México D.F. Sábado 16 de agosto de 2003
Listos, los trabajos en el conjunto prehispánico del Templo del Fuego Nuevo
Concluirán en 2006 las obras en el Cerro de la Estrella
ANGEL VARGAS
Recuperar al Cerro de la Estrella como punto de referencia de la cultura, la historia, la ecología y la diversidad social de la ciudad de México es el objetivo central de un proyecto de investigación, rescate y preservación que el Instituto Nacional de Antropología Nacional e Historia (INAH), en coordinación con la delegación Iztapalapa y el Gobierno del Distrito Federal, realizan en el lugar desde noviembre de 2002 y que planea concluir en 2006.
Ayer, con un recorrido efectuado por autoridades de esas instancias (entre ellas el secretario de Gobierno del DF, Alejandro Encinas, y Sergio Raúl Arroyo, director del INAH) se dio por terminada oficialmente la primera etapa de trabajos.
Estos consistieron en explorar, reconstruir y consolidar el conjunto arquitectónico prehispánico del Templo del Fuego Nuevo, así como en efectuar un reconocimiento de 190 hectáreas cuadradas del cerro, para detectar e identificar los diversos vestigios arqueológicos y elaborar el mapa arqueológico del área de estudio.
De acuerdo con el coordinador general del Proyecto de Investigación Antropológica Cerro de la Estrella (PIACE), Jesús Sánchez, resultaba ya inaplazable intervenir en el lugar ante el proceso de deterioro y destrucción del que éste ha sido víctima tanto por cuestiones naturales como por el crecimiento de la mancha urbana y la proliferación de asentamientos humanos irregulares.
A ello debe añadirse que durante la segunda mitad del siglo XX, la cúspide del cerro se utilizó de mina para obtener material para la construcción, debido a que está conformado de tezontle, basalto y tepetate, y eso provocó que la parte norte de la cima se socavara, con lo cual desapareció casi la mitad del conjunto arquitectónico del Templo del Fuego Nuevo.
Otro factor que puso en peligro al sitio ha sido la irrestricta presencia humana, ya que el Cerro de la Estrella es utilizado hasta la fecha como sitio de reunión y esparcimiento, así como lugar de entrenamiento atlético, por lo pronunciado de sus subidas.
Gracias a esta primera fase del PIACE, se puede saber hoy que el Cerro de la Estrella tiene asentamiento humano continuo que se extiende a más de 3 mil 500 años de antigüedad y que fue usado para fines ceremoniales y ritos por los coyotlatelcos, mazapas, toltecas, culhuas y mexicas.
El Templo del Fuego Nuevo, en tanto, consta de tres estructuras construidas una encima de la otra en diferentes épocas, la primera se remonta al año 800 después de Cristo.
En la explanada frontal de la edificación se realizaba la ceremonia que da lugar al conjunto arquitectónico, la del fuego nuevo, un ritual celebrado cada 52 años para que los dioses no permitieran que la vida terminara y dieran la posibilidad de extender la existencia del universo.
Como resultado de los trabajos arqueológicos -según el arqueólogo Raúl Arana, coordinador de los mismos-, también se localizaron en la zona del cerro monumentos teotihuacanos y toltecas, así como media centena de cuevas que muestran evidencias de uso u ocupación humana, más de 60 terrazas artificiales y una centena de petroglífos.
La siguiente etapa del proyecto, se adelanta en un comunicado del INAH, consiste en procesar toda la información obtenida y el análisis de los materiales arqueológicos recuperados, con lo cual se podrá emitir las primeras explicaciones sobre la manera en que nuestros antepasados prehispánicos utilizaron el cerro, la tecnología constructiva que usaron y la manera en como aprovecharon los recursos naturales.
De igual manera, se precisará el tipo de ceremonias que efectuaban y, principalmente, qué grupos culturales ocuparon sucesivamente el cerro.
"Además, con toda esta información se planificarán las siguientes temporadas de investigación, de manera que al final del proyecto todos los mexicanos conoceremos de manera muy detalla el proceso histórico del Cerro de la Estrella, de Iztapalapa y de sus relaciones con las poblaciones de la cuenca de México y de buena parte de Mesoamérica.''
El PIACE es calificado por Jesús Sánchez como un hito dentro del INAH, debido a que por vez primera en la historia de la dependencia se efectúa un trabajo integral multidisciplinario para rescatar y preservar una zona arqueológica, con la participación de especialistas en arqueología, antropología social, etnohistoria, arquitectura, biología y geología.
"Cada una de las disciplinas se encarga de investigar las problemáticas específicas que le competen y que de alguna manera están afectando no sólo la protección de los monumentos arqueológicos del cerro, sino el cerro mismo. Este proyecto entonces tiende a solucionar esos problemas.''
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