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México D.F. Sábado 16 de agosto de 2003
Los descubrimientos del 98 confirman que fue el primer edificio de la antigua ciudad
En octubre se exhibirán los recientes hallazgos en la Pirámide de la Luna
MONICA MATEOS-VEGA ENVIADA
Teotihuacan, Mex, 15 de agosto. Desde el 16 de octubre se podrá apreciar en el Museo Nacional de Antropología una vasta exposición acerca de los trabajos de investigación que se realizaron bajo la Pirámide de la Luna, en Teotihuacán, entre 1998 y 2003, los cuales aportaron la información más valiosa que se posee de esa estructura, desde que fue objeto de investigaciones formales por primera vez en los años 30, informó a La Jornada el arqueólogo Rubén Cabrera, coordinador del proyecto.
Bajo la estructura que se ve a simple vista se hallaron vestigios de seis edificios, construidos uno sobre otro en épocas diferentes, lo que confirmó que la Pirámide de la Luna es más antigua que la del Sol, e incluso que se trata del primer edificio que se erigió en esa ciudad mesoamericana, alrededor de los años 30 y 50 de nuestra era.
Pero lo más destacado es, sin duda, el descubrimiento de tres de ofrendas (información que dio a conocer La Jornada cuando ocurrió el primer hallazgo, en notas publicadas el 20 de octubre y el 8 de noviembre de 1988). La ofrenda número uno contiene restos óseos de un hombre de unos 45 años que, por la forma en la que se encontró el esqueleto, se presume que fue enterrado vivo, con las manos atadas por la espalda, en compañía de "animales sagrados", como pumas o jaguares, águilas, búhos, halcones, serpientes, lobos o coyotes, también sepultados vivos y enjaulados.
Allí se encontraron varias ''vasijas Tláloc" -llamadas así por estar decoradas con los símbolos del dios de la lluvia-, además de dos esculturas antropomorfas de jade, con orejeras de concha, colocadas sobre un disco de obsidiana que, en apariencia, representa al Sol, con todo y sus rayos o truenos.
La segunda ofrenda, de rasgos similares a la anterior, contiene, entre otros objetos, los restos de cuatro personas, tres de ellos extendidos y uno flexionado, también, al parecer, murieron con las manos atadas por la espalda, y fueron ricamente ataviados con collares, orejeras y caracoles traídos del mar Caribe y del Pacífico.
En la tercera ofrenda se hallaron, entre otras cosas, 17 cráneos y una vértebra cervical, por lo que se supone que los sacrificados fueron decapitados. Debido a los peligros que representó la excavación en torno a esta fosa, no se continuaron los trabajos alrededor del lugar donde se encontraron las osamentas.
Además de la valiosa información acerca de la cultura teotihuacana, el arqueólogo Rubén Cabrera denunció que se encontraron una vigas de metal en el núcleo central del primero de los siete edificios que dan cuerpo a la pirámide, lo cual es una prueba de que hubo saqueo, probablemente antes de los años 60, cuando el arqueólogo Ponciano Salazar "liberó" la totalidad de la estructura que se encontraba cubierta por tierra y maleza: "no sabemos quién llegó antes que nosotros", puntualizó Cabrera, quien trabajó en el Proyecto Pirámide de la Luna en colaboración con el japonés Saburo Sugiyama.
El investigador agregó que no son las únicas ofrendas que pueden existir bajo esta pirámide, "pero nosotros ya no continuaremos excavando. Llevaría mucho tiempo y mucho dinero sondear todo el basamento, como se hizo con la pirámide de Cholula. Con la información que obtuvimos para nosotros es suficiente. Claro, pueden venir otros proyectos de investigación, Pero nosotros ya cumplimos".
Los trabajos de investigación tuvieron un costo de más de un millón de pesos, según informó en 1998 el Instituto Nacional de Antropología e Historia, una de las instancias que aportaron recursos, en colaboración con la Universidad de Arizona y el gobierno de Japón. Si bien se ha dejado de hurgar en el subsuelo de la Pirámide de la Luna, las investigaciones acerca de la ciudad prehispánica de Teotihuacán continúan en los alrededores, al aire libre, en vestigios que, "lamentablemente están muy deteriorados", continuó el arqueólogo, quien ofreció una conferencia sobre este tema el jueves por la tarde en el Centro de Estudios Teotihuacanos.
El próximo jueves, Sugiyama será el conferencista que detallará las características de las exploraciones realizadas en la subestructura cinco de la pirámide, así como del entierro asociado con ella (la tercera ofrenda), de la cual se desprende información acerca de una de las grandes incógnitas de la zona: sus gobernantes.
Un par de conferencias más, que se efectuarán el 28 de agosto y el 4 de septiembre, a cargo de Julie Gazzola y Linda Manzanilla, respectivamente, cerrarán el ciclo que incluye una visita a las excavaciones (cuya fecha aún no se precisa), a la cual podrán asistir, gratuitamente, las personas que acudan a las conferencias, que se inician a las 17:30 horas.
Todos los túneles que se abrieron bajo la pirámide fueron rellenados nuevamente para evitar un colapso del edificio, excepto el primero, que mide unos 27 metros y se abrió del oeste hacia el centro de la estructura, aproximadamente a dos o tres metros de profundidad desde el nivel del piso. Aquí se encontró la primera ofrenda, la cual se reconstruirá para que este pasaje sea visitado por el público en general, luego de que se refuerce para evitar derrumbes.
El Centro de Estudios Teotihuacanos se ubica en el circuito empedrado, frente a la puerta cinco de la zona arqueológica.
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