México D.F. Sábado 16 de agosto de 2003
Gustavo Leal F.*
¿El relevo portaría "cambio"?
En los rumores sobre la destitución del titular
de la Secretaría de Salud (Ssa), Julio Frenk, se resumen dos enseñanzas:
el eclipse del gerencialismo sanitario y la posibilidad de acabar con un
cínico estilo gestor que, transformando a los médicos, enfermeras
y profesionales afines en "prestadores", soñó "trabajar"
en el sector salud sin atender pacientes.
La eventualidad del relevo abriría la oportunidad
de poner fin a ese gerencialismo. Enterraría un discurso sobre el
"desempeño" que sobrevivió desvinculado de su estricta competencia
sectorial con la cura y diseñó "políticas" de salud
desprovistas de evidencia, alejadas de los requerimientos nacionales.
Los rumores documentan el previsible ocaso de un ciclo
de 21 largos años que se iniciaron con el "cambio estructural" de
Guillermo Soberón, los esquemas de vacunación de Jesús
Kumate, la "federalización" de Juan Ramón de la Fuente y
el "Seguro Popular" de Vicente Fox. El principal rasgo de esos penosos
años es la sumisa adopción de políticas "sociales"
priístas frente a la continuidad de una estrategia económica
que desde Carlos Salinas de Gortari se ha mantenido incólumne.
Los más recientes episodios previos a los rumores
sobre la caída de Frenk describen la triste historia en que ha sobrevivido
el sector salud desde que comenzaron esas "reformas modernizadoras". Además
de los abatidos niveles salariales, desabasto crónico, falta de
equipo e incapacidad regulatoria de la Ssa, hay que agregar las muertes
en Comitán, Querétaro, Zacatecas y Campeche, mientras Frenk
gastaba sólidamente en su inútil empeño para presidir
la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Imagen Médica,
21de julio).
Apenas en julio y agosto, la opinión pública
y Fox presenciaron las protestas de las enfermeras del Instituto Nacional
de Pediatría, la inconformidad generalizada de médicos de
los institutos nacionales de salud, el triunfante movimiento de los residentes
del Hospital Juárez, así como la -deliberadamente ocultada
por la Ssa- propagación del sarampión por descuidos en un
programa "estrella" del soberonismo-frenkista: el de vacunación.
En este clima de franca incredulidad, molestia, desencanto
y fatigas, a nadie sorprendió la denuncia que, desde The Lancet,
muestra a un Frenk que alteró a su entera conveniencia los datos
del Informe sobre la Salud en el Mundo 2000 de la OMS, ni tampoco
el catastrófico saldo electoral del pasado 6 de julio que pesa sobre
Fox, su gabinetazo y el Partido Acción Nacional por su incompetencia
para materializar el "cambio" que ofreció como prenda al "sacar
al PRI de Los Pinos".
Prueba irrecusable de esa profunda incompetencia es el
Seguro Popular Rural, que presume "garantizar" -en sólo ocho entidades
del padrón Procampo- meros paquetes básicos preventivos a
campesinos mayores de 65 años, con menos de cinco hectáreas
y que cuenten con una unidad de salud cercana al Centro de Atención
para el Desarrollo Rural.
Pero las acciones "urgentes", que estableció la
Conferencia Nacional de Gobernadores en San Luis Potosí, ya contemplan
que "el gobierno federal absorba las repercusiones financieras de la nueva
Ley General de Salud". Ello constituye la memoria de mortaja de ese engendro
que ni es seguro ni es popular.
A los despropósitos de Frenk hay todavía
que agregar el Plan Maestro de Infraestructura en Salud que anunció
Fox en mayo. Con él se pretende implantar cinco megahospitales durante
el resto del sexenio, vía fórmulas de inversión público-privadas:
"un gobierno creativo tiene que encontrar nuevas fórmulas de dar
la vuelta a ese muro que nos han puesto enfrente", advirtió Fox,
aludiendo, tal vez, al Congreso de la Unión. El primero de ellos
ya se edifica en Mérida. El segundo, ¡qué casualidad!,
será levantado en León, Guanajuato. El endeudamiento público
es la norma para brincar ese "muro" que, según Fox, le pusieron.
Claro que aún falta evaluar cómo operará el "cerebro
estratégico", diseñado desde la Ssa, para la operación
de los nosocomios, especialmente por lo que toca al espinoso asunto de
las contrataciones. Y es que, según las promesas de Fox, se trata
de hospitales de "atención universal": darán cabida a derechohabientes
de la seguridad social, población abierta y asegurados del Seguro
Popular. ¡Todos ellos, en un mismo recinto!
El plan contempla la construcción "con inversión
privada" de 55 unidades de especialidades médicas, conexas a los
megahospitales, que serán completamente "operadas por la propia
iniciativa privada". ¡Todos a pagar por el servicio!
Y por si no fuera suficiente, las inminentes adiciones
al artículo 167 del Reglamento de Insumos para la Salud establecerán
la no comercialización de medicamentos que carezcan de "patente
o licencia del Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual". ¡Larga
vida a las trasnacionales farmacéuticas!
¿Quién pagará todos los platos rotos
de la negra noche del soberonismo-panista? ¿El relevo de Frenk podría
inaugurar otra política de salud ajustada al mandato de cambio que
recibió Fox?
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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