los estadunidenses, el del noreste del país.

Sí, no cabe duda de que la canícula no nos ha engañado. La intensidad de la problemática y del debate es propia de este caluroso tiempo. šLos hechos en Estados Unidos lo confirman!

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