Arturo Balderas

El papel decisivo de los migrantes en California

California se ha convertido en un rompecabezas, por no decir un caos político, y en su solución los residentes de origen mexicano pueden ser la clave.

Independientemente de lo descabellado que significa organizar un referéndum para destituir a un gobernador a dos años de finalizar su mandato, después de seis años en ese puesto, el hecho es que el próximo 7 de octubre los votantes del estado decidirán si toca a Gray Davis la poca honrosa distinción de ser el primer gobernador depuesto.

En este hecho sin precedente tocará a los votantes de origen latino -cuya mayoría es mexicana- jugar un papel decisivo. Se estima que esa comunidad representa entre 10 y 15 por ciento del total de los votantes en California. Aproximadamente 400 mil de ellos dieron a Davis el margen necesario en su relección hace dos años para superar al republicano Bill Simon, su rival más cercano.

La relación entre las minorías latinas y Davis no ha sido precisamente una luna de miel. De entre sus desencuentros destaca el veto que impuso a la propuesta para que los migrantes indocumentados pudieran sacar su licencia para manejar. El sindicato de trabajadores del campo, en su mayoría de origen mexicano, tuvo que dar una larga lucha para que el gobernador accediera a firmar una ley que los protege en demandas laborales. Ahora, gracias a la urgencia del gobernador por hacerse de votos, parece estar dispuesto a ceder y firmar la ley para otorgar licencias de manejo a los indocumentados. En esta cambiante actitud hacia la comunidad de origen latino, sin lugar a duda la influencia del vicegobernador Cruz Bustamante, cuya familia es originaria de México, ha sido determinante a favor de ellos.

Ahora bien, para armar este rompecabezas es necesario acomodar algunas de sus partes que parecen no ajustar, por lo que el panorama se le complica aún más a Davis.

Si bien su partido le ha expresado solidaridad y apoyo, algunos distinguidos demócratas en el estado han insinuado la conveniencia estratégica de que algún otro miembro de esa organización se postule como candidato en caso de que Davis sea derrotado en el referéndum. Destaca, entre los nombres de posibles candidatos por ese partido, el de la poderosa senadora Diane Feinstein y del propio vicegobernador Bustamante, quienes han reiterado que esa estrategia pudiera resultar contraproducente y dividir la votación entre uno o más candidatos demócratas. Cabe recordar que en la misma boleta para considerar la destitución del gobernador aparecerán los posibles candidatos para suplirlo, de ser el caso.

Por su parte, en el campo republicano la cuestión dista mucho aún de estar resuelta. Hay por lo menos cuatro renombrados personajes que han expresado su interés por aparecer en la boleta de votación el 7 de octubre: Darrel Issa, diputado por un distrito de San Diego, quien fue el promotor y patrocinó con más de un millón de dólares la propuesta para el referéndum; Bill Simon, quien fue derrotado por Davis hace dos años; el actor Arnold Schwarzenegger, y Richard Riordan.

Los dos primeros, considerados ultraconservadores, no representarían un gran problema a Davis, en un estado considerado mayormente como liberal. En el caso de Schwarzenegger, no obstante ser considerado un "liberal de derecha", hay dudas sobre el apoyo que pudiera recibir del electorado latino. Hace unos días fue entrevistado en la televisión mexicana y tuvo serios problemas para explicar el porqué en el pasado se refirió a los indocumentados en forma despectiva. Muchos de ellos no olvidan aún ese gesto del popular actor. Por último, Richard Riordan, ex alcalde de la ciudad de Los Angeles, considerado el más serio oponente de Davis, es el más liberal de los cuatro y con seguridad obtendría el número más alto de votos entre la población de origen latino. Riordan encontró la fórmula para apoyar alguna de sus demandas sin enemistarse con los sectores más conservadores, cuando fue alcalde de la ciudad estadunidense en donde radica la mayor población de origen mexicano.

En todo este complicado panorama el voto latino, particularmente el de origen mexicano, no es ni con mucho uniforme. Diversos estudios han encontrado que entre 60 y 65 por ciento de ellos favorecen las propuestas del Partido Demócrata, particularmente las relativas a economía y temas migratorios. Sin embargo, tienen recelo sobre su posición con respecto a la despenalización del aborto y su cercanía con la comunidad gay. Principalmente los de mayor edad son más conservadores y por tanto más cercanos a la agenda republicana en estos temas.

En todo caso, lo importante es que los latinos ya son imprescindibles en el panorama político y están cada vez más conscientes de que la única forma de que se respeten sus derechos es mediante la presión política. Esto será aún más efectivo cuando se decidan a ejercer ese peso político también en las urnas.